El INTA evaluó el aporte que generó al suelo la mayor incorporación de trigo y maíz

El aporte de carbono de los cultivos al suelo es un excelente indicador para evaluar la sustentabilidad de los sistemas productivos.

La Estación Experimental Agropecuaria Pergamino del INTA evaluó el aporte sustentable que generó sobre los sistema productivos la incorporación de trigo y maíz.

El objetivo de la investigación fue estimar el aporte de carbono anual al suelo en el partido de Pergamino durante las últimas 10 campañas agrícolas en base a los registros oficiales de la producción de soja, maíz y trigo.

«El aumento en la superficie de maíz y trigo en las últimas campañas del período analizado cambió la tendencia en el aporte de carbono al suelo, generando un aumento del mismo», destaca el relevamiento.

La reserva de carbono orgánico del suelo es un excelente indicador para evaluar la sustentabilidad de los sistemas productivos.

En la región pampeana se ha producido una gran disminución de los niveles de materia orgánica en el suelo debido a la simplificación de los sistemas de cultivos, con un predominio del cultivo de soja.

En este sentido, el aumento de la superficie con maíz y trigo en las últimas campañas mostró un aumento en el aporte de carbono: «De mantenerse, podría mejorar el balance de carbono del suelo», explica el INTA Pergamino.

Acceda al relevamiento completo.

El estudio muestra que el aumento en las superficies de maíz y trigo se correspondió con un aumento del 26% en el aporte de carbono si comparamos las últimas cuatro campañas (4,8 t de C/ha) versus las primeras seis (3,8 t de C/ha).

No obstante, dentro de las últimas cuatro campañas, específicamente en la campaña 2017/18, el aumento en la superficie de maíz y trigo no se correspondió con un mayor aporte de C debido a que los rendimientos del maíz y la soja fueron más bajos.

En consecuencia, el aumento en la superficie de gramíneas logrado hasta ahora en el partido de Pergamino depende, en gran medida, de las características climáticas de cada campaña, las cuales definen el rendimiento.

Esto muestra que el rendimiento, definido en gran medida por las características climáticas de cada campaña, juega un rol muy importante en el mediano plazo.

«Si bien se puede mejorar aún más el equilibrio en la secuencia de cultivos anuales disminuyendo la proporción de la soja, el aumento del secuestro de carbono en el suelo también requiere que se contemplen otras opciones, como la incorporación de pasturas a través de los sistemas mixtos agrícolas-ganaderos, el uso de cultivos de cobertura o el uso de excretas de origen animal, entre otras».

 

Incorporación de maíz y trigo

El maíz, al dejar mayor cantidad de rastrojo que el trigo y la soja, realiza un mayor aporte de carbono al suelo.

Bajo siembra directa, el aporte de carbono humificado de los rastrojos de maíz, trigo/soja 2º y soja 1º a lo largo de todo su período de descomposición fue 2045, 1499 y 707 kg ha, respectivamente. En los últimos años se ha registrado en el país un aumento de la superficie sembrada de maíz y trigo.

Este escenario, con una mayor rotación entre los cultivos anuales y, fundamentalmente, con una mayor superficie de maíz, lleva a pensar que el aporte de carbono al suelo ha aumentado.

En acuerdo con la distribución soja/maíz de cada campaña se distinguen dos periodos contrastantes.

En el primero (2008/09 a 2013/14), la relación promedio fue de 15 mientras que en el segundo (2014/15 a 2017/18), arrojó valores medios de 6. En las últimas cuatro campañas se cosechó 171% y 117% más de superficie de maíz y trigo que en las primeras seis campañas.