Mesa de enlace: de la trinchera a la agenda por separado

Este año, la Mesa de Enlace optó por el bajo perfil y no logró coordinar posiciones en común.

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«Estamos juntos, pero es difícil juntar propuestas.» La frase, dicha por un ruralista que conoce la trastienda de la Mesa de Enlace, la organización que nació en 2008 para pelear contra las retenciones móviles de la presidenta Cristina Kirchner , resume la situación actual de esa agrupación, donde confluyen la Sociedad Rural Argentina (SRA), Coninagro, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Federación Agraria Argentina (FAA).

 

En el primer año de Mauricio Macri como presidente, la Mesa de Enlace mantuvo un bajo perfil en su funcionamiento, poco brillo y escasa propensión para coordinar posturas en común ante ciertos temas clave de la realidad agropecuaria.

 

Afloraron los diferentes intereses de las entidades, muchos contrapuestos por la dinámica propia de cada una, más allá de la relación de cortesía que mantienen los actuales dirigentes.

 

Sin el kirchnerismo en el poder, que obligaba a la agrupación a estar siempre a la defensiva, a la Mesa de Enlace le costó mostrar un costado crítico cuando debió hacerlo como tal. No tuvo, por ejemplo, un pronunciamiento conjunto sobre la decisión del presidente Mauricio Macri de postergar este año la rebaja de otro 5% en las retenciones a la soja, una promesa de campaña.

 

Lo único que hubo fueron posiciones por separado. En este tema, la más activa fue CRA, donde internamente hubo un debate y sus confederaciones decidieron rechazar cualquier prórroga sobre las retenciones. En tanto, antes del anuncio de Macri, Coninagro había dejado trascender que no objetaría la postergación.

 

Tampoco hubo una postura en conjunto de la Mesa de Enlace para reclamar soluciones al Gobierno cuando este año se hicieron más visibles los problemas de la lechería, primero por la suba de costos y luego por los problemas climáticos de abril pasado. CRA y FAA han motorizado por su cuenta las críticas por este tema. «Somos los únicos que hemos marcado las cosas que no se hicieron bien», se autoelogió un ruralista de una de esas organizaciones.

 

Recelo subterráneo

 

Incluso no hubo una acción conjunta de la Mesa de Enlace cuando productores porcinos comenzaron a alertar por el crecimiento de la importación, sobre todo de Brasil. Otra vez, las definiciones avanzaron por separado. La FAA fue muy crítica del ingreso de cerdo importado.

 

Cada entidad se concentró en lo que creyó importante este año. La Rural puso en primer plano la competitividad en los mercados, las condiciones de acceso que deben generarse para ganar frente a los competidores y cómo sacarles mejor el jugo a mercados ya abiertos.

 

Sí hubo planteos comunes de la mesa ante el paro de los transportistas de granos de julio pasado, que puso en peligro el traslado de la cosecha. Otro factor de unidad fue contra la cláusula que la firma Monsanto había impuesto en los contratos de compraventa de granos para asegurarse el cobro de un canon en los puertos por su soja Intacta, resistente a insectos.

 

Recientemente, las entidades, además, consensuaron un bono de $ 2000 para los peones rurales.

 

Pese a la relación institucional que mantienen los dirigentes, y a que el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, habla con todos ellos, corre un recelo subterráneo porque algunos creen que el Gobierno privilegia más a la Rural como interlocutor con el sector.

 

«Son los únicos que están en la Mesa del Diálogo para la Producción y el Trabajo», se quejaron en una entidad.

 

Macri se mostró con las distintas organizaciones. Así como fue a la inauguración oficial de la Exposición Rural de Palermo, y recibió a Coninagro y a la FAA en Olivos, también asistió a la apertura de un congreso de CRA en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

LA NACION