Riego: la asociación público-privada que se viene para crecer

Impulsan corporaciones para incrementar la superficie regada; identifican un potencial inicial de más de 835.000 hectáreas que requerirían una inversión de 4254 millones de dólares

La Argentina tiene un potencial de riego de 4,5 millones de ha. y la expansión de las áreas de riego abarcaría a 17 provincias

La Argentina tiene un potencial de riego de 4,5 millones de ha. y la expansión de las áreas de riego abarcaría a 17 provincias.

De  los 130 millones de hectáreas que China tiene en producción, 43 millones son riego. La Argentina, con 33 a 36 millones de hectáreas en producción agrícola, apenas supera 1,5 millones, entre riego por manto, pivote y goteo. Las diferencias entre un país y otro son notables.

También hay otro caso que marca un contraste considerable. En los Estados Unidos, Nebraska, catalogado como uno de los Estados más competitivos en riego por pivote, tiene una superficie que equivale al 75% de la provincia de Buenos Aires. Posee más de 90.000 pozos productivos de agua subterránea que le significan unos 8,9 millones de hectáreas bajo riego. Para comparar, con un 25% más de superficie que Nebraska la provincia de Buenos Aires ronda las 300.000 hectáreas de riego complementario. Nebraska ha informado que el riego le aporta unos US$ 3600 millones de ganancia extra en la agricultura.

¿Se pueden acortar las brechas entre la realidad argentina y lo que ocurre en otros lugares del mundo en riego? ¿Con qué esquemas es posible dar los primeros pasos?

Según un informe del año pasado de la FAO para la Unidad para el Cambio Rural (UCAR), el potencial de riego en la Argentina es de 6,9 millones de hectáreas. Considerando que ya hay más de 1,5 millones de hectáreas regadas, en principio hay potencial para desarrollar 4,5 millones de hectáreas. Hay un potencial enorme tanto para nuevas áreas de riego como riego complementario en la pampa húmeda.

En su momento, UCAR identificó 16 áreas para analizar la expansión del riego en el país. El nuevo Gobierno subió la apuesta e hizo una consulta formal a todos los gobiernos provinciales. Los gobernadores respondieron y se pasó al análisis de 45 áreas, que representan más de 835.000 hectáreas en 17 provincias. Concretar todas esas áreas bajo riego requeriría una inversión de 4254 millones de dólares y tendría como impacto social en las diversas regiones la creación de 426.309 empleos.

En esa línea, en estos momentos el Gobierno tiene bajo consideración todas esas áreas y se encuentra realizando un trabajo interministerial. Intervienen Agroindustria para la caracterización de los modelos productivos y Energía para hacer una evaluación técnico-económica de la oferta de energía en esas regiones definidas.

Lo interesante es la forma que se propone para desarrollar el potencial inicial del riego. Es bajo esquemas de asociación público-privada (APP) entre el gobierno nacional, las provincias y productores usuarios del agua. Llevarán el nombre de Corporaciones de Riego. Además, lo novedoso es que se generarán carpetas de inversiones con el fin de atraer fondos que permitan el desarrollo de esas nuevas áreas.

45 áreas para expandir el riego son analizadas a partir de las consultas que se hicieron a los gobiernos provinciales.
45 áreas para expandir el riego son analizadas a partir de las consultas que se hicieron a los gobiernos provinciales

«Para la Argentina el esquema que diseñamos es simple. Proponemos crear corporaciones de riego en base a esas áreas. Las corporaciones van a tener un formato legal, posiblemente SA, con capacidades, derechos y deberes en un área extensa, en algunos casos de más de 100.000 hectáreas», contó Pablo Bereciartua, subsecretario de Recursos Hídricos de LA NACION.

Las corporaciones van a tener un órgano de gobierno donde van a estar el gobierno nacional, que promueve este plan y eventualmente realizará parte de la inversión en infraestructura o proveerá garantías, los gobiernos provinciales, dueños del agua, proporcionando cupos para su uso y coinversores en el desarrollo de las corporaciones con la reinversión de los incrementos de las impuestos, como al valor de la tierra. Además, en las corporaciones también van a tener un asiento en su directorio los futuros usuarios del agua, los productores de cada región.

Habrá fideicomisos que van a recibir las inversiones nacionales y, sobre todo, de los inversores privados para promover el desarrollo de infraestructura, básicamente pequeñas represas, acueductos, estaciones de bombeo y también otras obras conexas, ya sea de índole eléctrica o logística. Los fideicomisos van a poder emitir bonos, que van a ser el vehículo por el cual se repague la inversión en base a la venta parcial de la propiedad privada de los productores en la corporación.

En rigor, la idea es que exista para cada región una masa crítica de productores interesados en participar en las corporaciones y en firmar una opción de venta futura de su campo cuando tienen el agua y la energía en el establecimiento. Las obras van a ser de cuatro a seis años contra la cesión futura de la tierra para permitir el repago precisamente de la inversión.

En este sentido, una vez que se sustancia la obra un porcentaje de la tierra pasa a dominio efectivo del fideicomiso y eso va a permitir la reventa de un porcentaje de la tierra. Se crea así un valor de cambio inmobiliario que financia la infraestructura.

Si bien se espera que con este esquema de corporaciones haya una fuerte participación de inversores privados o el mercado, se estima que el Estado podría viabilizar una inversión del 20 al 25% para esas áreas.

Por lo pronto, ya se está avanzando en las primeras carpetas de inversiones y proyectos con Río Negro, Neuquén y Chubut, provincias donde está el 40% del potencial inicial de las más de 835.000 hectáreas definidas.

En esta línea, los proyectos que se podrían concretar en esas provincias patagónicas ya involucran unas 200.000 hectáreas y requerirían en inversión 1000 millones de dólares.

Pablo Bereciartua

Sub. Recursos Hídricos

Destaca el modelo de asociación público-privado para las inversiones necesarias en riego

El plan detrás de la iniciativa oficial

El Gobierno está entusiasmado con potenciar el riego en sus diversas formas y para ello estuvo revisando casos exitosos en el mundo con modelos de asociaciones público-privada. El ejemplo más cercano es Perú, que en diez años desarrolló más de 140.000 hectáreas bajo riego con tierras fiscales. Logró duplicar la superficie con inversión privada. Además, hay otros casos en España y cuencas de Francia que fueron evaluadas por las autoridades. Hay un equipo de expertos con participación de las provincias, el Instituto Nacional del Agua y la Subsecretaría de Recursos Hídricos trabajando en un plan nacional para la actividad. Por su parte, vía un convenio, el Banco Mundial puso a disposición, a su propio costo, expertos internacionales. Esos expertos estuvieron en mayo pasado participando de un taller. La semana pasada, se realizó una jornada nacional sobre las nuevas áreas para riego donde participaron secretarios de Agricultura y ministro de la producción de diversas provincias donde también asistieron los expertos del Banco Mundial. «Tenemos un esquema claro, simple y sencillo para sumar a las partes», dijo el subsecretario de Recursos Hídricos de la Nación, Pablo Bereciartúa sobre la iniciativa para conformar corporaciones público-privada para riego. En opinión del funcionario, algunas provincias podrían mejorar su producción si tienen éxitos estos modelos de producción. «Es clave promover la inversión privada para que la Argentina llegue a un nivel de inversión que refleja actividad económica, empleo y crecimiento», expresó el funcionario nacional.

La Nación / Campo