Legumbres: El cultivo de arveja

La arveja es una leguminosa de la familia de las Fabáceas (leguminosas), subflía Papilionoidea. El hábito de crecimiento de las variedades cultivables es indeterminado, con respuesta fotoperiódica cuantitativa a días largos. Las etapas desde germinación están en función de la temperatura, debiendo acumular a la emergencia entre 120 y 166 °C (Tb=0), mientras que a floración, necesita acumular entre 650 y 700 °C dependiendo de la variedad (Prieto y Antonelli 2008, datos no publicados).

Características de la planta y fenología

Para la descripción de las diferentes etapas de desarrollo se propone la escala sugerida por Knott (Knott, 1987), en la que se definen los 4 estados principales: emergencia, crecimiento vegetativo, reproductivo y senescencia. Esta clasificación es clave para poner un punto en común en la identificación de la fenología de arveja, con el propósito de usarlo en todo lo referente al manejo del cultivo.

 

Variedades

 

En el INASE hay más de 56 variedades inscriptas como comerciales, la gran mayoría de origen Estadounidense (34%), Holandés (15%) e Italianas (13%), todas ellas con características diferenciales que van desde el color de la semilla (verdes y amarillas), textura del grano (lisas y rugosas), característica de la planta (foliosas y semiáfilas o zarcillosas), y con pesos de 1000 semillas que van entre los 150 gr hasta más de 300 gr. De esto último se desprende que la densidad de siembra para lograr un stand de entre 70 y 100 plantas por metro cuadrado, puede ser desde 170 a más de 300 kg/ha de semilla.

 

La característica del tipo de planta (foliosa o semiáfila), tiene importancia desde varios puntos de vista, destacándose las semiáfilas (Viper, Alfeta, etc) por favorecer ambientes menos propicios para el desarrollo de enfermedades, y por otro lado, el hecho de permanecer más erecta al momento de cosecha, lo cual lleva a reducir significativamente las pérdidas en la recolección.

 

En cuanto al rendimiento, ensayos del INTA Arroyo seco de la campaña 2007-2008 (Prieto and Antonelli, 2008), muestran que es posible alcanzar rendimientos de hasta 4.000 kg/ha con variedades como Viper, mientras que cuando las condiciones son adversas, los niveles de producción son muy bajos (Prieto et al., 2009). Los resultados de la última campaña (2009/2010), muestran que los niveles de producción son muy buenos, permitiendo obtener excelentes resultados económicos en la secuencia con el cultivo de verano . Por el momento, la mayor área de cultivo comercial con destino a la exportación es sembrada con Facon y Viper, ambas con más de 10 años de antigüedad, no habiendo actualmente materiales de mejor comportamiento a nivel comercial.

Antecesores

 

Las alternativas existentes como antecesores son varias y merecen un comentario. El maíz es la menos probable ya que en el sudeste de Santa Fe, se hace sólo un 5% del área con este cultivo. De todos modos cabe mencionar que presenta al menos tres puntos a tener en cuenta: el alto nivel de cobertura, que favorece el impacto del frío; la menor eficiencia de implantación por el alto volumen de rastrojos, que puede subsanarse incrementando la densidad; y la probabilidad de que en cosecha se levanten espigas del suelo, lo que deteriora la calidad comercial de la arveja.

 

El antecesor trigo/soja de 2° suele presentar mejores condiciones de humedad para la siembra, pero en caso de fuertes heladas, debido a la cobertura de suelo, el impacto es mayor, daño que se atenúa en la medida de que las condiciones de humedad sean óptimas.

 

Finalmente, lo más común es que el antecesor sea soja de 1°, con lo que se maximizan las eficiencias de implantación, y por el bajo nivel de cobertura, los efectos adversos de las heladas se ven disminuidos. La desventaja de este antecesor está en el hecho de que ambos cultivos dejan escaso nivel de cobertura, para lo cual el maíz de segunda como cultivo subsiguiente es una excelente opción.

Fechas de siembra y adaptación

 

Las variedades de arveja cultivadas son de ciclo corto, sembrándose desde principios de julio hasta mediados de agosto como fecha límite. La arveja es muy sensible a las bajas temperaturas en la etapa de germinación (Fase 0 de acuerdo con Knott, 1987), por lo que es recomendable de alguna manera evitar sembrar con pronóstico cercano de lluvias y excesivo frío. Para evitar inconvenientes en el establecimiento del cultivo es clave tratar las semillas con fungicidas a base de metalaxil más fludioxonil, los que aseguran la emergencia de las plantas, aún en condiciones adversas.

 

Una vez emergida, tolera el frío, aún con temperaturas de 0°C. En el caso de suelos con alto nivel de cobertura, las fuertes heladas suelen afectar a las hojas más tiernas, pero luego rebrotan normalmente. Por otro lado, en la etapa posterior a la floración, cuando se fija el número de granos, es muy sensible tanto a las altas temperaturas (mayores a 34 °C) como a las heladas, fenómenos ambos que producen abortos de semillas y caída de frutos, especialmente en condiciones de escasa humedad.

Estructura de cultivo

 

La arveja históricamente se sembró en hileras a 15 y 17.5 cm, mientras que en la actualidad hay experiencias exitosas con hileras a 19, 21 e incluso 26 cm, aprovechando la disponibilidad de sembradoras de granos gruesos.

 

La arveja tiene una gran capacidad para compensar la baja densidad, promoviendo el desarrollo de ramificaciones basales. En este sentido, se ha demostrado que el aumento de la densidad de plantas no logra incrementar los rendimientos, especialmente cuando las características del ambiente son óptimas (Prieto, G y otros 2011).

 

En condiciones normales de desarrollo y crecimiento la planta puede alcanzar los 70-90 cm de altura al momento de floración (inicio del período crítico), siendo la intercepción de radiación máxima, aún con distancias entre hileras de 26 cm. Este crecimiento es función de las condiciones de crecimiento y de las características de las variedades.

 

Generación de rendimiento

 

El período crítico por excelencia de la arveja se ubica en el inicio de llenado de los granos, donde se define el número final de semillas por unidad de superficie (Meadley and Milbourn, 1971). Los autores lo corroboraron mediante ensayos de sombreado. Este dato explica el porqué en primaveras lluviosas, gran cantidad de días nublados afectan el rendimiento. Por otro lado, Poggio y otros (2005), demostraron que tanto el número de vainas, como el número de semillas por unidad de superficie, se relacionaron positivamente con el coeficiente fototermal (relación entre energía de la radiación incidente por unidad de superficie, y la temperatura media, en MJ m-2 d-1). Finalmente, se muestran datos acerca de la relación entre el número de semillas por unidad de superficie y el rendimiento de arveja, donde esta variable explica el 95 % del rendimiento (Prieto, G. Comunicación personal).

Nutrición

 

Como es una especie que produce granos con un alto valor proteico (20 al 24 %), es exigente en nitrógeno, siguiéndole en importancia cuantitativa el potasio, luego el magnesio y en menor medida fósforo y azufre.

 

La capacidad de fijación de nitrógeno por parte de la arveja suele ser muy alta. Se han medido aportes de hasta 185 kg/ha por esta vía (Rennie and Dubetz, 1986). De aquí que es la fuente de nitrógeno mas económica para el productor.

 

Hubo experiencias en AFA Salto Grande, donde la inoculación permitió duplicar el rendimiento de arveja en suelos sin antecedentes de este cultivo (lo que implica que no había bacterias naturalizadas). Pero para que esto funcione correctamente, hay que partir de las recomendaciones básicas para un correcto tratamiento de la semilla: producto y dosis adecuados (teniendo presente la gran cantidad de semilla empleada), condiciones ambientales propicias, compatibilidad con fungicidas terápicos de semillas, humedad de suelo, etc.

 

En general las respuestas a la inoculación en suelos con historia de legumbres, se ubican en un rango que puede alcanzar los 400 kg/ha. En cambio en suelos sin antecedentes de legumbres en el corto plazo, esas diferencias pueden magnificarse.

 

Por otro lado en INTA Casilda se exploró la respuesta a la fertilización nitrogenada de arveja, con fuentes nítricas y amónicas (Martínez and Cordone, 2008), no hallando diferencias significativas, sino sólo una leve tendencia.

 

Fósforo

 

La región de mayor susceptibilidad al empobrecimiento de fósforo coincide con la zona de producción de legumbres (Cruzate and R.Casas, 2003). Se trata de una zona donde la historia agrícola ha sido muy intensa, las últimas praderas fueron implantadas hace más de 50 años, y prácticamente los alambrados desaparecieron del paisaje. Los niveles actuales de fósforo están en un rango que va de 5 a 10 ppm, por lo que es necesario fertilizar con fósforo si se quiere obtener buenos niveles de rendimiento. En la EEA INTA San Pedro se originaron los primeros trabajos de fertilización de arveja (INTA, 1987), donde los autores recomiendan fertilizar con niveles de fósforo extraído por Bray 1, menores a 15 ppm.

 

En el trabajo citado de Martínez y Cordone, (2008) se detectaron diferencias significativas de rendimiento a la aplicación de fósforo en dos localidades evaluadas, partiendo de un nivel de P Bray de 9 y 11 ppm. En la campaña 2009/2010 se obtuvieron eficiencia agronómicas promedio de entre 25 y 30 kg de grano por cada kg de fósforo elemento agregado con el fertilizante, con máximos de 70 kg de arveja/kg de P en suelos muy pobres en fósforo. (Prieto 2010).

Azufre

 

Tal como se aprecia en la tabla 2, las necesidades de azufre son de 2 kg para producir una tonelada de grano, bastante menor que lo requerido por soja.

 

En general, no se hallaron respuestas al agregado de S en suelos donde se está fertilizando otros cultivos con este nutriente. Concretamente, no se halló respuesta a la fertilización con S en arveja, (Martínez and Cordone, 2008).

 

Consumo de agua

 

El cultivo de arveja presenta como ventaja respecto de las gramíneas de invierno, que está consumiendo entre 250 a 300 mm de agua útil, con eficiencias de uso de alrededor de 10 a 12 kg de grano por mm de agua consumido. Esto implica que deja en el perfil de suelo un remanente de agua que es bien aprovechado por los cultivos de verano posteriores (soja o maíz de segunda). Este hecho, asociado a que libera el lote entre 15 y 20 días antes que el trigo, lo convierte en una alternativa para el doble cultivo de características sobresalientes.

 

Pero, por otro lado, ese menor consumo se debe a que en suelos argiudoles vérticos, el sistema radical de arveja no explora más allá de los 90 a 100 cm de profundidad.

Protección

Insectos

 

Dentro de las plagas insectiles que afectan el cultivo de arveja, pueden citarse por el impacto que tienen sobre el rendimiento, a los pulgones de la arveja (Acyrthosiphon pisum) y el pulgón verde del duraznero (Myzus persicae). Las primeras colonias aparecen previo a la floración, y si bien no hay en el país umbrales para esta especie en arveja, es necesario monitorear semanalmente y ante la aparición de las primeras colonias controlar, dado que en general la evolución de la población en la primavera es rápida, pudiendo producir mermas importantes en la productividad, especialmente en estados reproductivos y bajo condiciones ambientales desfavorables para arveja. En Canadá utilizan un umbral de 2 a 3 pulgones por brote a partir de floración, coincidiendo con los hallados por autores europeos.

 

Le siguen en importancia la oruga bolillera (Helliothis sp.) de aparición eventual, comiendo casi exclusivamente grano, previo perforado de la vaina, llegando a producir daño hasta luego de madurez fisiológica, e incluso contribuye a la desmejora de la calidad comercial, ya que en la trilla humedece el grano y con la tierra se mancha completamente.

 

Otras plagas que se pueden dar son el trip (Frankiniella sp.), el brucho o gorgojo del grano (Bruchus pisorum), y las isocas cortadoras (Agrotis sp).

 

Enfermedades

 

Los problemas sanitarios del cultivo de arveja son descriptos por INTA San Pedro (1987), pudiéndose clasificar en enfermedades de cuello y raíz, entre las que se mencionan al Marchitamiento producido por Fusarium oxysporum f pisi, que produce clorosis en hojas inferiores y desarrolla a las superiores. En e l cuello y raíz produce decoloración, pudiendo llevar incluso a la muerte de las plantas en casos severos.

 

Otra enfermedad es la Podredumbre de cuello y raíz, producida por diversos agentes como Fusarium solani f pisi, y el complejo de hongos causante del Damping off (Pythium sp, y Rhizoctonia sp).

 

Para estas enfermedades, las alternativas de control pasan por el tratamiento de semillas, la rotación de cultivos y el uso de variedades tolerantes a estas enfermedades.

 

En el caso de las afecciones foliares, una de las más importantes por el daño que causa el Tizón bacteriano (Pseudomonas pisi) que se manifiesta en manchas irregulares que de generalizarse dan un aspecto de hoja seca color pardo claro. En tallos forma estrías que pueden afectarlo totalmente y en vainas y semillas produce lesiones de aspecto graso. La bacteria es así transmitida a la semilla.

 

Ya dentro las enfermedades foliares causadas por hongos, el Oidio (Erysiphe sp), con sus típicas manchas pulverulentas en hojas y decoloración en vainas, favorecida por condiciones de alta humedad.

 

El Tizón causado por Mycosphaerella pinoides, produciendo manchas pardo rojizas y también afecta cuello y raíz. Es una de las enfermedades de mayores pérdidas en cuanto a la productividad del cultivo, especialmente en años lluviosos.

 

Una de las enfermedades de mayor difusión, la Antracnosis (Ascochyta pisi), promovida por intensas lluvias de primavera, afectando principalmente a las vainas y semillas, y en menor medida al follaje.

 

El Mildiu (Peronospora pisi), en ambientes húmedos y frescos se presenta muchas veces en mayor medida en variedades de porte más bajo y de carácter folioso. Al final del ciclo suelen aparecer otras enfermedades como Septoriosis (Septoria pisi).

 

Manejo en la rotación

 

Sin duda la introducción de la arveja en la rotación de cultivos se vio altamente favorecida por la introducción de los maíces transgénicos tolerantes a Diatraea saccharallis y a la siembra directa. Habitualmente la arveja era seguida en la secuencia por soja, que si bien es un segundo cultivo, su performance fue siempre superior a la soja de segunda sobre trigo.

 

No obstante, la deuda la teníamos respecto de la cobertura de suelo, dado que arveja-soja resulta en un pobre aporte de rastrojos. Los productores hallaron en el maíz de segunda una excelente alternativa a la soja, dado que por un lado los resultados de producción son más estables, aunque sin los picos de rinde de los maíces de primera en años favorables, y por otro lado, hallaron la solución para lograr el volumen de rastrojos necesario para proteger al suelo y lograr reducir el balance negativo del carbono.

Cosecha y calidad

 

Desde hace muchos años la cosecha se hace en forma directa, sin necesidad del cortehilerado. En algunas situaciones de enmalezamiento, o bien por problemas de uniformidad en la madurez, se recurre al desecado del cultivo mediante el uso de paraquat. Esto permite uniformar el lote y en algunos casos adelantar unos días la cosecha.

 

En el caso de cultivares de porte rastrero, foliosos como Cobri o Facón, a veces es necesario cosechar en uno o dos sentido de siembra, “a contrapelo” para disminuir las pérdidas de cosecha. Esto se da fundamentalmente en los casos en que se producen acamado por fuertes vientos y lluvias en la primavera.

 

La humedad de cosecha es de 13.5 %, y en líneas generales no hay mayores inconvenientes para lograr obtener mercadería sana excepto en años lluviosos, donde el atraso en la recolección produce serias mermas de calidad (color, manchado, brotado, roído, etc).

 

Ing. Agr. Gabriel María Prieto