Fertilización: práctica para lograr mayor calidad de las pasturas

Con una correcta fertilización balanceada se pueden llegar a producir 1.000 kilogramos de carne y/o 12.000 litros de leche por hectárea.

En nuestro país, las pasturas representan la base para el desarrollo productivo de carne y leche vacuna. Es por esto, que todos los esfuerzos que se realicen son válidos para mejorar y aumentar la producción, prolongando la vida útil de estos cultivos forrajeros.

En ese sentido, Matias Saks y Guillermo Pugliese del equipo técnico de Bunge, señalan que “para obtener resultados óptimos, la clave es realizar una correcta planificación y diseño de la oferta forrajera. En el inicio del otoño se dan las mejores condiciones, tanto de temperatura como de humedad para la siembra de pasturas perennes, permitiendo que los nutrientes comiencen a interactuar generando una pastura de rápido crecimiento inicial”.

Por otra parte, un correcto manejo de los tiempos y la adecuada implementación de la fertilización balanceada son claves para maximizar la producción de forraje y obtener resultados de alrededor de 1.000 kilogramos de carne y/o más de 12.000 litros de leche por hectárea. De esta manera, el productor tendrá la capacidad de incrementar la producción de materia seca por hectárea, así como también su calidad, en menor tiempo. A su vez, aprovechará más los nutrientes y cuidará la salud del recurso más importante, la tierra.

Un planteo balanceado de fertilización debe incluir, principalmente, nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S). En segunda medida, dependiendo la especie a implantar, calcio (Ca), magnesio (Mg) y potasio (K). Pensar en una estrategia de fertilización balanceada implica, además, trabajar con un conjunto de nutrientes y no en uno por sí solo. La dosis que será implementada de cada uno de ellos, dependerá directamente con la carga animal que el productor destine a ese lote; a mayor cantidad de animales, se deberá aumentar la dosis que se aplique de fertilizante.

La provisión adecuada de nutrientes, por un lado, incide de manera positiva en que el forraje sea más aprovechable y brinde mayor digestibilidad para el animal. Por otra parte, maximiza la eficiencia en el uso del agua, ya que cada mm de agua consumido produce una mayor cantidad de kg de materia seca. “La eficiencia del sistema es clave, sobre todo en aquellos momentos en los que se presentan restricciones hídricas. Si los productores se anticipan a este tipo de situaciones, empleando un correcto sistema de fertilización, podrán superar los desafíos que se les presenten, como la época de sequía”, destacaron los especialistas de la compañía.

También es importante aprovechar el reciclado de nutrientes. Es decir, que el productor deberá diseñar la línea de agua en función del diseño de las parcelas, con el fin de que de los animales dispongan del agua suficiente en la zona de la parcela para que los nutrientes se reciclen en el mismo lugar del consumo del pasto y no se trasladen a aguadas lejanas y/o caminos. Tener en cuenta que el animal devuelve cerca del 90% los nutrientes en sus deyecciones.

Existe una diferencia tangible y de gran impacto productivo en la calidad de la pastura aplicando los consejos anteriormente mencionados. “Es importante que el productor recurra a un asesor de confianza, o a un agro experto de Bunge, para realizar las recomendaciones y aplicar las soluciones necesarias en función a las características particulares y la ubicación geográfica del lote”, concluyó Pugliese.