El consumidor al poder: el agro debe ser… y también parecer

El escrutinio de los consumidores, cada vez más feroz, es un desafío clave para el sector en los próximos años. El tema se analizó en EE.UU.

 

La gente quiere saber qué consume y cómo se elaboraron los productos. Las redes sociales lo potencian.

La gente quiere saber qué consume y cómo se elaboraron los productos. Las redes sociales lo potencian.

Los negocios del campo van mucho más allá de lo que sucede en los lotes con los granos o en los corrales con la hacienda. Quien solo esté mirando las cuestiones técnicas se puede estar perdiendo una parte importante de la película: la que sucede afuera, con los consumidores, que en todo el mundo dejan de ser sujetos pasivos que compran lo que se les ofrece y tienen cada vez más exigencias, que hasta determinan las formas de producción.

Consumidores preocupados, primero, por qué es lo que están comiendo, cómo fue producido, con qué materias primas, en qué entorno social, con qué cuidado del medio ambiente. Ese “activismo” cada vez mayor, potenciado por la explosión de las redes sociales, viene impactando hacia arriba, cada vez más, en la cadena productiva.

Este fue uno de los temas centrales que atravesó el congreso de agronegocios que organizó este año la compañía estadounidense Alltech en la muy prolija ciudad de Lexington, en el Estado de Kentucky, donde tiene su sede mundial. Hasta aquí llegaron casi 2.000 participantes de 69 países, para escuchar a una amplia variedad de oradores, que intentaron ayudar a pensar desafíos y oportunidades que se vienen para el agro global.

Mary Shelman, hasta hace poco directora del programa de agronegocios de la prestigiosa Universidad de Harvard, en EE.UU., advirtió que “el consumo está cambiando en forma dramática y lo hará más a medida que los jóvenes actuales vayan creciendo, porque están más preocupados que nadie sobre si los alimentos son sanos o no, o si se producen cuidando al medio ambiente y a los trabajadores. Esos jóvenes no creen en los avisos de las grandes compañías, sino que creen más en sus amigos y, además, son ciudadanos comprometidos, con un poder cada vez más grande, en lo que influye fuerte su presencia determinante en las redes sociales”.

Mary Shelman, eExdirectora Agronegocios Harvard. "Los jóvenes están más preocupados que nadie sobre si los alimentos son sanos o si se producen cuidando al ambiente y a los trabajadores"

Mary Shelman, exdirectora de Agronegocios en Harvard, hizo hincapié en la preocupación de los jóvenes sobre la alimentación. 

En esa línea también se manifestó una reconocida científica que llegó desde la Universidad de Utrech, en Holanda, que captó la atención del público, constituido mayormente por dueños de empresas vinculadas a la agroindustria y productores agropecuarios, entre los que se encontraban más de 30 argentinos. Se trata de Johanna Fink, quien manifestó que en Europa hay una conciencia creciente de que se debe producir alimentos de una manera segura, pero también de una forma que permita que todo el mundo pueda comer.

En ese sentido, dijo que “lo que debe hacer la producción es traducir las demandas de los consumidores en soluciones productivas viables, también desde lo económico. Pero, además, tenemos que entender más cuáles son las soluciones científicas para que la sustentabilidad sea sustentable. Debemos pensar cómo aplicar la tecnología, pero haciéndolo cada vez mejor, con más conocimiento, para lograr mayor eficiencia”.

En concreto, manifestó que “lo que hay que hacer para alimentar al mundo es alimentar al suelo, que es la madre de la provisión de alimentos. Por eso, no se puede tolerar el monocultivo o no cuidar a las plantas de las plagas y las enfermedades. Pero todo esto se puede hacer bajando el impacto de la agricultura en el medio ambiente”.

Por ese camino de la tecnología aliada a la sustentabilidad aparecieron varias ideas interesantes durante estos días primaverales aquí en Lexington, ciudad de 350.000 habitantes en la que se corre la famosa carrera de caballos conocida como Derby de Kentucky.

David Hunt, un joven científico que dirige la compañía de aplicaciones digitales para la agricultura Cainthus, con oficinas en EE.UU., Canadá e Irlanda, destacó las posibilidades que se abren en esta área. Pero, primero, hizo un diagnóstico. “Si todo el mundo comiera como se come en EE.UU., harían falta cuatro planetas Tierra para alimentar a la humanidad”, graficó. Y, por eso, dijo que es imperativo “hacer más eficientes a nuestros sistemas productivos hasta que podamos complementarlos con sistemas artificiales, que serán indispensables”. ¿Artificiales? El joven dio un ejemplo, ante un auditorio que lo escuchaba asombrado: “El año que viene ya habrá leche sintética (sí, que no viene de la vaca) y quizás la leche real sea un día solo para ricos que puedan pagarla”, arriesgó.

Y planteó, también, que hay soluciones que ellos ya están implementando para producir más con menos recursos. Por ejemplo, tecnología de visión con cámaras las 24 horas, que incluyen el reconocimiento facial de las vacas, para monitorear sistemas de encierre y detectar si comen o no, o cómo comen (lo que permite ajustar la ración); si se agraden, por qué lo hacen (lo que indica que quizás haya que darle más espacio) o si renguean por algún problema en los pies (para tratarlo a tiempo).

David Hunt, director de la compañía de tecnología digital para el agro Cainthus, hizo foco en la agricultura de datos.

“Todo esto es un conjunto que yo llamo la ‘Agricultura de Datos’, que incluye decisiones tomadas en base a mucha mayor información que hoy”, indicó. Y terminó así: “La ciencia ficción se está convirtiendo en realidad y reconozco que esto puede entusiasmar a algunos pero también paralizar a otros”.

A quien, sin dudas, los cambios no paralizan es a Pearse Lyons, un irlandés de 73 años que llegó a EE.UU. con 10.000 dólares en la década de 1970 y fundó esta compañía, que todavía preside, que ahora factura más de 2.000 millones de dólares anuales y tiene presencia en casi 130 países, entre ellos la Argentina, donde es fuerte en el negocio de la nutrición animal.

En su presentación en el congreso, Lyons reconoció que, sin dudas, el mundo está cambiando, como lo demuestra el hecho de que una empresa tan estadounidense como la suya haya comenzado hace pocos días su desembarco en Cuba, luego de que se retomaran las relaciones entre los dos viejos enemigos.

En este contexto, él ve oportunidades. Por eso, por ejemplo, acaba de comprar una fábrica irlandesa de mixers, Keenan, que hace un par de décadas supo tener una buena presencia en Argentina.

Seth Siegel, experto en la temáticia del agua y autor . "En Europa hay refugiados por la guerras en Oriente Medio. Pero en los próximos años habrá refugiados del agua regiones del mundo":

Seth Siegel, experto en temas del agua y autor del libro “Deja que allí haya agua”, dijo que habrá refugiados por este tema en el mundo.

Pero no es que le interesen los fierros particularmente, sino que con esos mixers están llevando a cabo un cambio radical en la manera de gestionar la alimentación animal. Las máquinas tienen una computadora que transmite en tiempo real a la sede de la empresa mucha información sobre la ración y su consumo, por ejemplo, que es analizada allí por nutricionistas que le indican al productor, o a los operadores, los ajustes que tienen que hacer, sin perder un segundo.

El mixer es, así, más una polea transmisora de información para que los especialistas indiquen, en forma remota, qué tuerca precisa tocar en el sistema productivo. El objetivo es, claramente, ganar eficiencia, producir más con menos.

Es solo un ejemplo de los muchos que se escucharon en Lexington, intentando responder a la demanda de una producción más eficiente y sustentable. Porque aquí, en el primer mundo, todos están profundamente convencidos de que ese es el camino.

Y en la Argentina, ¿se le presta la atención debida a estos temas? Que cada uno saque sus propias conclusiones.

FUENTE: Clarín / Rural