El otro negocio de la soja: usan sensores, IOT y big data para mejorar el rinde

De la mano de innovaciones como inteligencia artificial, internet de las cosas, Big Data y Blockchain, entre otras , la tecnología está revolucionando la Agroindustria tanto desde el punto de vista tecnológico como cultural.

El otro negocio de la soja: usan sensores, IoT y Big Data para mejorar el rinde

Es el segmento históricamente más productivo y que más divisas genera para la Argentina. El futuro, en ese sentido, es promisorio. “Para 2050, las agroindustrias deberán duplicar la producción de alimentos seguros para satisfacer una población que, se estima, estará en las 10.000 millones de personas.

Todo, sin descuidar los recursos naturales: el sector utiliza el 55 por ciento del área no forestal, el 80 por ciento del agua potable y el 30 por ciento de los combustibles fósiles del mundo”, señala Diego Sánchez, CEO de Bit, consultora de soluciones tecnológicas especializadas en agro bajo el paraguas de Agrobit.

“Volatilidad de precios, focos de competencia global, regulaciones cada vez más exigentes que imponen los mercados maduros… las empresas del sector enfrentan un contexto de altísimo desafío en el que la innovación tecnológica es aliada fundamental para mantenerse ágiles, competitivas y rentables”, agrega Damián Szulman, director de Seidor Argentina, que ofrece soluciones integradas para el agro de la mano de SAP y Bit.

“La revolución tecnológica apunta a garantizar la trazabilidad de la producción, incrementar la eficiencia, poner al consumidor en el centro de la cadena de valor y asegurar las prácticas sustentables”, agrega. Agrobit provee soluciones como Smartfarm, que integra los distintos procesos propios de una empresa del sector.

La transformación digital del agro argentino no es una decisión, sino una necesidad para que el país pueda continuar siendo competitivo en un mundo cada vez más desafiante. ¿Están las empresas del segmento incorporando innovación al ritmo que el mercado internacional lo demanda? Larespuesta no es directa ni sencilla: es imposible aglutinar un sector tan diverso como el agropecuario en una única realidad.

“Conviven empresas tradicionales que, en el mejor de los casos, realizan un manejo básico de las herramientas tecnológicas disponibles; otras que fueron muy exitosas a la hora de explotar el nuevo modelo agrícola derivado del paquete tecnológico siembra directa – soja RR – Glifosato; y otras proactivas en la integración de las nuevas tecnologías orientadas a la gestión de sitio específica de los recursos productivos”, enumera Gabriel Tinghitella, responsable de Innovación de la unidad de investigación y desarrollo del Movimiento CREA, asociación sin fines de lucro conformada por más de 2000 empresas agropecuarias.

Agtech de exportación

“En la Argentina coexisten desarrollos tecnológicos pioneros a nivel mundial con formas de trabajo manuales, con registros en papel o sin registro en absoluto: hay tareas que se realizan de la misma manera hace generaciones”, indica Santiago Nicolet, director de Proyectos del Grupo Tesacom. “Hay casos en los que la identificación y el monitoreo de hacienda, actividad obligatoria, se realizan de manera visual por parte del peón o del dueño del campo, cuando con un sistema de telemetría y seguimiento apropiado se podría realizar una identificación temprana de plagas, hacer un manejo eficiente del riego, optimizar el control de cosecha y facilitar el registro y trazabilidad de cultivo, flotas y personal en campo, entre otras cosas”, aporta Nicolet.

La empresa ofrece tres conjuntos de soluciones para el sector: adquisición de datos en terreno, en general en sitios remotos; su transmisión y su transformación en información útil para la toma de decisiones. Así, el productor puede estimar desde el nivel de agua en un pozo hasta hacer un seguimiento de las tareas y trabajos a través de un dispositivo móvil, al igual que el registro de eventos como la caída de un poste, el desborde de un arroyo o la presencia de un camino en mal estado.

También ofrece un servicio de control de recursos tanto móviles (vehículos de labor, maquinaria propia o de contratistas, trabajadores a caballo) como transportados (generadores, trailers, chimangos, mangas elevadoras).

De todas formas, podría dividirse la realidad argentina en dos: la del mundo usuario, es decir, la de las empresas agropecuarias, y la del mundo innovador, es decir, las firmas de IT que ofrecen soluciones para el sector, en particular las denominadas agtech.

“La Argentina es uno de los países que más tecnología incorpora en el sector y uno de los más competitivos a nivel mundial”, define Leandro Sabignoso, CEO de Auravant, agtech que comercializauna herramienta SaaS dirigida al tomador de las decisiones agronómicas (típicamente, un ingeniero agrónomo) para facilitarle la adopción de agricultura de precisión y hacer más eficiente el monitoreo de sus campos.

En el terreno agtech existen numerosos casos de tecnología exportada. Tambero.com, por ejemplo, es una aplicación en la nube de administración de ganado desarrollada en Córdoba con Microsoft Azure y que tiene gran éxito en América latina. Es un chatbot de plataforma móvil que, mediante el uso de inteligencia artificial y servicios cognitivos, identifica la situación en que se encuentra cada vaca y la conecta con la plataforma de chat y voz para comunicarlo a su cuidador, recibir alertas y recomendaciones.

Tranqueras cerradas

La incorporación de innovación en el agro argentino se enfrenta a algunas barreras tanto tecnológicas como culturales. Claudio Goldman, director de Accenture Argentina y líder de las industrias de energía, recursos naturales, petróleo y gas para Sudamérica Hispana, destaca en el primero de los ámbitos la infraestructura de comunicaciones: “No es suficiente para tomar la información de base requerida para el uso de las nuevas tecnologías”.

Y pone como ejemplo a Internet de las Cosas (IoT): “Existen soluciones y algoritmos para el análisis de información histórica, pero falta información en tiempo real para la toma de decisiones”. La inversiones en comunicaciones, por su parte, se demoran porque en términos de retorno de la inversión “se visualizan estas iniciativas de modo unitario (empresa por empresa) en lugar de a nivel sectorial”.

Las barreras de este tipo, no obstante, tienden a desaparecer por el mero avance de la tecnología. “Estamos comprometidos con llevar conectividad fija y móvil a todo el campo argentino y con facilitar la integración de todo tipo de soluciones vinculadas a IoT”, afirma Fernando Freytes, gerente de Negocios No Tradicionales y Estrategias de Dispositivos de Telecom Argentina.

La empresa ofrece para el sector soluciones de automatización de establecimientos y energías renovables, monitoreo ambiental (con sensores terrestres para obtener indicadores de temperatura y humedad del aire, velocidad y dirección del viento, presión atmosférica y precipitaciones, entre otros) o monitoreo animal (identificación y geolocalización de ganado mediante sensores ubicados en collares u otros dispositivos).

Las culturales, en cambio, son más complejas, en especial para un segmento acostumbrado a los mecanismos tradicionales. “Si bien big data ya está listo para el campo, la pregunta es si ocurre lo mismo a la inversa. La respuesta es que sí, pero falta camino por recorrer: con su altísima competitividad y productividad, el agro argentino requerirá incorporar habilidades nuevas y esto abre la oportunidad de atraer gente que antes era ajena”, dice Omar Vigetti, Data & Analytics translator de Oracle Latinoamérica.

“Hay que seguir trabajando en la integración y la colaboración de la cadena de valor”, agrega. Vigetti afirma que la curva de adopción depende de diversas variables, entre ellas, la rentabilidad de incorporar las tecnologías, y “el talento para procesar, transformar, modelar y analizar los datos y la integración de las diferentes aplicaciones que permitan el monitoreo de las múltiples variables en la producción agropecuaria, en especial en nuestros campos, que tienen diferentes cultivos”.

Tecnologías florecientes

Big data es uno de los pilares sobre los cuales se apoyan las soluciones emergentes. “Siempre hago esta analogía con la agricultura: se necesita sembrar sensores para cosechar un gran volumen de datos. Luego viene el acopio en grandes silos de datos no estructurados soportados sobre infraestructura en la nube”, revela Sergio Borromei, CTO de Lagash.

La empresa comercializa la solución AgroTech, que utiliza imágenes capturadas con smartphones y procesadas y analizadas por la app mediante el uso de IA para relevar cantidad y calidad de cosechas agrícolas y frutihortícolas. Permite una mejor estimación del rendimiento de cada temporada para responder con mayor precisión a las obligaciones derivadas de los contratos a futuro y a las complejidades logísticas de la producción.

Otra columna la constituye IoT. “La gestión eficiente de los activos estratégicos y la administración de sus tiempos de uso es ágil y sencillo con las herramientas correctas”, indica Pablo Porto, VP y gerente General de Pointer Argentina, especializada en gestión, sensorización y geolocalización de activos bajo el ecosistema de IoT. Durante 2018, la compañía implementó en una firma citrícola un dispositivo Cellotrack, de GPS/GPRS, junto con sensores de presión, para detectar el momento de encendido y apagado de cada máquina, y el inicio y la finalización de cada pulverización como eventos independientes.

Además, se programaron alertas configuradas a 5 km por hora, velocidad máxima para alcanzar una correcta distribución del producto química. Así, la implementación gestiona, de manera eficiente y sustentable, los tiempos de trabajo efectivo de sus máquinas pulverizadoras en campo, así como la cantidad de fertilizante por hectárea.

Incluso blockchain, por ahora subexplorada en el sector, puede ser clave en el futuro para garantizar la trazabilidad de extremo a extremo de cada producto alimentario que llega a la mesa de un consumidor.

La inteligencia campestre

La gran estrella que puede llevar al agro al siguiente nivel en eficiencia y productividad es la IA. “Democratiza la tecnología: muchas organizaciones acceden a grandes volúmenes de datos y los pueden utilizar de manera óptima, eficiente y certera, de acuerdo con los desafíos climáticos, geográficos y propios de la producción”, indica Ezequiel Glinsky, CTO de Microsoft. “Todo el proceso de generación de alimentos, desde la siembra hasta su empaque, puede controlarse, monitorearse y medirse”.

Microsoft vende servicios en la nube y de IoT que permiten crear desde ambientes estériles para la producción de los vegetales hasta la revisión del desempeño y uso de energía del equipo usado para el cultivo. Además, cuenta con alianzas con el INTA y con el IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura).

Terogranizo es una aplicación de la compañía que complementa los seguros agrícolas de granizo a partir del procesamiento inteligente de datos. Monitorea el clima sobre los campos con información del INTA y de la NASA y advierte a los productores tres horas antes sobre tormentas fuertes y probable caída de granizo. Si se produce el siniestro, dos horas después recibe un email donde se marca en el mapa el área probable de daño. El sistema comenzó a enviar mensajes el 25 de agosto de 2017 y produjo 2067 alertas y 2323 alarmas.

Glinsky, además, agrega el concepto de edge computing: “Permite pasar a una etapa más compleja en disrupción y disposición tecnológica para el agro, y nos lleva a pensar que hay un borde inteligente, conformado por sensores, teléfonos, relojes y dispositivos especializados con poder de cómputo”, indica. El clima parece propicio y la semilla (techie) es buena. Si la siembra comienza ya, la cosecha llegará a tiempo para que el agro argentino continúe siendo competitivo.

Capital Semilla

En febrero de este año, NXTP Labs, firma de capital emprendedor de etapa temprana que invierte en startups tecnológicos, convocó emprendimientos innovadores de toda la región a través de la Red de Innovación Agropecuaria, conformada por productores de más de 800.000 hectáreas en la Argentina, Brasil, Bolivia, Uruguay y Paraguay. “Se inscribieron más de 140 emprendimientos, la mayoría de nuestro país, pero con gran presencia regional y hasta de Australia, Israel y los Estados Unidos”, señala Luis Figueroa, gerente Regional de Soluciones de Negocios para el Agro de NXTP Labs.

“La digitalización del agro está en etapa emergente: el productor argentino está abierto a probar emprendimientos digitales y el tema agtech, que ya cuenta con más de 100 emprendimientos a nivel nacional, está en la agenda del gobierno, instituciones, productores y startups”, agrega. “Queda mucho por hacer, pero estamos bien encaminados como país”, concluye.

En todo el país germinan emprendedores

Citrícola San Miguel e Inicia, asociación civil de emprendedurismo, también convocaron propuestas innovadoras para el sector. Los ganadores recibieron un incentivo económico y tres meses de acompañamiento a cargo de Inicia y el Ecosistema Emprendedor de Tucumán. Martín Lucas Zamora, con su NanoBioSensor, un dispositivo para detección temprana de la enfermedad HuangLongBing (HLB) que afecta plantas cítricas, obtuvo el principal galardón. Ofrece resultados sin esperar que los síntomas sean visibles y sin necesidad de enviar muestras al laboratorio.

En Tucumán, de donde es oriundo Zamora, esto significa poner al resguardo más de 10 millones de plantas en peligro y asegurar la “salud” de la principal actividad económica que genera más de 50.000 puestos de trabajos al año. El segundo premio fue para Agustín Castellanos, también tucumano, quien propone utilizar drones para capturar datos clave para el cultivo, analizarlos y generar mapas de prescripciones para optimizar la toma de decisiones como reducción del impacto ambiental, disminución del costo operativo, prevención de anomalías u optimización en riegos y labores, entre otras.

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