En medio de la sequía, los alquileres agrícolas siguen subiendo.

Si bien aún no se sabe cuál será el número final de la cosecha gruesa argentina por el impacto de la sequía, la mayor parte de las renovaciones de arrendamientos se están realizando con aumentos de uno a dos quintales de soja por hectárea.

Los “pesos pesados” del agro argentino, cuando salieron este año al mercado para renovar alquileres, se encontraron con propietarios exigentes que a –a pesar del aumento del valor de la soja– querían más quintales. Y en algunos casos pidiendo locuras.

El principal forzante de la angurria de los propietarios es la propia demanda local, integrada por productores y contratistas de la zona, que buscan apoderarse de campos para aprovechar la liquidez disponible o futura.

Vale tener en cuenta que, si bien existen vastas zonas afectadas por restricciones hídricas severas, la situación presente en la región pampeana es muy variable y algunas localidades van a obtener rindes de maíz o soja cercanos a los proyectados, mientras que en otras están logrando buenos rendimientos de girasol en un momento en el cual valor de esa oleaginosa está por las nubes.

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