Advierten que los tamberos perderían hasta un 12% de su capital este año

Un estudio de la Fundación Mediterránea alertó que la actividad no lograrará escapar de rentabilidades negativas durante 2016.

 Un estudio de la Fundación Mediterránea auguró para 2015/16 una «rentabilidad fuertemente negativa» en el sector lechero, con un Retorno sobre Activos (ROA) para un tambo promedio que podría llegar a ser de -12%.
El estudio del IERAL, dirigido por el economista Juan Manuel Garzón, trabaja en base a tres diferentes hipótesis de ingresos para un tambo promedio de la cuenca de Villa María, en la zona lechera de Córdoba. En todos los casos, concluye, «se observa que la actividad tambera no lograría escapar bajo ninguna situación a rentabilidades en terreno fuertemente negativo».Esto es: en el escenario más optimista de precios y sumando las compensaciones de 40 centavos por litro dispuestas por el Gobierno, el establecimiento modelo perdería una suma equivalente al 6,3% de sus activos. Ese quebranto se elevaría al doble en el escenario más «pesimista» (baja de precios y quita del subsidio), y llegaría a 12,2%. Si no se modifican en nada las condiciones actuales «de base», la pérdida se ubicaría en 8,3%.

En base a esos números, el trabajo da una idea cierta de por qué estamos frente a una de las peores crisis de la historia de la lechería, al menos desde 1990. Es que le Fundación Mediterránea también evaluó lo sucedido entre las campañas 1999/00 y 2014/15 en el mismo tambo de Villa María. En esos veinticinco años la rentabilidad promedio fue del 9% anual, aunque hubo años de mayores márgenes entre 2002 y 2008 (hasta 18%), pero también tiempos de fuertes pérdidas, aunque nunca tan elevadas como las actuales. «Debe recordarse que un ROA negativo indica que durante esos años los productores debieron desprenderse de parte de su capital para cubrir el total de las erogaciones», aclaró el trabajo del IERAL.

Para este grupo de economistas cordobeses, en este contexto «todo indica que se trata de la crisis más importante que atraviesa la actividad desde fines de los ’90 hasta la actualidad». Para los expertos, frente a este diagnóstico, «será necesaria la instrumentación de medidas que atenúen el fuerte shock externo que está sufriendo la cadena y que recae con especial dureza sobre el eslabón más débil, los tambos».