Quiénes son y qué hacen los emprendedores locales del Agrotech

El mix entre expertise y escala que presenta el agro local le genera a los emprendedores argentinos ventajas competitivas. Quiénes ya lo aprovechan.

Quiénes son y qué hacen los emprendedores locales del Agrotech

Según el Banco Mundial, para 2050 deberán producirse un 50 por ciento más de alimentos si continúa el ritmo de crecimiento actual de la población. Esto es, claramente, una gran oportunidad para la Argentina y el sector agropecuario. Pero no sólo para quienes siembran y cosechan: también para los talentos locales que se dedican a la creación de tecnologías de la información. Como dice Ángel Pérez Puletti, CEO de Baufest, “lo que serían los desarrollos tecnológicos alrededor del agro son un gran área de oportunidad para que la Argentina desarrolle tecnología que se pueda exportar y ser líder mundial. Esta es una estrategia que otros países adoptaron de industrias subsidiarias en las que eran líderes. Por ejemplo, la tecnología asociada al procesamiento de la madera viene de los países nórdicos, donde la madera es pilar de la economía”.

Con iniciativas personales, a través del acompañamiento de asociaciones como Aacrea, Apresid, la Fundación Sadosky, incubadoras como NXTP Labs, empresas privadas o sociedades del Estado como el INVAP o el INTA, o uniendo conocimientos tecnológicos de consultoría tradicional y desarrollo de software con el conocimiento de agrónomos y productores, ya son muchos los emprendimientos que están trabajando no sólo en laboratorio: también en el campo.

Sensores, datos y eficiencia

Plataforma única de manejo agrícola: las cuatro iniciales de esta frase dan nombre a PUMA, emprendimiento en el que se unieron Surco Fértil, empresa radicada en Mar del Plata, que brinda servicios relacionados con la agricultura de precisión; Cazenave y Asociados, consultora del sector agropecuario especializada en asesoramiento y producción agrícola; y Codes, como socio tecnológico que desarrolla software desde hace 19 años. “Nos unimos en 2015 para hacer PUMA, una plataforma GIS colaborativa que permite gestionar y almacenar información georreferenciada que se obtiene del campo con aplicaciones web; además, llevar la aplicación del campo a las tabletas e ir haciendo monitoreo online y subirlo a la plataforma”, detalla María Laura Palacios, CEO de CODES. PUMA tiene dos versiones: View y Rinde. La primera apunta a la información de imágenes satelitales de diferentes niveles de resolución, posibilitando el monitoreo de los cultivos y su evolución en toda la superficie de los mismos. PUMA Rinde consiste en un sensor especialmente desarrollado para la medición en tiempo real del rendimiento de cada punto del lote, generación del mapa de rinde y disponibilidad de la información de forma online a través de señal telefónica celular.

“Todos estos sensores generan información a lo largo del proceso que permite tomar decisiones, desde detectar plagas e informarlas. También puede ser útil para compañías de seguros para evaluar siniestros, o para quienes venden insumos, porque si se puede detectar una maleza o plagas se pueden direccionar las fuerzas de ventas para esa zona”, explica Palacios. Con inversión propia, PUMA se desarrolló en .NET, Postgres como base de datos y Android para lo que es tabletas y Smartphones. Ingeniería, física y robótica, más emprendedorismo. Eso unió en el origen a los fundadores de Less Industries.

“Robótica era un área muy cara para empezar y empezamos por uno de los pasos, IoT, y vimos que el agro tenía un terreno muy fuerte”, recuerda Sebastián García Marra, cofundador de Less. El primer prototipo servía para medir la temperatura y subir la data a la nube, siguiendo los mismos principios que un robot: censar, procesar y actuar. “Alguien nos dio la pista de los silobolsas y su problemática, y así salió el primer producto para monitoreo de atmósfera dentro de un silobolsa”, detalla García Marra. Con la dificultad que implica la conectividad por estar ubicados en lugares remotos, lejos de las rutas y de las grandes ciudades, agregaron más inteligencia a estos dispositivos que miden temperatura, humedad y monóxido de carbono de los granos guardados. “Mejoramos la tecnología, las antenas usando SMS en lugares de baja conectividad, además de 2G y 3G, asegurando más cobertura”, detalla García Marra. El producto es un conjunto del equipo y la App en la nube que colecta los datos y se los muestra a los usuarios, de distintas maneras como alertas en tiempo real, “que combinan lo que les pasa a varios equipos a la vez. Cada usuario puede setear umbrales y alertas. Hoy, estamos también en medición de humedad del suelo para viñedos y frutales, integrando distintos sensores para diferentes tipos de suelo. Además, recientemente estamos trabajando en medición de nivel de inundación controlada en campos de arroz y en la incorporación de variables meteorológicas, midiendo temperatura y viento, con sensores que no se pueden romper”, agrega García Marra. Less fue acelerada por Wayra Argentina, obtuvo un préstamo convertible del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y también recibió financiación de Start Up Chile, donde ganó un concurso y adonde están exportando. Telefónica es partner para llegar a los clientes. “Y ya exportamos también un equipo a Kenia con un partner de ese país”, destaca García Marra.

 

Satélites e imágenes

En 2004, Santiago González Venzano, ingeniero agrónomo, junto con otros socios partieron a Silicon Valley detrás de la gestión georreferenciada y la web 2.0 como oportunidades para desplegar agricultura de precisión generando bases de datos espaciales, para que el uso de insumos se use en tiempo y forma. “Queríamos mejorar la eficiencia a través de una plataforma para llegar a administrar los insumos por metro cuadrado. Pero, como la soja no responde a la medición variable de insumos, como el maíz y el país se sojizó, nos adaptamos y cambiamos el modelo”, recuerda González Venzano. Así también pasaron de ser Solapa 4 a S4 Ag Tech. “Percibimos que el productor había incorporado tecnología como siembra directa, biotecnología y agricultura de precisión. Pero cuanto tenía que gestionar el riesgo productivo, sólo tenía una póliza de granizo. La industria del seguro no había incorporado al agro, por eso nos pareció una gran oportunidad. Capitalizamos el conocimiento de la agricultura de precisión, porque pudimos combinar el conocimiento de lo que les pasa a las plantas con la gestión de monitores de rendimiento y con información satelital que usamos para los ambientes productivos”, explica González Venzano. “Creamos algoritmos que a través de la información satelital nos permitían entender lo que les pasa a las plantas, y con eso obtuvimos un índice que le permite al productor cubrirse de la sequía y la inundación.

Los datos son de la NASA, públicos, pero a través de algoritmos podemos construir índices propios de cada cultivo y reconocer la ventana temporal del periodo crítico. Hay eventos climáticos como el granizo, que son muy poco sistémicos, y otros como la sequía o la inundación que no sólo afectan al productor sino a toda la cadena agroindustrial. Lo que buscamos es que toda la cadena se interese. Desde el año pasado, Syngenta tiene cobertura de sequía e inundación: acredita un valor que depende de la sequía a su comprador si pasa eso. Es un contrato OTC entre Syngenta y Munich Re, la aseguradora alemana, que se publica en el Rofex. También estamos haciendo cosas con SanCor y Mercantil Andina”, detalla. “Esta gestión de riesgos es distinta. Ahora vamos a agregar una aplicación para que cada productor pueda ver su lote, por su cuenta, con un fee”, concluye García Venzano. De las charlas con los productores surgió cuál sería el nicho dentro de la agricultura al que se dedicaría Kilimo Ag Tech. La compañía, creada por Jairo Trad, Rodrigo Tissera y Juan Carlos Abdala, CEO, COO y CTO respectivamente, empezó como un startup con el foco en agricultura extensiva y riego. “Viajamos como 40.000 kilómetros por todo el país y el exterior”, recuerda Trad.

“El riego genera un cambio tecnológico en el productor, te hace pasar de un auto común a un Ferrari. Pero con un Ferrari tenés que cambiar la manera de operar. Todos operaban el campo bajo riego, pero lo hacían como si fuera con secana, o sea con lluvia. Había algunas soluciones, pero ningún productor las usaba. Sabían que estaba mal, pero no integraban esas soluciones”, explica Trad. Con la investigación hecha en el campo, decidieron crear una herramienta que conjugara sencillez con economía, y que el riesgo económico para el productor fuera bajo y el ROI óptimo. “No dejamos instrumentos en el campo. Un laboratorio va a un campo y toma una foto inicial. Y con los datos climáticos más otros que le pedimos al productor, vamos actualizando los datos del suelo y damos las indicaciones. Es muy precisa y no podés cometer errores. Es un paso más en la agricultura de precisión, que es limitar la precisión: tomamos decisiones por unidad productiva, con un modelo armado de datos satelitales y climáticos públicos, pero ajustados por nosotros”, especifica Trad. Kilimo utiliza la plataforma Azure de Microsoft, que le da soporte y les permitió desarrollar un motor complejo en la Nube. “Tenemos un motor de Big Data enorme atrás, pero eso no se lo contamos al productor: con él hablamos de soja y maíz. La herramienta tiene tres botones y le decimos qué hacer: ‘Regá 10 mm la próxima semana’. Él no tiene que analizar gráficas. Tenemos productores que nunca habían usado software, y hoy entran a Kilimo tres veces por semana y lo recomiendan a otros”, resalta Trad.

 

Cooperación Estado-privado

 

Decir Los Grobo es sinónimo de campo. Decir INVAP, es Estado, satélites y tecnología de punta. Juntarlos, es decir Frontec. Creada en 2014, el objetivo fue brindar servicios al agro, originalmente en tecnologías aeroespaciales. “Recolectamos grandes cantidades de datos, la mayor parte de ellos censales y remotos, más datos que se recogen en las máquinas, como cuánto se cosechó o los fertilizantes que se usaron. Los reunimos y los ofrecemos al productor para tomar decisiones. Hoy, pueden ayudarlos a decidir qué cultivos hacer, qué densidad de semillas, monitorear los cultivos indicándoles cuándo puede haber un problema y ellos suben a la plataforma la información de las máquinas. Y de esa manera armamos mapas de cómo fue la cosecha en cada punto”, explica Guillermo Salvatierrra, CEO de Frontec. “Para llegar al desafío de proveer alimentos a un mundo con 10.000 millones de habitantes para 2050, hay que aumentar la productividad y el rendimiento de los campos actuales. Y eso se puede conseguir aplicando información para mejorar los rendimientos, es lo que llamamos agricultura digital”, define Salvatierra.

Y ejemplifica: “En un lote de 100 hectáreas, Frontec procesa más de 7 millones de datos, porque procesa la información del desempeño de cada pixel de ese lote de los últimos 34 años, mirando imágenes, el clima de la performance de cultivo de esos años y luego con eso, con algoritmos que tienen ciencia agronómica de respaldo, definimos el potencial productivo.

Una vez que está definido, desarrollamos el algoritmo que nos permite prescribir la mejor utilización de ese insumo y eso se trasluce en mejores decisiones de manejo agrícola”, explica Salvatierra. Una vez que el productor siembra,

Frontec va monitoreando el cultivo, acercando información acerca de cuán bien o mal va trabajando cada pixel. “El productor accede a una plataforma GIS y lo alertamos, por ejemplo, de si el cultivo está bajo estrés o tiene un problema. Y así puede controlar cada punto que le marcamos. Y luego le subimos la información del rendimiento de cada pixel del lote”, detalla Salvatierra. Al trabajar online y offline, la plataforma se conecta y cada dispositivo tiene un GPS con estrategia de persistencia, por si no hay conectividad. El Mincyt y la CONEA apoyaron desde el principio a Frontec, que hoy es una sociedad anónima.