CASAFE: ¿Por qué certificar Buenas Prácticas Agrícolas para la aplicación de agroquímicos?

Hace aproximadamente un año, se terminó de aprobar y se publicó la norma IRAM 14130, completa y con todas sus partes. Esto marcó un momento significativo en materia de regulación de las labores en el campo.

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Esta serie de normas lleva el nombre de “Buenas prácticas para labores agrícolas”, y consta de 5 partes: Requisitos generales (14130-1); Aplicación terrestre (14130-2); Aplicación aérea (14130-3); Siembra (14130-4); y Cosecha (14130-5).

Pero, ¿por qué es importante esta norma? El documento establece una serie de requisitos que posibilitan al propietario de una máquina agrícola volver eficiente su actividad. Y no solo eso, sino que, al mismo tiempo, aportan al productor herramientas de gestión para trabajar con proveedores calificados y confiables en materia de labores agrícolas, como aplicaciones terrestres o aéreas que cuidan el ambiente y brindan seguridad a la sociedad y a los operarios.

Esta norma es el resultado del consenso entre distintos sectores públicos y privados que trabajan en la promoción de las buenas prácticas agrícolas, con el objetivo común de garantizar una producción de alimentos confiable, que cuide la salud de todos los seres humanos y la preservación del ambiente.

La norma establece definiciones sobre términos centrales como las buenas prácticas agrícolas, que se entiende por evaluación de riesgo, ambiente, equipo de protección personal, residuo, calibración de equipos, caldo de aplicación, eficacia, eficiencia, entre otros. Entre sus requisitos generales hace especial hincapié en las capacitaciones continuas del personal operario, la gestión de la empresa que lleva adelante la operación con maquinaria agrícola y las condiciones de higiene y seguridad.

En la segunda parte llamada “Aplicaciones terrestres”, se indican las pautas técnicas para que los equipos de aplicación terrestre tengan todas sus partes en óptimo estado de funcionamiento para lograr aplicaciones en forma responsable. Lo mismo se establece en la parte 3, “Aplicación aérea”, donde también están contemplados todos los elementos de seguridad de la maquinaria, de los operarios, de los residuos que generan y la relación de estas prácticas con el ambiente y las personas.

Luego, en la parte 4, se tienen en cuenta todas las prácticas agrícolas que resultan en una siembra de calidad cubriendo, entre otros factores, la afectación al ambiente producto de la generación de polvillo.

Finalmente, en la parte “Cosecha” se cubren todas las cuestiones de seguridad para los operarios y contra incendios, evitando así pérdidas económicas considerables para el productor y afectaciones al ambiente.

La implementación de la norma IRAM 14130 es la forma que el productor tiene para mostrarle a la sociedad y a las autoridades que no sólo tiene todo en condiciones para hacer las cosas bien, sino que lo está haciendo. Es una forma de comunicar y mostrarse como un usuario responsable de productos fitosanitarios.

También, la norma es una herramienta que tienen las autoridades para asegurar que se hagan las cosas de manera apropiada y que no habrá inconvenientes en el uso de agroquímicos, brindando seguridad a la sociedad y confiando en el productor.

Si bien no es de carácter obligatorio y certificar requiere de una gran inversión de tiempo, también significa un aval de calidad para las organizaciones que la obtengan, de cara al cumplimiento de un objetivo común: Producir alimentos inocuos y de calidad.

¡Pero tenemos buenas noticias! Una gran cantidad de empresas ya están implementando, o están en proceso de implementar, las buenas prácticas en labores agrícolas, y éste es el paso previo a una certificación. Esto nos deja muy tranquilos, ya que en poco tiempo habría una oferta de organizaciones que podrán realizar sus tareas bajo el paraguas de la norma IRAM 14130.

 Fuente: CASAFE