Malezas: «La mayoría sabe qué hay que hacer pero es difícil aplicarlo»

Martín Marzetti, coordinador de la red de malezas de Aapresid, adelanta que crecerá la población de hierbas resistentes a los herbicidas, y dice que la solución debe surgir de un abordaje sistémico.

Martín Marzetti estima que sembrar en un lote "enmalezado" cuesta hasta U$S 100 dólares más por hectárea.

Martín Marzetti estima que sembrar en un lote «enmalezado» cuesta hasta U$S 100 dólares más por hectárea.

1- ¿Cómo fue la evolución de la población de hierbas resistentes a herbicidas en la Argentina?

El primer biotipo resistente en Argentina apareció en 1996 y hoy ya hay veinticuatro, de los cuales diecisiete son resistentes al glifosato y ya hay cinco biotipos con resistencias múltiples. Hay siete biotipos con resistencia a inhibidores de ALS y cinco con resistencia a graminicidas. El problema no es el glifosato, sino los herbicidas en general. Es muy complejo porque acá tenemos que manejar especies perennes junto con anuales, junto con especies de invierno y especies de verano en un mismo lote. Entonces no es sencillo armar paquetes de herbicidas o prácticas que puedan solucionar todo eso.

2- ¿Cuál es la perspectiva para los próximos años?

Las malezas resistentes van a crecer en superficie, va a haber resistencia a glifosato, más resistencias a inhibidores de ALS, resistencias múltiples… Los mayores problemas son en las zonas marginales o subhúmedas, porque son sistemas más frágiles donde los errores cuestan más, además de que los márgenes son menores. En los próximos años habrá un aumento de labranza como forma de control, aunque no sea lo recomendable, y en esas zonas marginales romper la siembra directa es prácticamente imposible, porque son zonas productivas gracias a la directa.

3- ¿Hay conciencia entre los asesores y técnicos de que el problema es global y que requiere soluciones sistémicas?

El 80 por ciento de los técnicos tiene que apagar el incendio de la presente campaña, y hay una proporción menor que sí está preocupado por el mediano y largo plazo. La gran mayoría sabe lo que hay que hacer, pero es difícil aplicarlo. Por ejemplo, cualquiera sabe que hacer un cultivo de invierno te ayuda, pero no valía nada, entonces cuando el técnico le decía al productor que tenía que ir a contra margen, el productor decía “no, prefiero usar herbicidas residuales en lugar del trigo”. El monitoreo frecuente los técnicos lo quieren hacer porque les significa un ingreso, pero los productores no lo pagaban.

En la Argentina, el sorgo de Alepo fue una de las primeras malezas en desarrollar resistencia a glifosato.

4- ¿La rentabilidad no se podría defender gastando menos en insumos y más en conocimiento?
En estos ambientes esa discusión no la vas a encontrar nunca porque justamente lo que se quiere es que se gaste más. Desde el lado del productor eso sí se mira porque lo que quieren es mayor retorno. El caso de las malezas es particular porque lo que yo no controlé este año es un problema más grande el año siguiente. En las malezas problemáticas no puedo ahorrar ni un solo peso. Un lote con problema de malezas cuesta hasta 100 dólares por hectárea más de lo que sale normalmente. Son 50 a 100 dólares extra en herbicidas.

5- ¿Hay que pensar en hacer cambios importantes en el sistema productivo?
Hoy con este paradigma de producción no se está encontrando otra alternativa. Los alquileres a corto plazo son gran parte de esta gran problemática. La alternativa es la agroecología, otra rama totalmente alejada y yo creo particularmente que el problema es que no podemos hablar entre nosotros. Creo que hay más ideología y celos personales que conocimiento en muchas posiciones. Y en este ámbito si hablamos de agroecología nos tiran por la ventana. Es lamentable, pero es así. Habría prácticas de la agroecología que se podrían aplicar pero desde un punto intermedio, a veces un producto resuelve un problema.

fuente: Clarín / Rural