Etanol, una oportunidad para Córdoba

En la provincia están tres de las cinco plantas de producción de bioetanol a base de maíz del país. Referentes del sector explican cuáles son las oportunidades y trabas que atraviesa la actividad. La visión de la Provincia, que impulsa la creación de un cluster.

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Las energías renovables son, para muchos especialistas, una de las claves para hacer sustentable el desarrollo global. Por ello, hoy en día también son vistas como un gran negocio. Dentro de ellas se incluye el bioetanol, el “combustible del futuro” según numerosos especialistas, y en el que Argentina ya es un referente a nivel mundial.

La importancia que el mundo le asigna al país quedó en evidencia en el informe anual del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda) de este año, que incluyó un capítulo específico al respecto, según cuentan Julio Calzada y Carina Frattini, economistas de la Bolsa de Comercio de Rosario y autores de un artículo denominado “La visión del Usda sobre el etanol en Argentina”.

Dicha visión es absolutamente favorable: el Usda estima que la producción de etanol en el país llegará a 800 millones de litros este año y 900 millones en 2016, contabilizando tanto el producido sobre la base de maíz como el que usa como materia prima la caña de azúcar, lo que supone un fuerte salto desde los 670 millones de litros de 2014 y casi duplicando los 475 millones obtenidos en 2013.

En ese marco, Córdoba juega un rol preponderante. Según el último Informe de Biocombustibles del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en el primer semestre se produjeron 359 millones de litros de bioetanol, de los cuales 232 millones (65 por ciento) se extrajeron de maíz.

El dato es que en la provincia están tres de las cinco etanoleras de maíz que hay en el país: Pro-Maíz (alianza AGD-Bunge, en Alejandro Roca, con una capacidad teórica de producción de 135 millones de litros anuales); ACA-Bio (Villa María), que puede producir 125 millones de litros; y Bio 4 (Río Cuarto), con una capacidad de 82 millones de litros. A ellas se suman Diaser (Villa Mercedes, San Luis) y Vicentín (Avellaneda, Santa Fe). Entre las cinco, tienen la capacidad de procesar unos 515 millones de litros anuales, según consignó el director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, Claudio Molina. Es decir que en Córdoba se produce casi el 70 por ciento del bioetanol a base de maíz y el 40 por ciento de todo el etanol argentino.

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Oportunidades

La primera oportunidad para la provincia se observa con sólo mirar las estadísticas del Indec: mientras la producción de etanol a base de caña de azúcar creció 8,7 por ciento en lo que va del año, el derivado de maíz lo hizo un 25,9 por ciento. Y, más allá de las inversiones que algunas firmas están ejecutando, aún tienen margen para seguir creciendo.

Manuel Ron, presidente de Bio 4, asegura que la industria está trabajando al 80 por ciento de su capacidad instalada y que el único factor que necesita para operar a pleno es un aumento del cupo de corte de etanol en las naftas. Cabe recordar que el 100 por ciento de lo que producen las plantas es comprado por las petroleras, para incorporar a las naftas, que deben incluir un 10 por ciento de etanol en su fórmula. La expectativa de la industria, en lo inmediato, es que el Gobierno eleve esa proporción al 12 por ciento y, a mediano plazo, al 15 por ciento. La apuesta de máxima: el 27 por ciento que tiene Brasil.

Según Patrick Adam, director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz (Biomaíz), “con sólo eso, las perspectivas son muy buenas. Las plantas podrían duplicar su producción hacia 2020”. Adam menciona que dos puntos más de corte significan una demanda “extra” de 165 millones de litros, de los cuales unos 100 millones serían derivados de maíz. Es decir, el equivalente a una de las plantas que ya funcionan en Córdoba.

Más materia prima

Para el Usda, más allá de la capacidad instalada disponible, otro factor que favorece más al maíz que a la caña de azúcar es la disponibilidad de materia prima. Es que Argentina produce anualmente unos 25 millones de toneladas de maíz, de las cuales sólo consume internamente entre 10 y 15 millones. El resto es saldo exportable, mientras que la necesidad de granos para abastecer a las etanoleras es de apenas 1,5 millones de toneladas. “Aun con una caída del área sembrada, seguirá habiendo maíz para abastecernos”, sostiene Ron, y Adam completa: “La superficie de caña no tiene mucho margen para el crecimiento y el costo de ampliarla es elevado, por el costo del riego”.

fuente: La voz.com