Sanidad en cultivos de invierno: prevenir, la mejor medicina

En un nuevo Voces Expertas, Paolo De Luca (D&P Agro) y Andrés Fabbris Rotelli (UPL) analizaron las estrategias sanitarias para el trigo y la cebada.

Las royas y la mancha amarilla son las enfermedades que más preocupan en el cultivo de trigo. En la cebada, lo son mancha en red y mancha borrosa. En todos los casos, anticiparse aparece como la estrategia más recomendada.

“Hay trabajos que muestran que cuando vemos el síntoma de la enfermedad, el daño ya está muy avanzado. Es muy importante controlar antes de lo que uno piensa”, dijo Paolo De Luca, especialista de D&P Agro, durante la jornada Voces Expertas organizada por UPL. «No podemos hacer más monitoreos rápidos desde la camioneta. Tenemos que ir a identificar correctamente en el lote las enfermedades y hacerlo con una frecuencia de, al menos, dos veces por semana, según las condiciones», acotó Andrés Fabbris Rotelli, el gerente de fungicidas e insecticidas de UPL.

La sanidad de los cultivos de invierno ocupa cada vez más espacio entre las preocupaciones de los productores y técnicos. La susceptibilidad a las principales enfermedades foliares es una de las características de la genética más utilizada por los productores. “Se priorizan los altos potenciales de rendimiento pero para expresarse deben contar con la debida protección y manejo sanitario”, aclaró De Luca.

En su opinión, los tratamientos de semillas y el manejo de la fertilización con nitrógeno se suman como herramientas complementarias a los controles químicos de las manchas foliares. Pero continúa siendo la rotación de los principios activos y el “timing” de aplicación entre la decisión de control y la entrada al lote lo que marca la diferencia, especialmente cuando de lo que se trata es de roya amarilla.

Hoy, según datos de la Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos (AAPPCE), las enfermedades que disparan las aplicaciones en trigo son roya estriada o roya amarilla. Hace pocos años lo era roya de la hoja.

La roya amarilla (Puccinia striiformis) en trigo se expande ante temperaturas de entre 10 y 15 grados y alta humedad relativa. Como buena roya, tiene la capacidad de volar miles de kilómetros y el rocío frecuente también es un factor predisponente. Se puede presentar como una línea amarilla y a veces comparte la hoja con la roya anaranjada, compitiendo por el mismo sustrato.

Si bien todavía la enfermedad en la Argentina se controla con mezclas de estrobilurinas y triazoles, en varios lugares del mundo ya existen sospechas de resistencia a esta mezcla, incluso a las carboxamidas. La clave: “hacer un manejo integrado de la enfermedad para no perder herramientas”, sostuvo Fabbris Rotelli.

La mancha amarilla es una de las enfermedades que en el trigo crece a pasos agigantados, arrastrando con ella la problemática de las resistencias. La falta de rotación de cultivos favorece su aparición, por lo que se ubica especialmente en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, típica zona de cereales de invierno. Allí, la mancha amarilla suele estar todos los años y en todos los lotes.

En cebada, el patógeno de atención es la mancha en red (Drechslera teres). La infección viene de la semilla infectada o de los rastrojos de cultivos anteriores.

Diversificar herramientas

Un dato importante. Hace apenas dos años, Marcelo Carmona, profesor de fitopatología de la Universidad de Buenos Aires, confirmó la resistencia de mancha amarilla a todas las estrobilurinas que hay en el mercado y también a algunos triazoles.

“Las carboxamidas son buenas pero utilizadas de manera preventiva. El tema de las resistencias es muy dinámico. No hay que relajarse y debemos estar muy atentos. No es lo mismo aplicar un fungicida foliar en etapas tempranas que cuando ya avanzó la enfermedad”, apuntó De Luca.

Diversificar con mezclas de triazoles y estrobilurina es interesante. Pero si se les suma el multisitio mancozeb, que ataca en 6 puntos de control al mismo tiempo, no sólo se está controlando las enfermedades de manera muy efectiva, sino también evitando la generación de resistencias.

“La estrategia de control con Tridium otorga la tranquilidad del manejo efectivo con retorno económico”, opinó De Luca.

Tridium es el único fungicida triple mezcla sistémico y multisitio de la Argentina para el control de enfermedades foliares en trigo y cebada. Combina tres modos de acción diferentes y está compuesto por los siguientes principios activos: Mancozeb (multisitio), Azoxystrobin y Tebuconazole, que lo convierten en una herramienta clave para la prevención de las resistencias. En trigo, controla mancha amarilla, roya amarilla y anaranjada, y mancha en red en cebada. Más de dos años de experiencia a campo han demostrado la eficacia de este fungicida en aquellas variedades que no tienen el mejor perfil sanitario.

Tridium tiene un efecto preventivo y una formulación WG, con gránulos dispersables de última generación. Además, no presenta problemas de incompatibilidad con otros productos, como los insecticidas.