Por COVID-19, cayó el valor de la producción de soja y maíz de Córdoba

El dato fue publicado a través de un estudio del Departamento de Economía de la Bolsa de Cereales de Córdoba.

En los últimos años y, en particular en los últimos meses, el mercado agrícola se encontraba con precios deprimidos como consecuencia de una mayor oferta de granos, conflictos comerciales de escala global y caída en los precios del petróleo. Sin embargo, la pandemia del Coronavirus profundizó la situación de dicho mercado, generando un impacto negativo para gran parte de la económica mundial, lo cual derivó en una caída de la producción en casi todos los sectores.
El presente informe tiene por objetivo analizar el impacto de esta crisis en el sector agrícola de la provincia de Córdoba. Con la actividad económica muy reducida, el mundo consume menos y demanda una menor cantidad de energías y recursos.

Por esta razón, la demanda del petróleo, que es la principal fuente de energía, se vio fuertemente reducida al igual que su precio. A su vez, esta caída en el precio del petróleo tiene un impacto negativo en los precios de los granos debido a que genera menores incentivos a la producción de biocombustibles, lo cual disminuye la demanda de granos. Es importante aclarar que, el precio del combustible fósil se vio influenciado de manera negativa también por el conflicto que tuvieron Rusia y Arabia Saudita, donde ambos países protagonizaron una guerra de precios por acaparar distintos mercados, en especial, el europeo. Por lo que, si bien
el COVID-19 fue uno de los principales responsables de los menores pecios que hoy enfrentan los granos, también inciden otras
variables que, de no ser por la pandemia, hubieran influenciado de manera negativa los mismos.

En enero, el precio FOB de exportación se encontraba en USD 362 por tonelada y se esperaba que, al momento de la cosecha,
fuera de USD 345 por tonelada. Hoy en día, el promedio del precio de exportación del mes de mayo es de USD 325, USD 20 por
debajo de lo esperado a principio de año. Esta caída en el precio se debió no solo a los efectos de la pandemia, sino también a la
preocupación por nuevas tensiones comerciales entre EE. UU. y China (mayor consumidor mundial de la oleaginosa).

El efecto de la crisis es incluso mayor al analizar el precio de exportación del maíz. El 40% del maíz de Estados Unidos, principal productor del cereal a nivel global se utiliza en la industria del etanol por lo que, al caer los precios del petróleo, disminuyeron los incentivos a la producción de energías alternativas haciendo que la producción de este biocombustible se desplomara. Por otro lado, se suma la menor demanda de combustibles como consecuencia de la menor actividad económica del país norteamericano.
De este modo, con una menor producción y demanda de etanol, hay mayor cantidad de maíz disponible que se traduce en menores precios.

Si analizamos el precio disponible en el mercado de Rosario ocurre algo similar al precio de exportación. En el mes de enero, para la soja se esperaban precios a cosecha de USD 235 por tonelada, mientras que para el maíz temprano y tardío podían observarse en el mercado de futuros valores de USD 146 para abril y USD 138 para julio respectivamente. Durante la cosecha, a causa del sendero bajista que siguieron los precios por la expansión del COVID-19, el precio del maíz en abril fue 12,5% inferior al esperado, alcanzando un nivel de USD 128 por tonelada, mientras que el precio en los contratos a futuro para la posición de
julio descendió a USD 119. Finalmente, desde inicios de mayo a la fecha se ha observado un precio promedio de USD 211 por tonelada para la soja, USD 24 inferior a lo que se esperaba antes de la crisis.

Es posible analizar el impacto que tuvo la pandemia del Coronavirus a través de los precios sobre el valor bruto de la producción y los ingresos totales de los productores. En un principio, se estimaba un valor de la producción a nivel provincial de la soja de USD 4.232 millones y un ingreso bruto para los productores de USD 2.886 millones. El impacto de la pandemia redujo el valor de la producción en USD -246 millones (un 5,8%), ubicándose actualmente en USD 3.986 millones. Por otro lado, los ingresos brutos de los productores cayeron USD -296 millones (un 10,3%) respecto a las proyecciones de principio de año y al momento de la cosecha tendrían unos ingresos totales de USD 2.590 millones.

Al analizar los cambios en los ingresos de los productores y valor de la producción del maíz, los efectos negativos son mayores, debido a que la caída en los precios fue más severa. Como consecuencia, se dio una caída del 12% en el valor bruto de la producción respecto al valor esperado, llegando a representar USD 2.924 millones. En relación con los ingresos brutos de los productores, se vieron niveles un 13% inferiores a los esperados antes de la pandemia, alcanzando valores de USD 2.454 millones.
Esto significa una pérdida de USD 414 millones en el valor de la producción y USD 382 millones en los ingresos brutos de los productores.

En total, el valor bruto de la producción de la cosecha de soja y maíz de Córdoba perdería USD 660 millones en el marco del COVID-19, lo cual implica una menor cantidad de recursos, no sólo para los productores, sino para la economía provincial.

A nivel productor, la crisis ha provocado una disminución en la rentabilidad de los cultivos estivales al disminuir el precio disponible de la soja y el maíz. Durante la cosecha, el precio promedio de la soja fue USD 24 inferior al esperado, mientras que para el maíz temprano y tardío la diferencia fue de USD -18 y USD -19, por lo que la rentabilidad final para los productores sería inferior a la esperada.
Las repercusiones de estos movimientos en los precios fueron agudas para la provincia. La rentabilidad de la oleaginosa pasó de un promedio esperado del 6% en enero, a un valor negativo de -1,1%. Para el planteo combinado de trigo con soja de segunda el efecto fue menor, debido a que la mayor parte del trigo fue comercializado con anterioridad, llevando los resultados de un 5,3% a un 0,9%.
A nivel departamental, esto implicó pasar de 4 departamentos con rentabilidad negativa a 12 departamentos en el caso de la soja de primera, y pasar de 8 departamentos con resultado negativo a 10 en el caso del planteo combinado de trigo con soja de segunda.

Para el caso del maíz temprano, la rentabilidad promedio en Córdoba pasó de un 20,8%, y sólo 3 departamentos en números rojos, a una rentabilidad del 6,8% y 12 departamentos con resultado negativo. La situación del maíz tardío se vio más afactada, pasando de una rentabilidad promedio en la provincia de un 4% a un -12,2%, y de 6 departamentos con rentabilidad negativa a 17 departamentos, siendo Marcos Juarez la única zona con resultado positivo.