Córdoba: disputa por las obras para las inundaciones

En el límite con La Pampa hay cientos de hectáreas anegadas; reclaman un plan detallado de obras

Reclaman por un plan detallado para las obras. Foto: Archivo

 La zona sur del departamento General Roca, en el límite de Córdoba con La Pampa, está muy comprometida por los anegamientos. El agua viene desde el norte hacia el sureste y en la localidad de Pincen la derivan hacia el este, donde está Italo. Los productores reclaman un plan claro de desagote.

En diálogo con LA NACION, el intendente de Italo, Luis Balverdi, explicó que Hidraúlica provincial limpió alcantarillas para facilitar el drenaje de agua y empezó a abrir canales, pero «sin un plan de a dónde terminará desagotando».

«Hace una semana que intentamos comunicarnos con las autoridades de Hidraúlica -continuó-, estuvieron ellos en Buenos Aires por el financiamiento de obras para toda la zona donde confluyen Córdoba, Buenos Aires, La Pampa y Santa Fe pero con nosotros no hubo contacto».

Los productores de la zona temen que se repita la situación de hace 20 años, cuando fue la última gran inundación. Se construyeron una serie de canales que terminaron en una zanja al sur de Italo para después desembocar en el río Quinto pero, sin estación de bombeo, el agua terminó inundando cientos de campos.

«Hubo juicios masivos a la provincia que los perdió todos y pagó millones de pesos en indemnizaciones», describió Balverdi. «Ahora estamos con exceso de agua nuevamente y las obras no están hechas; sólo nos peleamos entre vecinos pero esa no es la solución. Pedimos un plan claro de los trabajos a ejecutar», dijo.

Un escribano convocado por productores realizó actas de las zanjas que empezó a realizar Hidraúlica como resguardo porque creen que el agua volverá a inundar sus campos. «Son muchas las pérdidas en soja, maíz y maní; no son totales, pero hay cientos de hectáreas anegadas», agregó Balverdi.

Desde el Centro Ganadero de Italo, Adolfo Gondra, ratificó a este medio que la zona rural está «muy complicada». En el área quedan operando muy pocos tambos y se empezó a hacer nuevamente ganadería.

«El desastre es muy grande; hay productores que tuvieron que llevar a campos más altos los animales para evitar problemas», señaló.

Gondra insistió en que no debería ser un pueblo contra otro, sino contar con un «plan de obras» que les permita conocer el esquema de desagote y «no esperar a que deje de llover, baje el agua por un tiempo y después todo vuelva a empezar».

LA NACION / CAMPO