Córdoba: Escuelas rurales, aisladas y sin clases

En el sudeste y en el sur de la provincia, una decena de escuelas de campo no pudieron iniciar aún el ciclo lectivo. Los caminos están intransitables, mientras miles de hectáreas siguen anegadas, como desde hace semanas o meses, según los casos y las zonas.

Villa María, Río Cuarto. Alumnos y docentes de escuelas rurales son parte de los afectados silenciosos por el agua que cubre

grandes extensiones de campos y caminos rurales del sudeste provincial. Hay colegios que debieron suspender actividades, y otros que directamente cerraron por todo el año por condiciones de salubridad.

Son los chicos, sus padres y docentes, junto con autoridades del Ministerio de Educación y municipios de cada zona, quienes deben hacer un esfuerzo extra para tratar de no perder la continuidad educativa.

En la zona de Villa María, una escuela rural cercana a James Craik y otra del área de Arroyo Algodón hace semanas que están totalmente rodeadas de agua.

“Ni docentes ni alumnos pueden llegar por el estado de los caminos”, informó la inspectora Patricia Accastello. Son las escuelas Martín Fierro y Mariano Moreno. Algunos chicos que pueden llegar a James Craik tienen clases con su docente en un espacio cedido por el municipio. Otros utilizan de correo a los dueños de los campos, que una vez por semana salen hasta el pueblo en tractores a buscar provisiones: son los que llevan y traen la tarea a los chicos. “Pero hay familias que ni siquiera tienen esa posibilidad. No pueden salir ni podemos comunicarnos vía WhatsApp”, agregó la inspectora.

Hay casos más graves, como el de la escuela Sargento Cabral, cercana a La Playosa, que hace tres años viene sufriendo problemas por presencia de agua y napas altas, que atentan ya contra la seguridad y salubridad de los alumnos. Este año se decidió suspender todas sus actividades y matricular a los alumnos en una escuela urbana.

“Hay un problema con los canales clandestinos en los campos. Deberían multar a quienes los crean y alteran el curso natural de las aguas”, opinó Patricia Accastello, quien remarcó que es “muy preocupante” la situación de familias rurales que trabajan en los tambos de esa región.

En la escuela rural Almafuerte, en la zona de Ausonia, los alumnos pueden llegar, pero la docente no. La Municipalidad pone un vehículo pesado para trasladarla y redujeron la semana escolar a tres días, mientras trabajan en contener el desborde del arroyo San José, que corta el camino de acceso.

“Se buscan todas las alternativas para garantizar la educación y minimizar el impacto de lo que estamos viviendo”, agregó Graciela Coyos, otra inspectora de zona en esa región.

La situación se expande a todo el sudeste: en los departamentos Unión y Marcos Juárez hay varias escuelas más en la misma situación, como en el este de Tercero Arriba.

Hacia el sur

Cerca de Huanchilla (departamento Juárez Celman) se repite la escena. “Yo tengo una camioneta vieja, intento pasar, soy corajuda, pero muchas veces me quedé encajada en el barro. Después de cualquier lluvia, todo es laguna y barro en el camino”, testimonia Daniela Perotti, directora y personal único de la escuela rural Santiago Derqui.

Fruto del cierre de tambos, por la crisis que atraviesan y por las inundaciones, la escuelita ha perdido alumnos en los últimos años. Hoy, sólo están anotados uno en primer grado y otro en jardín. Otras escuelas rurales complicadas en esa zona son la Gabriela Mistral, de seis alumnos, y la Cornelio Saavedra, de 10.

Más al sur, en el departamento Roque Saénz Peña, hay dos de muy difícil acceso: la Santa Clara y la Estación Cero, cercanas a Mattaldi y Jovita.

En otras regiones

San Justo. La escuela José Hernández, de Colonia Malbertina (a 10 kilómetros de San Francisco), se encuentra cerrada desde la inundación del año pasado. Este año no se reabrió, porque sus accesos siguen en mal estado y la mayoría de sus alumnos ya emigró en 2015 a colegios de pueblos cercanos.

Río Segundo. Debido a problemas edilicios, peligra el dictado de clases en una escuela rural del departamento Río Segundo. Se trata de la escuela Las Heras, donde –según los padres– de las dos aulas, una está inutilizable por graves problemas de humedad, al igual que la sala de Dirección.

fuente: La Voz