Rebrote de Peste porcina africana amenaza al mercado

Se plantean interrogantes respecto a como se puede responder ante una nueva crisis de producción.

A pesar de la aparente velocidad con la que China venia superando la crisis de la Peste Porcina Africana (PPA), detectada por primera vez en 2018, la detección de nuevos brotes de la enfermedad durante los últimos meses parecieran ser solo una parte de lo que sucede en el interior de las granjas. En este sentido, la foto que observamos en enero respecto de las promisorias proyecciones publicabas
el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) en su informe semestral sobre el mercado de carnes, hoy debemos leerla con mayor cautela. En efecto, el mismo organismo ha debido revisar semanas
atrás esta previsión, corrigiendo el volumen de importaciones de carne que demandaría China en 2021 pasando de 8,3 a 8,5 millones de toneladas totales, entre los tres tipos de carne -cerdo, pollo y vacuno-.
Desde el mismo Ministerio de Agricultura chino, informan que estos brotes responden a una variante de la cepa original que al parecer es menos letal que la anterior, pero de mayor contagiosidad. A su vez, resulta más difícil de detectar por parte de los granjeros por lo que su diseminación sin una vacuna efectiva, resulta inevitable.
Según reconocen los propios funcionarios asiáticos estos nuevos brotes se generaron por un relajamiento de los controles sumado a un hecho más grave como verdaderamente sucede en el interior de las granjas,
planteando el interrogante acerca de cómo el mundo podrá responder hoy ante una eventual crisis como la ocurrida tres años atrás.

es el comercio ilegal de vacunas falsas contra la PPA. Según informan, la aparición de estas vacunas apócrifas es lo que terminó lanzando al mundo nuevas variantes de la peste que se suman a las mutaciones naturales del virus, siendo más difíciles de diagnosticar que las del virus original.
En definitiva, dado que aún no existen vacunas oficiales comerciales disponibles para curar o prevenir la enfermedad, la contención de la peste
sigue dependiendo principalmente de una detección temprana del virus y sacrificio de los animales infectados, algo que desacelera sus perspectivas de recuperación de la producción.
Mientras tanto la Unión Europa, que provee el 41% de la carne de cerdo que importa China, se encuentra en un escenario muy distinto al de 2018 cuando solo China parecía ser el foco de la enfermedad. Si bien la PPA ya había ingresado a Europa a través de los jabalíes salvajes, los focos se encontraban lejos de áreas urbanas. Sin embargo, en septiembre del año pasado, se detectan los primeros brotes en Alemania, principal productor de cerdos del bloque. Actualmente los organismos de sanidad de Alemania, Polonia y la República Checa trabajan coordinadamente para
contener los focos de Peste Porcina Africana que comparten en sus fronteras, ya considerados como una epidemia común que está afectando un amplio territorio del este europeo y representa una verdadera
amenaza para el bloque.
A diferencia de lo que sucede en China, el principal vector de contagio de la enfermedad es la población de jabalíes salvajes, por lo que la situación se torna aún más difícil de controlar que aquella en la que la enfermedad se presenta en animales confinados en granjas. Es por ello que las medidas de control en las zonas fronterizas van desde la construcción y mantenimiento de barreras contra jabalíes hasta la coordinación de programas de caza tendientes a reducir la población de jabalíes y así reducir el riesgo de propagación del virus. No obstante, existen zonas específicas donde las cacerías conducidas deben evitarse, para que ningún animal se asuste y
la epidemia continúe extendiéndose a través de las fronteras.
Según aseguran autoridades europeas, la PPA aún no ha llegado a granjas porcinas por lo que la inocuidad y la epidemia se limita a animales salvajes. Sin embargo, el impacto en el mercado es un hecho. Desde el primer brote detectado en septiembre del año pasado, 10 países han suspendido las importaciones de productos porcinos alemanes, lo que ha derivado
en modificaciones dentro del sector porcino europeo.
Los precios de la carne cayeron fuertemente tras el descubrimiento de la PPA en Alemania y las consiguientes prohibiciones de exportación. Esto
ejerció una presión a la baja sobre los precios hasta principios de 2021, cuando comenzaron a recuperarse notablemente gracias a la demanda continua de China y la menor oferta interna.
Sucede que China, a pesar de su recuperación, siguió demandando volúmenes récord. En el primer bimestre del 2021, las importaciones chinas de carne (vacuna, porcina, aviar) crecieron cerca de un 30% respecto a
igual período del año pasado. La realidad es que, con la aparición de los estas nuevas variantes de la Peste, el mercado ya comienza a descontar que China importará este año nuevamente volúmenes muy altos de carne.

En un reciente reporte elaborado por el Rabobank mencionan que la diseminación de la PPA durante el invierno en China determinó una disminución de la cantidad de cerdas madres de entre el 3% y el 5%
mensual entre diciembre y febrero. Por lo tanto, las expectativas de aumento en la cantidad de cerdas madres comienzan a debilitarse tras haber crecido el año pasado entre un 10% y 15% respecto a un año
atrás. Bajo estas nuevas perspectivas, si bien estima un crecimiento en la proyección de carne de cerdo de entre un 8% y un 10%, los volúmenes requeridos seguirían siendo muy importantes.
Con la carne vacuna sucederá lo mismo, con el agravante que en esta oportunidad esta abultada demanda se enfrenta a contexto de oferta
relativamente más limitada por parte de los principales exportadores mundiales como Brasil, Australia y Argentina.
En este sentido, la fuerte extracción que ha provocado la demanda china estos años en los principales proveedores de carne vacuna ha llevado junto a otros factores a una reducción de la oferta de ganado para faena. En consecuencia, los principales oferentes del mercado mundial de carne vacuna transitan hoy ciclos de retención ganadera, un escenario completamente diferente al que encontrábamos tres años atrás.
Por otra parte, los altos precios internos de la carne de cerdo en China producto del faltante ocasionado por la enfermedad, reducen la diferencia de precios contra la carne vacuna, llevando a más personas a inclinarse
por esta alternativa, hasta entonces considerado producto de lujo. Esto conduce a un crecimiento en el consumo de carne vacuna que, de acuerdo a las últimas proyecciones del USDA, sería del 6% anual superando
por primera vez los 10 millones de toneladas. Bajo estas perspectivas, se proyecta un incremento en las importaciones de carne vacuna por parte de China de más del 11%, alcanzando los 3,1 millones de toneladas
en 2021.
En concreto, el resurgimiento de la Peste Porcina Africana en China, aun sin llegar a ser de la magnitud del primer brote, se enfrenta hoy a proveedores con menor capacidad de respuesta por su propia dinámica ganadera, lo que configura un escenario muy diferente al que encontrábamos tres años atrás.

Fuente: Rosgan