Problemas climáticos en nuestro país dispararon el precio de harina de soja.

La harina de soja, el principal producto de exportación argentina y subproducto estrella de la oleaginosa, se disparó ayer casi 5% en Chicago y marcó u$s 448 la tonelada, el mayor nivel para los últimos doce meses de operación.
La escalada se dio en medio del convencimiento de los operadores de que la Argentina tendrá dificultades para cumplir con la demanda global del producto tras los problemas de calidad y recortes en volumen que generaron las inundaciones de abril en gran parte de la zona productiva local en plena cosecha sojera, que aun no finalizó.

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El alza de la harina contagió también a la soja sin procesar. El contrato más activo en Chicago, julio 16, de la oleaginosa terminó la rueda con un alza de casi 3% y a un solo paso de los u$s 400 por tonelada, un nuevo máximo desde agosto de 2014. Con dos par de dólares más, la oleaginosa hubiera tocado un récord para los últimos dos años.

De acuerdo con distintos analistas, con los problemas que tuvo Argentina para la cosecha sojera, que derivó al menos por ahora en un recorte de producción de 5 millones de toneladas y pérdidas aun del todo no definidas por la calidad de los granos, el mercado considera cada vez más factible que la demanda se vuelque a la harina de soja estadounidense, justo en momentos en que la oferta desde EE.UU. está en declive por ser los últimos meses del año agrícola 2015/16, lo que dejaría más que ajustados los stocks finales de campaña.

Los problemas climáticos en la Argentina impactaron fuerte en el mercado internacional de commodities agrícolas. En buena parte, por ese motivo, la harina de soja acumula una ganancia de 55% desde fines de febrero pasado cuando había marcado un mínimo de contrato. La soja sin procesar, por su parte, acumula en Chicago una mejora de 25% desde principios de año.

A los temores por la Argentina, se suman datos que pueden afectar a la soja nueva en EE.UU. que está en pleno.
Según informó el Departamento de Agricultura norteamericano (Usda, por sus siglas en inglés), hasta el domingo pasado la cosecha de soja había cubierto 56% del área prevista, contra el 52% de las últimos cinco campañas.
Los pronósticos climáticos apuntan a una semana con fuertes tormentas en el medio oeste, seguido de clima húmedo y más cálido, en medio de las labores de siembra.Y hay coberturas ante la amenaza del fenómeno La Niña y su posible impacto que tenga en el verano boreal, justo en el momento clave de crecimiento de los cultivos.

La soja y sus derivados tuvieron hacia el 20 marzo un impulso por parte de los fondos especulativos, que de la mano de la fortaleza del dólar y la recuperación del petróleo, volvieron a posicionarse en el mercado de materias primas, en momentos en que todos los analistas pronosticaban una caída en las cotizaciones hacia u$s 300 la tonelada, ante la inminente disponibilidad de la cosecha argentina.
No obstante, el temporal de 20 días que en abril paralizó la cosecha, y postergó todo el calendario comercial, disparó las cotizaciones.

Hacia el 10 de mayo pasado, el USDA «blanqueó» una merma en la estimación de producción argentina por el temporal –aunque el recorte fue más leve que lo que prevé el mercado–, a la vez que bajó en casi 2 millones de toneladas los stocks finales de la campaña anterior, y de la cosecha que comenzó a sembrarse en estos días por el hemisferio norte y seguirá hacia la primavera en la Argentina y Brasil.

Fuente: El Cronista