Como manejar plagas en Garbanzo, por Roberto Peralta, de Monitoreo Halcón.

Hay que marcar una diferencia fundamental, el cultivo de garbanzo requiere cualidades de producción muy diferentes al cultivo de soja. Este señalamiento es necesario marcarlo, ya que las tecnologías de manejo y control que utilizamos provienen principalmente de este último.El cultivo de garbanzo es un producto de consumo directo y las exigencias en el mercado son diferentes. Por ejemplo el aspecto de grano debe ser muy considerado, las exigencias por manchado, partido, etc., son mayores.

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También las exigencias en cuanto a residuo de insecticidas son superiores, y diferentes según el mercado al cual van destinados. En este aspecto es donde más hay que trabajar, el garbanzo posee muy pocos productos fitosanitarios registrados en la Argentina.

La tendencia en los últimos años es usar insecticidas persistentes en el cultivo de soja. Estos insecticidas son los que en su mayoría están disponibles y el productor tiende a utilizar en garbanzo. Esta situación es muy riesgosa si son utilizados sin asesoramiento, por poder usar productos con gran  probabilidad de dejar residuos en grano por encima de los máximos tolerados.

Plagas con daño indirecto.

Estas plagas generalmente no son advertidas por no demostrar un daño directo al momento de ser observadas. Como referente de esta problemática está el caracol. Al momento de la siembra es común observarlo, pero sin afectar la implantación o el posterior crecimiento del cultivo (mencionado en la nota previa).

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El daño que provoca es al momento de la cosecha por su hábito de subir al cultivo y quedar allí, manchando el grano y dejarlo con olor desagradable en la trilla. Este daño se puede considerar como uno de los más graves en el cultivo, ya que toda la mercadería no sirve y es rechazada en la comercialización.

Generalmente se busca solución al momento de observarse el problema (la cosecha), pero en esa instancia prácticamente nada se puede hacer. No hay producto químico que logre control eficaz de caracol sobre la planta, más aún si este no tiene actividad, está quieto adherido a los tallos y vainas.

El manejo debe hacerse previo a la siembra y durante el período vegetativo antes del cierre de surco, con revisión de lotes y cuantificación de individuos. A pesar de no haber umbral, el conteo siempre es necesario, tanto para decidir en la elección del lote como el seguimiento posterior de la población.

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Hasta el momento el mejor control de caracol, es mediante cebos con metaldehído como ingrediente activo, siempre y cuando esta plaga esté activa e ingieran los cebos. En el mercado hay varias marcas de cebos, pero es imprescindible asesorarse sobre el uso de los mismos, como distribuirlos, cuanto duran en suelo sin degradarse, etc.

El límite de cierre de surco, se debe a la oportunidad de control. Luego es posible realizarlo, pero la mayor actividad de los caracoles es en el suelo y muchos cebos no llegaran, quedado en la canopia del cultivo.

Otra plaga cuyo daño indirecto tuvo importancia en la campaña pasada, fue chinche de los cuernos [Dichelops furcatus (F.)]. Esta plaga tampoco causa daño al momento de la siembra ni en el crecimiento, y tampoco se ha observado granos afectados por picaduras. Solo esta refugiada durante el invierno bajo las plantas o el rastrojo.

Pero el perjuicio que causa es otorgar olor desagradable al garbanzo al momento de la cosecha. Esto se debe por el sistema de corte de la cosechadora, que recolecta las chinches ubicadas cerca del suelo junto con las plantas.

Si bien hay insecticidas que pueden controlarla al momento de la trilla, ninguno de estos tiene un período de carencia tan breve para su aplicación. Por estas razones, la estrategia de manejo debe apuntar a un seguimiento desde la elección del lote hasta previo cierre de surcos.

Luego del cierre los controles se dificultan en gran medida, y si son muy cerca de la cosecha, los riesgos de tener residuo en grano son mayores.

Autor: Ing Roberto Peralta