Cosecha de trigo y cebada, mejoras con contrapuntos en Buenos Aires

 

Proyección de resultados para la zona Oeste de Buenos Aires, sobre la base de los precios estimados a cosecha 2016 para trigo y granos gruesos

Finalizó la cosecha de trigo y cebada con rindes del orden de 35 a 38 qq/ha, y en lotes puntuales algo más, pero el área sembrada fue muy baja. Es por eso que las proyecciones del cuadro para el trigo y soja de 2ª son casi nominales.

El cuadro muestra que los rindes de indiferencia, o bien el costo total en quintales, del orden de 38 qq/ha en trigo en campo propio, está casi casi en línea con los rindes obtenidos. Al momento de la siembra, en junio/15, el rinde de indiferencia proyectado era del orden de 55 qq/ha. La reducción a cero en las retenciones ayudó, pero los resultados aún no logran salir del área de quebranto.

Los resultados del maíz reflejan la mejora en el precio por la baja a cero de las retenciones y la mejora en el tipo de cambio. Es el cultivo que muestra las mejores proyecciones. El rinde de indiferencia en campo propio es del orden de 50 qq/ha, muy factible de alcanzar con las actuales condiciones climáticas. Esto explica el aumento que se dio en el área de maíz tardío.

El girasol también muestra una mejora importante en la proyección de resultados, con rindes de indiferencia que se proyectan en el orden de 16 qq/ha para siembras en campo propio. Los precios a cosecha están aún por debajo de la capacidad de pago de la industria.

Los resultados de la soja de 1ª mejoraron a partir de la baja en las retenciones combinada con la mejora en el tipo de cambio. El rinde de indiferencia en campo propio, del orden de 27 qq/ha, también es factible de alcanzar y superar si el clima sigue acompañando.

En campo arrendado, para valores de arriendo estimados en 6 qq/ha, los rindes de indiferencia son del orden de 41 qq/ha en trigo, 20 qq/ha en soja de 2a, 51 qq/ha en maíz, 28 qq/ha en soja de 1ª y 17 qq/ha en girasol.

Los cultivos evolucionan bien, pero los productores tienen complicaciones financieras de arrastre cuya solución depende de los resultados de una campaña a la que aún le faltan algunos meses.

Hay muchos costos que aún se están acomodando luego de la devaluación, y previsiblemente terminarán por aumentar el costo en quintales. Aún hay que esperar, y la situación del productor no es sencilla, pero se respira un aire renovado ante un horizonte más despejado.

fuente: Ámbito Financiero