El maní cordobés compite en el mundo y lidera el mercado con calidad premium y valor agregado

El país es el primer exportador mundial con ventas por 800 millones de dólares y la provincia de Córdoba, que produce el 98% del total nacional, cuenta con una industria moderna para seguir creciendo

Expansión: en Córdoba se destinan 400.000 hectáreas, con potencial para duplicarse

Córdoba es la provincia manicera por excelencia que este año -pese al mal clima la cosecha será de 600.000 toneladas, igual que la de 2015 y equivalente al 98% de la producción nacional. El 95% es exportación con valor agregado (maní confitería, blancheado, pasta, aceite). El principal destino es la Unión Europea, que compra entre el 60 y el 70 por ciento de la oferta, seguida de Rusia y China, aunque los destinos se amplían periódicamente. El país es el primer exportador mundial y el poroto cordobés tiene «marca de origen». Son datos que impactan.

Juan Carlos Novaira, presidente de la Cámara Argentina del Maní, describe que la cadena está «bien integrada, funciona perfectamente desde hace años y bastante en silencio». Argentina destina al mercado externo el 80% de la producción; el año pasado ingresaron 800 millones de dólares por esas ventas.

Las tres grandes productoras son Aceitera General Deheza (AGD), Prodeman y Olega; en un segundo escalón se alinean unas cuatro o cinco compañías que producen entre 30.000 y 50.000 toneladas anuales.

En Córdoba se destinan entre 360.000 y 400.000 hectáreas al cultivo con potencial para duplicarse extendiéndose hacia el sur de la provincia, tanto hacia el límite con San Luis como con La Pampa; en Salta también se cultiva, pero en mucha menor cantidad.

Martin Frigerio, coordinador de la Fundación Maní (dedicada a investigaciones para innovación y mejora del cultivo), explica que la calidad argentina es «premium, el único maní en el mundo con alto oleico» lo que fundamenta la alta inserción en los mercados globales.

Un limitante en la expansión de la producción es la disponibilidad de variedades; Argentina usa sólo una mientras que en Estados Unidos hay 45.

La institución trabaja en tres programas de desarrollo genético, que requieren entre cinco y diez años para dar resultados. Otros factores que ponen un techo son los costos de flete y la cantidad de contratistas. «En época de cosecha la capacidad está sobresaturada», apunta Frigerio.

Prodeman acopia y vende unas 140.000 toneladas anuales en su planta de General Cabrera (220 kilómetros al sudeste de la capital provincial) donde trabajan 450 empleados, un «récord» según dice Ivana Cavigliaso, gerente de Calidad de la empresa fundada por su padre. No producen más a fasson porque tienen la capacidad completa ocupada.

«Tuvimos que parar de vender», plantea en una expresión infrecuente en la Argentina de los últimos años. Embarcan unos 90 contenedores de 25 toneladas por semana a Europa, Medio Oriente, Estados Unidos, Colombia, Chile y Uruguay. A este último país también llegan con su marca propia, Maní King, lanzada en 2010 y que insume el cinco por ciento de su producción global.

AGD exporta el 25% del total argentino; envía a Holanda, Reino Unido, Francia, Italia, Rusia, Estados Unidos, Australia, Chile, Europa del Este y Medio Oriente. Tiene tres plantas industriales en General Deheza y Alejandro Roca (Córdoba) y en Villa Mercedes (San Luis). El complejo, estratégicamente integrado, permite que el 75% del maní exportado tenga alto valor agregado: blancheado, grana y manteca.

Santiago Alaniz, encargado de comercialización y venta de Cotagro, coincide con la descripción. La cooperativa 70 años de historia, mil asociados, 15 unidades de negocios procesa unas 35.000 toneladas al año que compra a sus asociados y cultiva en la zona de General Cabrera. Hace cuatro décadas fue pionera en salir al mundo, vendiendo a Europa. Hoy exporta la casi totalidad a ese destino, África, Sudamérica y China.

La nueva apuesta es China, primer productor mundial que exporta cuando tiene stock disponible, pero que si no -al igual que Estados Unidos es importador. «Por su alta demanda de aceite y pasta es una posibilidad para aumentar la colocación de maní industrial», define Alaniz.

El formato de la exportación como snack, pasta, tostado, aceite depende de las restricciones arancelarias o para arancelarias del destino. Por ejemplo, hay compradores que prefieren el partido en vez del blancheado (sin la piel roja) por los derechos de importación diferenciales que pagan.

Por su alto contenido de aceite el acopio del maní no es simple; se requieren cámaras de frío que lo mantengan entre los ocho y doce grados, también la humedad es un enemigo. Todas las plantas argentinas son altamente tecnificadas y más modernas, en comparación, que las estadounidenses.

«El mundo come cada vez más maní», grafica Cavigliaso respecto de la cantidad de nuevas posibilidades que se abren. Con Argentina compiten -aunque con menor calidad de producto- Brasil, Sudáfrica, Nicaragua, Senegal e India.

Premium: las plantas argentinas son más modernas y tecnificadas que las norteamericanas
Premium: las plantas argentinas son más modernas y tecnificadas que las norteamericanas.

Desde diciembre el sector no tiene retenciones; antes el maní confitería pagaba 10%, el blancheado 4,5% y el industrial, 23%. Además se mantiene el sistema de reintegros.

Novaira sostiene que con la quita y la mejora del tipo de cambio el sector ganó competitividad. El complejo emplea unas 12.000 personas en la provincia y hay potencial para seguir creciendo, por lo que las empresas mantienen una dinámica de inversión «permanente», señala Novaira.

Empujar el mercado interno

Aunque el mercado mundial absorbe casi toda la producción, desde la Cámara Argentina están instrumentando una campaña para promover el maní como alimento; en el país el consumo promedio es 200 gramos por habitante por año, contra cuatro kilos de Estados Unidos, por ejemplo.

Hace seis años, Prodeman decidió destinar parte de su producción al consumo interno e ingresó al sector del retail. «Otro mundo, otra lógica. De cargar containers tuvimos que aprender muchísimo, reorganizarnos internamente, negociar con las cadenas, competir con otras marcas. Es sorprendente cómo viene aumentando el consumo», plantea Cavigliaso. La planta de Prodeman está certificada para producir para celíacos; en breve lanzarán un producto con harina de mandioca para ese segmento.

Novaira coincide con las oportunidades de crecimiento en las ventas domésticas que un cluster «del primer mundo puede aprovechar porque es flexible y se adapta a la demanda». El bajo consumo interno está vinculado a cuestiones culturales, que de a poco se van modificando.

Para la producción hay buenos márgenes

Gerardo Crucianelli produce 500 hectáreas en la zona de Río Primero (límite norte para el cultivo en la provincia) y señala que las últimas campañas fueron «buenas», con una mejora «sustancial» en la rentabilidad por la quita de retenciones.

La cosecha 2016 estuvo afectada por el exceso de agua, pero la siembra para la próxima se presenta «positiva». Clemar Oddino -dueño de una empresa familiar integrada que siembra 17.000 hectáreas en Córdoba, San Luis, La Pampa y Santa Fe e industrializa en Hernando- explica las lluvias de las últimas semanas de diciembre «vinieron bien porque encarábamos un año con perspectivas de sequía».

Crucianelli y Oddino enfatizan que los números estarán «más ajustados» los próximos meses por la suba de costos que, en el último año, crecieron alrededor del 20%. «Por el costo del gasoil el flete de un contenedor desde el sur de Córdoba a Buenos Aires es más caro que ponerlo en la otra punta del planeta», dice Oddino.

 

Gabriela Origlia / LA NACIÓN / CAMPO