Control de malezas difíciles: la clave está en el otoño y la anticipación

Un especialista destaca la importancia de los tratamientos en ese período y brinda recomendaciones de manejo para la gruesa.

La campaña de verano está comenzando y el problema de las malezas difíciles tiene a mal traer a muchos productores argentinos

De acuerdo al Ing. Agr. Juan Caporicci, gerente de herbicidas de FMC Argentina, “quien no hizo nada en el otoño, hoy se encuentra con un problema de malezas envejecidas y rustificadas de muy difícil control con los tratamientos tradicionales”.

El especialista indicó que “en este ciclo, por la falta de piso que provocaron las lluvias otoñales, son muchos los lotes que se encuentran en esta condición, y para enfrentar el problema hay pocas herramientas, casi todas las alternativas de rescate que suben dosis tienen eficacia errática”, dijo.

Para Caporicci, lo mejor es planificar la secuencia de tratamientos en el año y el punto de partida es el arranque de los barbechos en otoño. “Quien pudo hacer los tratamientos residuales en ese período hoy encuentra un escenario de malezas recién emergidas, pequeñas. Aquí, conviene identificarlas y tomar las decisiones en base a la más complicada o a aquella resistente ya presente en el lote”, indicó.

Una de las alternativas que recomienda el ingeniero es sumar al tratamiento tradicional de glifosato y 2,4D un producto quemante o de contacto como carfentrazone, que, según Caporicci, asegura el control de yuyo colorado, rama negra, commelina, y la mayoría de las que normalmente sobrepasan o rebrotan con un tratamiento tradicional.

“La incorporación de cultivos de cobertura en el período invernal es una opción muy buena que requiere del ajuste zona por zona. Como estos cultivos no sólo reciclan carbono sino también compiten por agua y nutrientes con las malezas, evitan su proliferación. Así, con cultivos de cobertura bien logrados se reduce la expresión de la población de malezas brindando un escenario propicio para encarar la campaña de cultivos estivales”, explicó el especialista.

También llamó a pensar en el banco de semillas existentes en cada lote, para planificar los distintos tratamientos. “Es muy común encontrar al menos un biotipo resistente en los lotes, para todos los casos de resistencia debemos pensar en el herbicida pre-emergente a usar, pero sí o sí conviene aplicar uno residual”, afirmó.

Tal como contó Caporicci, una de las amenazas actuales es el Amaranthus spp. (yuyo colorado) resistente a glifosato y a los inhibidores de ALS. “Germina normalmente a inicios de octubre, y puede continuar hasta fines de marzo, por lo que es imposible pensar un manejo sin un herbicida residual en pre-siembra. Los mejores tratamientos son los que incluyen sulfentrazone (inhibidor de la encima PPO) por ser de los más residuales para el control del banco de semilla para esta maleza. Siempre es recomendable combinarlos con otros modos de acción también eficaces para Amaranthus como s-metolaclor o metribuzin que equilibran los controles y retrasan la posible aparición de resistencia a estos modos de acción”, recomendó.

Para combatir a las gramíneas resistentes como Eleusine indica y Echinocloa colona, que ya se declararon resistentes a glifosato también indicó el uso de herbicidas residuales como clomazone y metolaclor, mientras que instó a guardar los herbicidas post-emergentes como Dim o Fop para controlar algún posible escape. “De esta manera reducimos el uso y por ende la presión de selección de los herbicidas post emergentes que ya tienen antecedentes de resistencias”, aclaró.