Se recuperó el nivel de ocupación de los feedlots argentinos: cuáles son los factores que explican el fenómeno

Los feedlots argentinos comenzaron el año 2020 con un nivel de ocupación cercano a niveles históricos normales luego de atravesar dos años complicados.

La encuesta realizada por la Cámara Argentina de Feedlot entre sus empresas socias muestra que en el presente mes de enero el porcentaje de ocupación de corrales fue del 63% versus apenas 54% en el mismo mes de 2019. Se trata de un valor cercano al registrado en el primer mes de 2018 y 2017.

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Durante la mayor parte del año pasado los feedlots se quedaron sin resto para reponer hacienda porque las tasas de interés estratosféricas, además de restringir el acceso al crédito, restaban capital de trabajo a la actividad. Además, el valor de la hacienda liviana destinada al consumo permaneció retrasado en línea con la pauperización del consumidor argentino.

En el primer tramo de 2018, si bien el encierre creció de manera significativa debido a que una sequía obligó a encerrar un volumen enorme de vacunos,  muchos feedlots registraron una importante descapitalización a causa del desajuste de los costos de alimentación provocado por la significativa devaluación del peso.

 

Evolución del porcentaje de ocupación al 1 de cada mes. Empresas integrantes de la Cámara Argentina de Feedlot.

Este año la posibilidad de ganar dinero haciendo la plancha con negocios financieros desapareció y el feedlot volvió a resultar una buena alternativa para canalizar (o deshacerse de) pesos argentinos (para evitar la pérdida de valor generada por la estampida inflacionaria).

Los precios de la hacienda lograron finalmente actualizarse a fines del año pasado (el Índice Mercado Novillo Liniers creció casi un 60% en el último año versus una inflación minorista del 53,8%), al tiempo que los valores de la carne vacuna en la góndola subieron por encima del aumento promedio de la canasta básica de alimentos.

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El hecho de que la carne bovina no esté mostrando mayor resistencia para trasladar ajustes por inflación hacia los diferentes eslabones de la cadena no es el único factor auspicioso para el sector, porque, luego de la súper faena de hembras registrada el año pasado –producto del boom exportador hacia China– este año se está gestando un proceso de cambio relativo de precios de la hacienda a partir de un recorte importante del volumen de terneros/as previsto para 2020 y 2021.

En estos días los feedlots que no realizan una planificación comercial de la compas de maíz y se abastecen exclusivamente en el disponible, están pagando el “precio lleno” del cereal, pero esa situación cambiará con el ingreso, en marzo próximo, de la nueva cosecha de maíz temprano.

Fuente: Valor Soja