Se crea el primer polo científico del país que le dará valor agregado a la soja

“Tiene que ver con que dejemos de exportar porotos de soja o aceite o harina y nos dediquemos a exportar productos más elaborados con el consiguiente beneficio que genera eso a nivel regional”, explica José María Méndez, Coordinador del Módulo de Bioenergía del INTA.

 

El proyecto se viene amasando desde hace un año y cuatro meses entre la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (UCEL), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y ya cuenta con lineamientos claros.

A partir de una serie de trabajos previos, sostenidos en una planta piloto propiedad de la UCEL, los institutos públicos y la casa de altos estudios comenzaron a avanzar sobre las oleaginosas, principalmente la soja. El resultado: a fin de mes se establecerá la firma de un convenio formal que incluye otros actores, como la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y el Conicet.

Así surge el centro tecnológico de Innovación para el Agregado de Valor (InAV), que estará ubicado a la vera de la ruta 9, en la localidad santafecina de San Jerónimo, miembros de casas de altos estudios pública y privadas,

José María Méndez, Coordinador del Módulo de Bioenergía del INTA y uno de los referentes del proyecto, le da la primicia a energiaestrategica.com. Explica que están trabajando sobre tres componentes. El primero de “Generación, Ajuste e Innovación de Tecnologías”; el segundo, de capacitación formal y no formal, y el tercero, formar un Área de Servicios de Innovación Tecnológica, “donde los futuros usuarios de este centro de innovación puedan acceder a distintos tipos de información, siempre relacionado con el agregado de valor de oleaginosas, y entre las oleaginosos: la soja”.

Subraya que el objetivo “tiene que ver con que dejemos de exportar porotos de soja o aceite o harina y nos dediquemos a exportar productos más elaborados con el consiguiente beneficio que genera eso a nivel regional. Eso generará más trabajo, lo que genera arraigo y eso, sin lugar a dudas, aporta desarrollo en los territorios”.

“Cada una de las instituciones, tanto las universidades público-privadas, el INTA, el INTI, tenemos distintas capacidades y distintos conocimientos; lo que se trata es de poder concentrarlos en un lugar donde se trabaja de forma articular”, reconoce.

En concreto, la función del InAV estará centrada en que empresas que se dedica a la generación de alimentos o al desarrollo de energías renovables a partir de un subproducto de la industria de oleaginosos puedan tratar, a nivel de laboratorio, ajustes en el proceso para la obtención de un producto de mayor calidad o generen nuevos rendimientos para instalarlos a nivel piloto. Eso permitirá ajustes de la línea productiva. Además, la posibilidad de capacitar personal y obtener servicios de información de mercado y accesos a distintas fuentes de financiación para llevar a cabo proyectos.

Asimismo, se prevé el montado de una planta de biodiesel que permita profundizar estudios. “Dentro de las actividades estamos gestionando a nivel público todo el desarrollo para montar una planta piloto para producir biodiesel. Allí, una determinada empresa podrá ajustar un proceso y utilizar una metodología innovadora en la producción del biocombustible. O producir una bioenergía a partir, por ejemplo, de la glicerina, que es un producto de la industria”, precisa Méndez y remata: “Es muy complejo y completo en todo lo que tiene que ver al agregado de valor de oleaginosas y fundamentalmente a los granos” de soja.