INTA: Con riego suplementario se puede hasta duplicar el rendimiento en trigo.

Lo demostró un grupo de especialistas del INTA Manfredi en un ensayo que lleva más de 20 años de producción de trigo, maíz y soja bajo riego por aspersión. Los resultados se presentarán como parte de las disertaciones técnicas de la sexta edición de la Reunión Internacional de Riego que se llevará a cabo los días 22 y 23 de agosto en Manfredi, Córdoba.

La incorporación de la siembra directa y las tecnologías de manejo asociadas, permitieron incrementar los rendimientos de los cultivos y la producción agrícola a lo largo de los años. Sin embargo, la producción de secano se encuentra limitada por la disponibilidad de agua, debido a la alta variabilidad en la cantidad y distribución de las precipitaciones. Frente a esta realidad, el riego suplementario surge como una tecnología que permite suministrar agua a los cultivos durante períodos de déficit hídricos en zonas semiáridas, subhúmedas e incluso húmedas, propensas a sequías periódicas. Entre los principales objetivos de esta tecnología se destacan la mejora de los rendimientos de los cultivos y la disminución de la variabilidad interanual de los rindes.

El INTA, un pionero en las investigaciones y pruebas de la producción bajo riego en Argentina

Entre las primeras experiencias argentinas en riego por aspersión en cultivos extensivos se destacan las realizadas por el INTA en diferentes estaciones experimentales como Manfredi, Pergamino y Balcarce. Con el objetivo de proporcionar herramientas al productor argentino que sirvan para maximizar la productividad de la empresa agropecuaria en un marco de sustentabilidad, en el año 1996 se instaló en INTA Manfredi un módulo de riego suplementario con fines experimentales y demostrativos que permitió adaptar y poner a prueba diferentes tecnologías asociadas al riego.

Aquiles Salinas, especialista en riego suplementario del INTA Manfredi -Córdoba-, cuenta que “uno de los ensayos de producción de trigo, maíz y soja bajo riego suplementario con equipo de pivot central que se inició en esa época y permanece hasta la actualidad, permitió demostrar que la tecnología del riego puede hasta duplicar el rendimiento en trigo en el tiempo evaluado, comparado con la producción en secano”.

Entre los resultados de este ensayo de larga duración se desprende que “en maíz se registra un incremento de rendimiento mayor al 50%, mientras que en soja puede llegar casi al 30% a lo largo del tiempo”, puntualizó Salinas.

De acuerdo con Matías Boccardo, otro de los referentes del INTA en riego suplementario que interviene en los ensayos, desde la instalación del sistema en el año 1996, “todos los años se realizaron mediciones de precipitaciones, riegos, contenido de agua en el suelo a la siembra y cosecha, rendimiento en grano, consumo de agua y eficiencia de uso de agua -calculada como los kg de grano producidos por mm de agua consumido- de los cultivos regados”.

Según datos del informe, el ensayo se realiza en un suelo Haplustoléntico -serie Oncativo-, con clima templado y semiárido, y con una precipitación media anual de 757 mm (período 1931-2015) y presenta un régimen monzónico, con el 80% de las lluvias concentradas en el semestre octubre-marzo. Sin embargo, existe más del 50% de probabilidad de déficit hídrico en todos los meses del año, limitando severamente los rendimientos de trigo y condicionando los rendimientos de los principales cultivos de verano -soja y maíz-.

Juan Pablo Giubergia, otro de los técnicos del INTA Manfredi que conduce el experimento, cuenta que “el ensayo se conduce con dos secuencias bianuales de cultivos, primero con trigo y maíz de segunda época y soja de primera, y segundo con trigo y soja de segunda época y maíz de primera; se fertilizan todos los cultivos con fertilizantes fosforados y nitrogenados en el caso de las gramíneas y todo se riega con un equipo de pivote central decidiendo los momentos y láminas de riego para cada cultivo en función de un balance hídrico”. “Eso se compara con un lote aledaño con manejo similar, pero sin irrigación, lo que se considera el tratamiento secano”, explicó el especialista.

El riego, uno de los factores diferenciales en la respuesta de rendimiento

De acuerdo con Salinas, en el ensayo “se observaron incrementos de rendimiento por el riego para todos los cultivos, del orden del 115% en trigo, 51% en maíz y 28% en soja”. Además, los coeficientes de variación de los rendimientos de los cultivos irrigados fueron menores que los de secano.

Sumado a eso, explican los técnicos, en la condición bajo riego “los tres cultivos mostraron tendencia a incrementar los rendimientos en las mediciones registradas a lo largo del tiempo”.

En condiciones bajo riego, el suplemento de agua permite cubrir períodos de déficit hídrico (originados por la alta variabilidad interanual de precipitaciones), que muchas veces ocurren en el período crítico del cultivo, con lo cual mejoran los componentes de rendimiento, principalmente el número de granos. “La mayor respuesta de rendimiento en el cultivo de trigo bajo riego respecto a secano, se explica por la ocurrencia del ciclo de este cultivo en un período del año con escasas precipitaciones, debido al régimen de lluvias típico de la región”, puntualizó Boccardo.