Pautas de manejo ante la falta de reservas forrajeras

Hace más de un año que la región Chaqueña registra precipitaciones por debajo de lo normal, lo que impacta en una baja o nula disponibilidad de pastizales, de pasturas y de reservas forrajeras. Desde el INTA Colonia Benítez –Chaco– brindan una serie de recomendaciones para reducir las pérdidas productivas y económicas.

Desde hace más de un año, la región Chaqueña enfrenta una tendencia climática con precipitaciones por debajo de lo normal, lo que impacta en una baja o nula disponibilidad de pastizales, pasturas y reservas forrajeras. A este panorama se le suma estado de degradación de los potreros y una baja condición corporal de los animales a la entrada al invierno.

Frente a este panorama complejo, Osvaldo Balbuena –investigador del INTA Colonia Benítez, Chaco– destacó la importancia de “plantear acciones para amortiguar las posibles pérdidas productivas y económicas para el ganadero en épocas de sequía”. 

Entre las estrategias de manejo, priorizó la evaluación de disponibilidad de forraje y agua para ajustar la carga animal de cada establecimiento, realizar el destete y diagnóstico de preñez con la aplicación del plan sanitario y proceder a la venta de categorías improductivas.

“Estas decisiones son muy importantes para definir las ventas de vacas de descarte, terneros y terneras que no se van a retener, así como el manejo de la alimentación”, explicó. A su vez, detalló que, a partir de abril se aconseja que se desteten todos los terneros que todavía estén al pie de la madre sin importar la edad para que los vientres recuperen condición corporal con el rebrote otoñal.

“Se deben priorizar la alimentación de las vacas preñadas y terneras de destete que serán los futuros vientres, es decir, la reposición”, agregó Rosello.

Por su parte, José Rosello –especialista del INTA Colonia Benítez, Chaco– se refirió al relevamiento de la oferta forrajera: “La primera tarea será cuantificar el pasto de cada potrero, recorriendo e identificando las especies que lo componen para estimar su posible aprovechamiento”, explicó.

Para ello, recomendó usar la relación entre altura y cantidad de pasto, expresado en kilogramos de materia seca por hectárea (kg MS/ha). “Se ajustará según se trate de pastos cortos como el pasto horqueta, pastos altos densos como la paja colorada o amarilla, o bien en pastos altos ralos como el Paspalum urvillei o el Elionorus muticus.

A su vez, ponderó el uso de los alambrados para clausuras temporarias: “Nos permite aprovechar al máximo las lluvias caídas para el rebrote de potreros reservados antes del invierno”.

Los especialistas coinciden en la importancia de “plantear acciones para amortiguar las posibles pérdidas productivas y económicas para el ganadero en épocas de sequía”.

Otro aspecto a tener en cuenta para la toma de decisiones es la evaluación del estado general de los vientres. En este punto, Victoria Rossner –investigadora del INTA Colonia Benítez, Chaco– recomendó el uso de la información en la que se considera el estado de gestación (vacía y distintos grados de preñez: chica o cola, media o cuerpo y grande o cabeza) y el estado corporal de los vientres.

“Si tenemos en cuenta la probabilidad de sobrevivencia, notamos que las vacas vacías y en buen estado corporal son las que menos riesgo corren y tienen un 99 % de chances de sobrevivir en la emergencia”, explicó. Y agregó: “Por otra parte, las que entran al invierno con preñez avanzada y muy flacas sólo tienen un 10 % de probabilidad de sobrevivir”.

Balbuena explicó que la alimentación es clave. “La vaca vacía en buen estado puede sobrevivir al usar sus reservas corporales y con poco alimento pasará el invierno, mientras que las vacas con preñez grande pronto parirán y aumentarán fuertemente sus requerimientos nutricionales para producir leche y, además, no tendrán reservas corporales al estar muy flacas”, detalló.

Además, indicó que, si todavía hay vacas con terneros al pie, se debe considerar como prioridad absoluta el destete. “El productor debe recordar que hay tecnologías que permiten destetar al ternero a partir de los 30 días de edad”.

Rossner enfatizó: “En todos los casos es importante asegurar el buen estado de salud de los animales, por lo que se debe mantener e incluso reforzar el plan sanitario recomendado por los profesionales veterinarios”.

Desde hace más de un año, la región Chaqueña enfrenta una tendencia climática con precipitaciones por debajo de lo normal, lo que impacta en una baja o nula disponibilidad de pastizales, pasturas y reservas forrajeras.

Cómo ser eficientes en la suplementación

En cuanto a las alternativas de alimentación, los especialistas coincidieron en destacar la amplia variedad de granos y subproductos de la agricultura y de la agroindustria que pueden ser utilizados en la alimentación de los bovinos. Y recomendaron priorizar aquellos que presenten alta concentración de nutrientes como proteína y energía.

Es importante disponer de una cantidad adecuada de comederos de entre 30 y 50 centímetros lineales de frente por animal para disminuir la competencia y posibilitar un consumo más uniforme del alimento. A su vez, el suministro de las raciones debe ser diario, en un solo reparto. En situaciones más complicadas, se puede suministrar día de por medio, con el doble de la ración diaria, según el alimento empleado.

Otro aspecto a considerar es la provisión de agua de bebida. Durante el otoño-invierno, se debe tener en cuenta que una vaca adulta consume de 35 a 40 litros de agua por día y una vaca con cría consume de 50 a 60 l/d.

Para la alimentación de emergencia durante 60 a 80 días se pueden reducir en un 20 % los requerimientos de mantenimiento. Además, es recomendable comenzar con las restricciones a las vacas vacías y novillos.

Sin embargo, cuando se trata de animales en etapa de crecimiento, la alimentación debe asegurar los requerimientos de mantenimiento, pero eventualmente se puede llegar a niveles de restricción por poco tiempo y sólo si no están muy flacos. Para los terneros una buena opción es venderlos o mandarlos a capitalización, pastaje o confinamiento hasta su terminación.