4 tips para minimizar el riesgo de errores al momento de aplicar fitosanitarios

La Asociación Argentina de Profesionales en Siembra Directa (Aapresid) difundió una serie de recomendaciones para poner a punto los equipos pulverizadores de fitosanitarios, con el fin de minimizar el riesgo de errores a la hora de su posterior aplicación.

El artículo, elaborado por una representante técnica de la firma Pla, brinda “tips” para cuatro aspectos clave: lavado del tanque, estado del equipo, caracterización de las pastillas y aplicaciones.

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Lavado del tanque
Lavar el tanque luego de cada uso es fundamental para realizar una correcta aplicación de los activos a emplear. Existen productos industriales que generan un medio que descontaminan, desincrustan, desactivan el principio activo y eliminan impurezas que puedan haber quedado en el tanque y cañerías. Para este proceso, usar indumentaria adecuada (guantes, mameluco, mascara con filtro de carbono activado, para vapores orgánicos, y lentes de protección contra salpicaduras) Este procedimiento debe realizarse a diario.

El lavado debe hacerse con agua a presión, llenando al menos un cuarto del tanque con agua limpia y el producto de limpieza elegido mediante los lavatanques, encender agitadores y hacer recircular esta agua durante unos minutos. Quitar todos los filtros y lavarlos uno a uno, volver a colocarlos y encender la pulverización hasta vaciar el tanque y repetir tres veces. Es importante que este líquido se arroje dentro de un lote y no en la calle o cunetas.

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Estado del equipo
Controlar visualmente el funcionamiento de boquillas, que todas proyecten el caldo de aplicación en forma similar; y verificar que no haya perdidas en el sistema. Asimismo, se debe controlar el estado de desgaste de las boquillas. Esta operación puede realizarse fuera de la máquina en un banco de prueba destinado a tal fin, o sobre la máquina mediante la utilización de jarra graduada o caudalímetro electrónico.

Otra forma es poner en funcionamiento la barra del pulverizador a presión y RPM del motor establecidos, recolectando el agua asperjada por pico en un tiempo determinado (por ejemplo: 30 segundos). Con tal objeto puede usarse jarra graduada o caudalímetro electrónico. Los picos cuyo caudal no estén dentro del rango de variabilidad permitido deben ser revisados y cambiados de ser necesario.

Por medio del caudal individual (lt/min) de cada uno de los picos del botalón se determina la uniformidad de pulverización del equipo en su ancho de trabajo. Para la limpieza de pastillas se recomienda no soplar ni utilizar elementos punzantes para su limpieza. Usar cepillos adecuados y guantes en dicha operación.

Aprovechando el valor tomado en el jarreo, sumar el caudal recolectado en todos los picos y verificar que el caudal que muestra la computadora por minuto coincida. Si no pasa esto, deberá corregir los pulsos en el caudalímetro hasta alcanzar esta coincidencia. Esto es: nuevos pulsos para el caudalímetro = pulsos actuales que indica la computadora * litros/min medidos con jarra (suma de todos los picos) / litros por minuto indicados por la computadora.

Por otro lado, deberá asegurarse de que la presión sea la misma en todos los picos del botalón y esto deberá controlarse mediante un manómetro y asegurarse de que esta presión sea la misma que indica la computadora de la máquina. Probar también que el caudal de la bomba alcance las dosis máximas en litros por minuto indicadas por su catálogo para evitar problemas durante aplicaciones de altos caudales o donde las variaciones de velocidad exijan mayores prestaciones de la bomba.

Por último, verificar la presión de los neumáticos, funcionamiento de frenos, niveles y presión de aceite, asegurarse de tener hechos todos los servicios de mantenimiento mecánico (motor, fluidos y revisiones mecánicas). Si el equipo cuenta con sensor de velocidad (no GPS) verifique que el mismo este correctamente calibrado. Para eso, marcar cincuenta metros en un lote y marcjar a una velocidad definida tomando el tiempo que esto lleva, luego: Km/hs = Distancia en mt * 3,6 / tiempo en segundos.

Si no coincide el valor, corregir los pulsos en la computadora para que este valor coincida.

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Caracterización de las pastillas
El caudal erogado por el equipo es el volumen que entrega una pastilla por unidad de tiempo. Esto lo define el tamaño del orificio de la misma y la presión usada. Las pastillas de abanico plano se caracterizan con colores, y estos definen el caudal erogado por las pastillas en galones por minuto medido a 40 psi o 2,8 bares. Cualquiera sea el modelo o marca, el caudal será el mismo si el color de la pastilla y la presión empleada son los mismos.

Por ejemplo, una pastilla 04 (rojo) genera 0,4 galones o 1,54 lt/min a 3,785 bares de presión, ya sea en un abanico plano común, un abanico de baja deriva, un doble abanico, un abanico con inducción de aire, etc; y una 02 (amarillo) erogará 0,2 galones o 0,750 lt/min a 3,785 bares de presión sea cual fuera el modelo que se utilice. Para el caso de los conos huecos o llenos, este patrón de colores no se mantiene en todos los casos. Para los conos es necesario verificar en las respectivas tablas.

Según el trabajo que se vaya a realizar (barbecho, fungicida, fertilización, insecticidas) se debe definir en primer lugar el tipo o modelo de pastilla. Para ello se debe evaluar el tipo de producto a usar, el modo de acción del producto elegido (sistémico o de contacto), la cobertura (%), la estructura del cultivo, la ubicación del blanco (estado del cultivo en el que se encuentra y ubicación de la adversidad a controlar) y el ambiente (temperatura, humedad y viento).

Evaluar la uniformidad de la aspersión del botalón (este paso se hace una vez elegidas y colocadas las pastillas a usar). La calidad de una aplicación puede medirse mediante el uso de tarjetas hidrosensibles.

La pastilla que se utilice influirá en la correcta cobertura del blanco. La cobertura o número de gotas por centímetro cuadrado necesaria para lograr una buena calidad de aplicación es diferente según el cultivo a tratar, la plaga o adversidad a controlar y por ende la ubicación del blanco, y el producto a usar (contacto o sistémico).

La cobertura puede ser controlada con: la pastilla elegida, presión de trabajo, altura del botalón, velocidad de avance, volumen de aplicación, el tamaño de la gota y por los factores ambientales como la temperatura, humedad, radiación y viento.

La FAO toma ciertos valores como referencia a partir de estudios y ensayos realizados para calificar la calidad de una aplicación según el tipo de plaguicida del que se trate, así:

– 20-30 gotas/cm2 describen una aplicación de calidad para productos como insecticidas que actúan en fase gaseosa y herbicidas preemergentes.

– 30-40 gotas/cm2 para herbicidas postemergentes y herbicidas de contacto.

– 50-70 gotas/cm2 para fungicidas.

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Aplicación
Una vez calibrada la máquina, se está en condiciones de comenzar con la aplicación para lo cual será necesario:

a) Usar indumentaria adecuada y llevar a cabo todos los recaudos de seguridad e higiene (ver seguridad e higiene).

b) Proceder al llenado del tanque con agua hasta las tres cuartas partes. Poner en marcha el agitador, y completar la carga del tanque con los activos y resto del caldo para el tratamiento. Es sumamente importante el orden de llenado para evitar decantaciones o cualquier proceso físico o químico que pudiera producirse con una mala mezcla de los plaguicidas.

c) Orden de llenado de los productos según formulación: secuestrantes de cationes o correctores de pH (si es que son necesarios y tener la precaución de esperar 15 minutos al menos para que estos hagan su trabajo antes de continuar con el llenado). Luego se colocan los activos comenzando desde los más insolubles a los más solubles (Gránulos dispersables; Polvo mojables; Suspensiones concentradas; Emulsiones; Líquidos solubles; Concentrados emulsionables; y por último los coadyuvantes). Completar con agua hasta capacidad requerida.