Para FADA han mejorado las perspectivas del campo.

La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina elaboró el índice correspondiente al mes de marzo, y si bien continúa en un nivel alto, un 67,7%, las medidas recientes mejoraron aspectos del área productiva.

David-Miazzo-FADA

El último Índice FADA (marzo 2016) elaborado por FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina) arroja un 67,7%. De cada $100 de renta generados a través de una hectárea, $67,7 es lo que el Estado se lleva o reasigna con sus políticas. El índice del mes de diciembre había sido de 66,3%. Y en relación al de hace seis meses atrás era de 94,1%, lo que significa una baja de 27 puntos desde septiembre hasta ahora.

El economista de FADA, David Miazzo, agregó que «si bien el índice bajó hay que tener en cuenta que sigue siendo alto, con la salvedad de que las perspectivas son alentadoras y que las nuevas medidas han mejorado varios aspectos del área productiva».

Medidas como la corrección cambiaria y los cambios en los derechos de exportación modificaron el escenario de hace seis meses atrás. Estos cambios movieron el tablero de los números y la rentabilidad, agregó Miazzo. «Por eso en términos de un termómetro, podríamos decir que el estado general del campo estaría en niveles que van de verde a amarillo».

Desde FADA indican que el pilar de este optimismo, es la rentabilidad de la producción agrícola y, en especial, la del maíz y por eso se ubican en la «zona verde del termómetro». Pero no hay que perder de vista que las buenas noticias para la comunidad agroalimentaria se ven opacadas principalmente por tres puntos fundamentales: uno es el 67,7% que aún marca un alto nivel de participación del Estado en la renta agrícola; segundo, son los costos que están creciendo al 33,7%; y tercero, la soja, que lleva una importante baja de precios en los mercados internacionales. Por ello estas situaciones se ubican en «zonas amarillas y rojas del termómetro»

En este marco hay dos señales de alerta: los precios internacionales de las commodities agrícolas que llevan más de un 40% de descenso desde sus máximos de 2012, y el precio disponible del trigo, que aún con las modificaciones a los derechos de exportación preocupa su resultado. Por ello estos dos puntos estarían en rojo y se traducen como alertas.

David Miazzo de FADA destaca que, «algo muy distinto pasó con el maíz que pasó de ser el «plomo» de la ecuación económica del campo, a ser el cultivo que sostiene el margen hoy».