Buscan impulsar el consumo de maní en el mercado interno

La cámara del poroto asegura que el país es el primer exportador mundial, pero aclara que es bajo el porcentaje en la dieta nacional.

Fuente: Maní

La Argentina es uno de los principales exportadores mundiales de maní. El año pasado lideró el podio, por delante de gigantes como India y China, que producen quinces veces más pero que abastecen a su enorme mercado interno que tiene una alta demanda de un cultivo que está muy arraigado en sus tradiciones gastronómicas, a diferencia de lo que pasa aquí, en donde se analizan estrategias para aumentar el consumo.

 

En la zona núcleo manisera, el triángulo que forman Villa María, La Carlota y Río Cuarto en Córdoba, hay un cluster muy competitivo de procesamiento del cultivo, cuya cosecha esta campaña superaría el millón de toneladas, de acuerdo a la última proyección de la Bolsa de Cereales cordobesa.

 

“La verdad que esta fue una campaña difícil porque llovió mucho en abril, justo cuando se realizan los trabajos de arrancado, previos a la cosecha, que son decisivos para los rendimientos. Hasta el momento se trilló un 40% del área sembrada”, contó Juan Carlos Novaira, presidente de la Cámara Argentina del Maní.

China y la India cosechan 15 millones de toneladas cada campaña, pero la diferencia es que la Argentina exporta el 80% del millón de toneladas que salen del campo. Los embarques generan unos 800 millones de dólares en divisas.

 

El cluster manisero tiene dos ventajas: la variedad de maní que se siembra en el país es alto oleica y sobre todo se embarca -más de la mitad de la producción- como maní blancheado; es decir, sin la piel roja y luego de un riguroso proceso de despalillado, secado y selección de calibres que agrega mucho valor al producto y que se realiza en las modernas plantas radicadas en el sur de Córdoba, en localidades como General Cabrera y General Deheza, entre otras.

 

Según datos de la Cámara Argentina del Maní, que nuclea a las principales empresas que siembran y procesan el cultivo -y que cosechan el 80% de la producción-, en los últimos diez años la superficie de siembra creció de 250.000 a 350.000 hectáreas y se expandió a San Luis, La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires (aunque más del 95% se sigue cosechando en la provincia de Córdoba).

 

El principal cliente del cluster manisero argentino es la Unión Europea, que concentra el 35% de los embarques que ingresan por el puerto de Róterdam, pero Rusia, China y Argelia, entre otros, también son mercados importantes.

 

Hace unos días, los referentes del cultivo se reunieron en la feria «Sabores del Maní», que se realizó en General Cabrera. Uno de los objetivos que se plantearon fue aumentar el consumo en el mercado interno, ya que en el país los argentinos consumen unos 200 gramos por año y en China y Estados Unidos comen más de 4 kilos de maní anuales per cápita.

 

“Es una cuestión cultural y de comunicación. Los argentinos desconocen las diversas posibilidades de incorporar maní en su dieta y solo lo ven al lado de una cerveza”, reconoció Novaira. En el marco de las estrategias para impulsar el consumo, se difunden recetas -hasta se puede hacer una riquísima sopa de maní-, se explica el aporte nutricional de este alimento -la más barata de las frutas secas- y se explora su uso en algunos nichos; por ejemplo, los mix energéticos para deportistas (junto a almendras, castañas de cajú y pistachos).

Desde el punto del manejo del cultivo, uno de los desafíos es desarrollar variedades de ciclo más corto y estabilizar los rendimientos, sobre todo a partir de controlar mejor el complejo de hongos -por ejemplo, fusarium- que obliga a rotaciones muy estríctas con gramíneas (solo se puede sembrar maní en un lote cada cuatro años).

 

Por los problemas climáticos, esta campaña la producción podría caer un 14%, según la estimación de la Bolsa cordobesa que calcula 1.016.500 toneladas de maní en caja (el que sale del campo, antes de ser procesado) contra 1.188.400 que se cosecharon el año pasado. El rendimiento promedio oscilaría los 35 quintales por hectárea, una cifra muy similiar a la de la campaña anterior.

 

La producción manisera se replegó, en primer lugar, porque se sembró un 5% menos que el ciclo 2014/15 (345.200 hectáreas contra 328.900 hectáreas este año). Pero también influyeron las intensas lluvias en el momento de la cosecha (en departamentos como Río Cuarto, Juárez Celman y General San Martín) y el impacto de las enfermedades.

 

Las más importantes fueron la viruela del maní, que requirió hasta tres aplicaciones foliares para su control, y también tizón del maní, fusarium y carbón del maní, según los técnicos de la Bolsa cordobesa.