La exportación de granos creció un 57% tras la quita de las retenciones y los ROEs

Hasta el final de enero, se embarcaron 3,3 millones de toneladas de granos contra 2,1 millones que se habían exportado el año pasado, según datos del Ministerio de Agroindustria.

La eliminación de los ROEs destrabó el  potencial de un sector con un alto perfil exportador.

La eliminación de los ROEs destrabó el potencial de un sector con un alto perfil exportador.

Las exportaciones de granos aumentaron un 57% desde que el Gobierno Nacional quitó las retenciones al trigo, maíz, sorgo y cebada, redujo el 5% las de la soja (que quedó en 30%), y eliminó los cupos a las ventas al exterior, los famosos ROEs.

En concreto, desde el 21 de diciembre de 2015 hasta el 31 de enero de 2016 se exportaron 3.359.082 toneladas; es decir, un 57% más que en el mismo período del año anterior, cuando se embarcaron al exterior 2.140.225 toneladas, según los datos del Ministerio de Agroindustria.

«Esto es solamente el principio del crecimiento del comercio argentino en el mercado internacional, ya que cuando existen incentivos para producir el primer beneficiado es el país», aseguró Ricardo Buryaile, ministro de Agroindustria.

El incremento en las ventas al exterior comenzó a registrarse luego de que el 14 de diciembre, Buryaile, junto al presidente Mauricio Macri, anunció en Pergamino la quita de las retenciones. Y luego hubo un fuerte impulso cuando se informó que se eliminarían los cupos a las exportaciones (ROEs) hacia fines de diciembre. Esta era una barrera que trababa y distorsionaba el potencial de cadenas claves de la agroindustria, como la ganadera, la lechera y la agrícola.

Este nuevo escenario va a favorecer la rotación con cereales y evita el «refugio» en la soja.

Al disminuir la carga impositiva y eliminar los cupos, los cultivos de maíz y de trigo dejaron de ser inviables en el norte del país, por ejemplo, donde a la caída en la rentabilidad de los cultivos hay que sumar el alto costo del flete en camión hacia los puertos que están radicados en el Gran Rosario.

“Este nuevo escenario implica un impulso a las producciones del interior a la vez que contribuye al cuidado de las tierras y el medio ambiente al favorecer la rotación de cultivos”, destacaron desde el Ministerio de Agroindustria.

El trigo y el maíz para grano son fundamentales para la sustentabilidad. Es que permiten incorporar materia orgánica al suelo y aportan fertilidad en el mediano plazo, a la vez que protegen este recurso estratégico de la erosión hídrica y eólica, al mantener el suelo cubierto por más tiempo a lo largo del año.

Las rotaciones agrícolas estuvieron desbalanceadas durante las últimas campañas porque los productores se “refugiaron” en la soja, frente a la difícil coyuntura comercial en la que se encerró al maíz y también al trigo, cuya producción cayó en 6 millones de toneladas (pasó de 16 millones de toneladas a 10 millones este ciclo).

La siembra de esta campaña es un buen ejemplo de cómo se descompensó la relación maíz – soja. En total se implantaron 3,1 millones de hectáreas del cereal, contra más de 20 millones de hectáreas de la oleaginosa, según los datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Es una enorme brecha y significa que por cada 6 hectáreas de soja apenas se implantó 1 de maíz.

A través de estas medidas, el Ministerio de Agroindustria tiene por objetivo incrementar la producción y contribuir al desarrollo de las economías regionales en el corto y largo plazo, que están muy deterioradas no solo en la región central del país, sino también en Cuyo –con la producción de vinos y aceitunas-, en Entre Ríos con los cítricos y en el Alto Valle del Río Negro, donde es muy grave la situación de los productores de fruta.