Dalia Lewi: «Sin la ciencia sería imposible aplicar las BPA»

En el Día de los Investigadores Científicos, CASAFE difundió una entrevista a la prestigiosa investigadora.

La ciencia y la tecnología son factores principales para el crecimiento de la  sociedad, ya que aportan directamente a su desarrollo. Hoy 10 de abril, se  celebra el Día de los Investigadores Científicos en honor a Bernardo Houssay,  un gran científico argentino. Pero también se recuerda este día para saludar a  todos los profesionales de la ciencia que trabajan para contribuir al progreso  y mejoramiento de la calidad de vida de las personas. 

Una de las profesionales que forma parte de este rubro es la Dra. Dalia Lewi,  Ingeniera Agrónoma con orientación Fitotecnia y Doctora en Ciencias  Biológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Dalia es  docente de Bioseguridad y Evaluación de riesgo de OGM en la carrera de  Ingeniería en Agrobiotecnología de la UNSAM. Actualmente se desempeña  como Directora Nacional de Bioeconomía en el Ministerio de Agricultura,  Ganadería y Pesca de la Nación. Anteriormente lideró el Grupo de  Transformación Genética Vegetal en el Instituto de Genética del Centro  Nacional de Investigaciones Agropecuarias de INTA, trabajando en temas de  Biotecnología Vegetal y Bioseguridad de Organismos Genéticamente  Modificados, y representó al INTA en la CONABIA (Comisión Nacional Asesora  en Biotecnología Agropecuaria) durante 12 años.

Conversamos con Dalia acerca de su trayectoria y sus percepciones respecto  a la ciencia desde sus años de trabajo. Estas fueron sus respuestas: 

¿En qué consistió tu trabajo en la ciencia? 

Actualmente estoy a cargo de la Dirección Nacional de Bioeconomía en el  MAGYP. Antes, estuve 27 años desarrollando mi carrera científica en INTA.  Los últimos años allí coordiné un grupo de trabajo y un proyecto estructural  de investigación en INTA. En esos roles, las tareas fueron diversas: discutir y  diseñar experimentos con el equipo, estudiar y leer para estar actualizada de  las últimas novedades en los temas, dirigir trabajos de tesis de grado y  posgrado, becarias y becarios, coordinar las actividades que desarrollan los y  las integrantes del grupo de trabajo, organizar seminarios y reuniones para  estudiar y analizar temas puntuales del área. Además de redactar proyectos  para obtener subsidios para investigar, escribir trabajos de investigación para  publicar, organizar cursos o jornadas. En fin, las tareas de una investigadora  son muchas y diversas. 

¿Por qué decidiste convertirte en científica? ¿Qué te inspiró? 

Siempre me atrajo mucho todo lo biológico. Finalmente decidí estudiar  agronomía porque me gustaba lo relacionado con las plantas, desde su  anatomía y fisiología, hasta el diseño de parques y jardines. Pero lo que me  inspiró definitivamente para dedicarme a la investigación, a mitad de la  carrera, fue la materia Genética. Me enamoré de esa disciplina y ahí fue que  decidí que mi carrera tenía que incluir a la Genética y el mejoramiento  vegetal como eje central. Más tarde, cuando me recibí, me empecé a  interiorizar en las herramientas que la Biotecnología Vegetal ofrecía para el  fitomejoramiento y me sumergí directamente allí. 

Desde tus estudios, ¿cómo puede combinarse la ciencia con el sector  agropecuario? 

No existe una sin la otra. Todo aprendizaje tiene en sí mismo la aplicación de  un método científico, aunque sea intuitivamente. La producción agropecuaria 

utiliza sistemas biológicos para la obtención de bienes y servicios útiles,  gracias a los cuales, por ejemplo, podemos alimentarnos. Todo el  conocimiento construido que se aplica en el sector agropecuario,  independientemente del tipo de producción a la cual nos estemos refiriendo,  es una construcción colectiva que se materializa en la obtención de  productos. 

¿Creés que la ciencia contribuye a las buenas prácticas agrícolas? ¿Cómo lo  hace? 

Las buenas prácticas agrícolas son aquellas orientadas a la sostenibilidad  ambiental, económica y social para los procesos productivos de la  explotación agrícola que garantizan la calidad e inocuidad de los alimentos y  de los productos no alimenticios. Tomando los conceptos de esta definición,  vemos que están involucradas varias disciplinas científicas en su  implementación, como las ciencias ambientales, de la salud, las económicas y  por supuesto las agronómicas y biológicas. Así que podemos afirmar que sin  el desarrollo y aporte de estas disciplinas no podrían implementarse las  buenas prácticas agrícolas. Quizás las que no están mencionadas  explícitamente son las ciencias de la comunicación, que constituyen una  pieza fundamental para la correcta difusión de estas prácticas. 

¿Cuál creés que es el rol de la mujer en la ciencia hoy en día? 

Existen relevamientos que muestran que hay más mujeres que hombres en el  ámbito científico, especialmente a nivel de becarias de grado y posgrado. La  situación cambia a medida que se sube en el nivel de responsabilidad, y en  los cargos jerárquicos, tanto en los ámbitos públicos como privados. Hoy en  día, con la visibilización del movimiento feminista y las múltiples expresiones  que reivindican la mirada de género en todas las actividades, se conocen  ejemplos de mujeres que no fueron reconocidas a la hora de recibir los  beneficios de sus descubrimientos, que fueron desplazadas en las coautorías  de papers, de premios Nobel y otras distinciones. Justamente esa injusticia,  que hoy se da a conocer, pone en relieve el aporte de la mujer en la ciencia,  de su mirada, de su inteligencia, de su capacidad de estar en varias  cuestiones a la vez y resolverlas, que es fundamental para el avance científico 

y tecnológico. En nuestro país hay numerosos ejemplos que afirman esta  aseveración. Aún falta mucho camino por recorrer, pero hay avances que  hubieran sido impensados hace 15 o 20 años atrás: actualmente y por  primera vez hay una presidenta mujer en INTA y una en CONICET, decana y  vice en la FAUBA, funcionarias de alto rango en los Ministerios, como en el de  Agricultura y Salud y tenemos un Ministerio de la Mujer, Géneros y  Diversidad, que promueve la perspectiva de género en todos los ámbitos. 

Si tuvieras que dejar un breve mensaje sobre la comunicación de los  avances científicos en el agro al público urbano ¿Cuál sería? 

Bueno, acá es donde siento que debo transmitir el mensaje que muchas  veces me encuentro diciendo cuando me preguntan sobre el mejoramiento  vegetal. El ciudadano citadino tiene en general una construcción simbólica  que consiste en que los alimentos, las plantas, los animales que consumimos  fueron siempre así como los conocemos. Se desconoce que todo tuvo un  proceso de mejoramiento genético antrópico de miles de años, donde se  fueron seleccionando las características que las y los cultivadores y criadores  iban observando como mejores para los usos que les daban. Así, las  variedades de tomate, el maíz, el arroz, y demás cultivos como los  conocemos hoy son completamente diferentes en aspecto, tamaño,  propiedades agronómicas, de lo que eran sus parientes silvestres. Este  proceso de selección, que al comienzo fue instintivo, se fue sistematizando  conforme fueron conociéndose las bases de la herencia, los genes, luego el  ADN, y demás descubrimientos acerca del funcionamiento biológico bioquímico- metabólico- molecular de estos procesos. Hoy en día, lo que  hace 70 años atrás llevaba 8 a 10 generaciones de cruzamiento y selección,  las herramientas que se disponen para el mejoramiento nos permiten  obtenerlo en una generación y con mayor precisión. Es decir, que las  herramientas científico-tecnológicas nos permiten acelerar procesos de  mejora genética. Es muy importante aclarar que todos estos procesos y  productos obtenidos mediante las nuevas tecnologías de mejora son  exhaustivamente evaluados en las agencias regulatorias que poseen los  países donde se desarrollan y donde se pretende producirlos y consumirlos.  Tan intenso es el examen que deben atravesar, que en muchos casos  terminan siendo analizados más profundamente que un fármaco para  obtener la aprobación para su uso y consumo. Hoy en día nos suenan 

familiares las etapas de evaluación de fase 1, fase 2, etc. de las vacunas  contra la Covid-19. De la misma manera, con los criterios específicos para  estos productos genéticamente mejorados, se realizan las evaluaciones  respecto a su interacción con el agroecosistema y su aptitud alimentaria. Las  agencias regulatorias poseen normativas estrictas y expertos evaluadores  que abordan estos análisis. 

Acerca de Casafe: La Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe)  representa a las empresas líderes en producción de tecnología para la protección  de cultivos. Casafe, apoya la sustentabilidad del negocio de la industria de  fitosanitarios, convencidos de la necesidad de la interacción público-privada.  Propiciamos el equilibrio entre productividad, ambiente y desarrollo integral de la  sociedad, sustentados en las buenas prácticas agrícolas y en nuestros programas  de Responsabilidad Social. 

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