AgroIdeas: Siguen las buenas noticias para la exportación de carnes argentinas.

En su informe de Junio, la consultora menciona varios episodios que siguen beneficiando la apertura de nuevos mercados.

Continúan las buenas noticias provenientes del exterior para el Sector de Ganados y Carnes de la República Argentina. Desde el último año ocurrieron una serie de eventos que plantean un panorama favorable que comenzó con la reapertura del mercado de Estados Unidos, la exportación de carne a Japón proveniente de la Patagonia, el incremento en las exportaciones hacia China y la oportunidad que genera la aparición de Peste Porcina Africana en ese país; y en el último mes el tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Mercosur. Dicho acuerdo otorga una cuota anual adicional de 99 mil toneladas res con hueso que equivale a 76 mil toneladas peso producto para los países del Mercosur, que ingresarán con un arancel 7,5% y se destinará 55% a carne enfriada y 45% a carne congelada. Con respecto a la Cuota Hilton se eliminará el arancel del 20% lo que representará unos 70 millones de dólares anuales a la cadena argentina. Se estima que llevará 1 a 2 años para que el acuerdo entre en vigencia, tras la necesaria aprobación de los cuatro congresos del Mercosur y los 28 de la Unión Europea. Este panorama alentador para las exportaciones argentinas, plantean una serie de desafíos que debe implementar la CGyC para mejorar su competitividad y así poder abastecer lo que demanda el mercado externo, sin descuidar el mercado interno, a la postre el mejor cliente que posee nuestro país. En el Mercosur Uruguay es el país que tiene mayores precios, mientras que en Argentina se observó un leve incremento de los valores del ganado con destino a la exportación. La categoría vaca en Argentina presenta un potencial de suba en el precio pagado al productor, siendo por el momento el país con el precio más bajo por kilo vivo.

Incrementar la Producción Ganadera Argentina puede y debe incrementar sustancialmente la productividad del rodeo nacional en sus distintas etapas productivas. Para ello es clave aumentar los índices de destete a nivel nacional, mejorar la velocidad de engorde y aumentar el peso medio de faena. Una de las principales deficiencias en el sistema productivo argentino, son los bajos índices reproductivos que se observan en los sistemas de cría. El indicador más representativo de la productividad es el porcentaje de destete, ya que éste hace referencia al producto final de la etapa de cría. El porcentaje destete es la relación entre los terneros destetados sobre las vacas que entraron en servicio y el objetivo ideal de producción de un establecimiento de cría es la obtención de un ternero/vaca/año. El porcentaje de destete promedio nacional es aproximadamente del 63 %. En este punto se presenta una de las principales ineficiencias a nivel de producción primaria de la cadena de ganados y carne vacuna, ya que este porcentaje se encuentra muy por debajo del óptimo. Los indicadores señalan que las regiones productoras de terneros tienen un fuerte retraso en lo que hace a tecnología y producción (brecha tecnológica). Es imprescindible aumentar el peso medio de faena a través de favorecer la exportación que demanda animales más pesados que el mercado interno. Argentina posee uno de los pesos de faena más bajos cuando se compara con los principales países productores de carne. El peso medio de faena en el país (227 kilos gancho) se encuentra muy por debajo de Brasil (232 kilos), Uruguay (250 kilos), Unión Europea (277 kilos) y Estados Unidos (341 kilos).

Mejorar la competitividad de la Industria Frigorífica. La estructura de la industria cárnica en Argentina está caracterizada por un conjunto de empresas muy heterogéneas entre sí, con una amplia dispersión en términos de tamaño, niveles tecnológicos y sanitarios, capacidades operativas, mercados a que dirigen sus actividades y las modalidades de comercialización. La heterogeneidad, atomización y segmentación es una muestra de lo que permite la legislación vigente de nuestro país, lo que determina múltiples estándares sanitarios generando competencia desleal entre los actores. Las empresas cuyos destinos principales son los mercados externos deben cumplir con mayores requisitos exigidos por los compradores extranjeros, tanto en instalaciones, mejoras, procedimientos, tratamientos de efluentes etc. lo que se traduce en un aumento de sus costos operativos. Por su parte, los frigoríficos que abastecen al consumo local – principalmente los frigoríficos con habilitaciones provinciales y sobre todo los mataderos municipales – poseen menores condiciones sanitarias para la faena y por lo tanto menores costos operativos. Estas diversas estructuras de costos de procesamiento redundan en ineficiencias que se trasmiten a lo largo de la cadena. Por lo tanto, es importante establecer un estándar sanitario mínimo o básico para el sector industrial a partir del cual se generen condiciones de igualdad y competitividad. Por encima de este mínimo cada empresa incorporará las exigencias según los mercados a que abastecerá. Por otra parte, en necesario e imprescindible valorizar los subproductos mediante su total aprovechamiento y captación plena del precio lo que redundará en una mejora en la competitividad del sector, amortiguando la presión al precio de la carne. Como consecuencia directa de la estructura atomizada del sector industrial, impide la captación de volúmenes adecuados de subproductos de faena sin una obtención plena del precio, lo que genera menores ingresos a los establecimientos. La escala de las plantas industriales asociado con el volumen de faena resulta un factor clave en la valoración y captación de los subproductos. En términos económicos el cuero es sin duda, el más importante de los subproductos y del cual se capta la casi totalidad de las posibilidades según el nivel de faena. Las empresas con mayores escalas cuentan con facilidades propias para su negociación con una demanda que estructuralmente tiene altos grados de concentración. En cambio, para frigoríficos con una faena de menos de 1.000 cabezas por mes obliga a la venta directa a baja escala o bien el pasaje por “el barraquero”. La falta de escala y volumen sumado a la lejanía de los centros de procesamiento hacen que el beneficio que se obtendría por los diferentes subproductos no justifique el pago de los costos asociados a su búsqueda -fletes, peajes, hielo, mano de obra, etc Asimismo, es necesario incrementar la capacidad de frío y congelamiento y almacenaje en plantas frigoríficas, que es el cuello de botella de la industria frigorífica. Mejorar la capacidad de almacenamiento en frío (enfriado y congelado) y su gestión es fundamental. La Cadena posee elevados Costos de Transacción por desconfianza y falta de coordinación entre los agentes. Una gran proporción de los productores no vende directamente a los frigoríficos y matarifes abastecedores, por no tener certeza en el pago de los compromisos asumidos, utilizando los servicios de los intermediarios (consignatarios, mercados concentradores, comisionistas). Éstos coordinan las acciones entre los compradores y vendedores proveyendo información y el manejo de las transacciones. La inexistencia en Argentina de garantías legales referidas al cobro de los animales incrementa los costos de transacción, pues los intermediarios se constituyen en “garantes” de las operaciones comerciales entre vendedores y compradores, asumiendo el riesgo financiero y comercial del pago de las operaciones. Este riesgo comercial provoca que las comisiones cobradas por los intermediarios sean mayores a las que se cobrarían en caso de haber seguridad de pago por parte del comprador.

Es menester disponer de financiamiento con créditos a tasas accesibles y plazos acorde a los tiempos de la producción ganadera. Dado que es una actividad de largo plazo es importante disponer de capital de trabajo necesario para realizar inversiones. La existencia de líneas crediticias a un plazo de 3 a 5 años con tasas acordes a la rentabilidad del sector es requisito para la expansión del negocio.

Es necesario una reforma impositiva dado que el que rige la actividad actualmente se destaca por su complejidad y efecto regresivo. El no ajuste por inflación implica que se pague ganancias por tenencias, lo cual lleva a la descapitalización de las empresas, ya que las supuestas ganancias son ficticias. Asimismo, la multiplicidad de impuestos y presentaciones ante la AFIP y otros organismos significa mayores costos administrativos y superposición de pagos. Evitar el solapamiento de impuestos y facilitar su cumplimiento, es necesario para favorecer la competitividad. La infraestructura y el desarrollo territorial es una condición necesaria para el arraigo de las personas, pero además para generar competitividad sistémica de las cadenas que operan en él. Son necesarios planes en infraestructura extra – predial para que éste se concrete. La reasignación de los presupuestos provinciales y municipales a la luz de una nueva ley de coparticipación federal será clave para la concreción de las obras necesarias. Con escuelas, caminos, teléfonos, conectividades deficientes continuará la migración rural hacia las grandes urbes.

Fuente: Consultora AgroideaS