Suelo: información para mejorar la toma de decisiones

La Revista de Investigaciones Agropecuarias (RIA) publicó un número especial con las problemáticas más importantes de ese recurso a escala nacional y las pautas para solucionarlas.

Suelo: información para mejorar la toma de decisiones

“El desafío del INTA es continuar con la generación de tecnologías aptas para que todos los productores del país puedan conservar y manejar sus suelos y, de esta manera, garantizar que la población disponga de los bienes y servicios que estos proveen a la economía local, regional y nacional”, explicó a la RIA Miguel Ángel Taboada, director del Instituto de Suelos del INTA Castelar.

Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), en la Argentina existen casi 50 millones de hectáreas afectadas por erosión hídrica o eólica en grado moderado o grave, que generan pérdidas de hasta 700 millones de dólares por año.

Esto fomenta un replanteo productivo tendiente a la conservación de los recursos naturales y, en este contexto, es que las investigadoras del INTA Manfredi y responsables del ensayo de larga duración, María Basanta y Carolina Álvarez, ponderan a la siembra directa como un sistema productivo conservacionista.

En este sentido, Basanta detalló que “luego de estudiar durante 18 años el efecto de diferentes sistemas de labranza y secuencias de cultivo, concluimos que la siembra directa, junto con una rotación de cultivos con alta frecuencia de gramíneas y una fertilización balanceada, crea las mejores condiciones para la captura de carbono, que se traduce en incrementos en rendimiento y en aportes de residuos (rastrojos) al suelo”.

María Beatriz “Pilu” Giraudo, presidenta de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), coincidió con la investigadora al referirse a las buenas prácticas y aboga por una reglamentación estatal que asegure una mayor productividad a partir del cuidado del ambiente y la biodiversidad.

En la propuesta se consideran incentivos para agricultores de pequeña escala y un régimen de “premios y castigos” que logre incentivar a los productores para aplicar buenas prácticas,  aunque sin dejar de lado la concientización que debe realizarse en conjunto entre instituciones públicas y actores privados.

Según explicó, “nosotros producimos alimentos, fibras, bioenergía, y tenemos una responsabilidad muy grande con toda la humanidad, no solo con la Nación Argentina”.

El servicio que prestan los suelos

Es que los suelos son la base de los sistemas de producción agrícola, ganadera y forestal y proporcionan una amplia variedad de servicios ecosistémicos. Algunos de ellos se refieren al almacenamiento de carbono orgánico, el ciclo de nutrientes, la neutralización de desechos tóxicos, y la provisión de agua y alimentos, entre otros.

A raíz del crecimiento poblacional y el desarrollo económico, se generan presiones sobre los suelos que conducen a un cambio en su uso. En consecuencia, aproximadamente el 85 por ciento de las tierras agrícolas del planeta están degradadas por erosión, la compactación y la salinización, entre otros procesos negativos.

En ese sentido, el INTA lleva adelante investigaciones para abordar las problemáticas de estas cuencas anegables asociadas a la expansión de la frontera agrícola, el establecimiento de pastizales para el engorde del ganado, la escasa planificación en el manejo del agua y los cambios de uso de la tierra.

Repositorios para mejores decisiones

Por otra parte, a fines de 2013 el Congreso argentino sancionó la ley de acceso libre a la información científica que busca consolidar un Sistema Nacional de Repositorios Digitales, del que participan los organismos de Ciencia y Técnica del país y entre los que se destaca el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Así surge la reciente decisión del Instituto de Suelos del INTA de emprender la digitalización de 10 mil fichas edafológicas que describen los perfiles de suelo de la provincia de Buenos Aires y que servirán para constituir el Sistema de Información de Suelos.

Por su parte, las circunstancias y la propia razón de Ser del Instituto de Clima y Agua hicieron que comenzara a construir su reservorio a partir de mediados del siglo XX, gracias a los datos que las Estaciones Meteorológicas del INTA producían y retransmitían al Servicio Meteorológico Nacional. Hoy día, esos datos conforman el Sistema de Información y Gestión Agrometeorológico, un espacio que alberga alrededor de 630 mil registros sobre diferentes variables agroclimáticas y continúa en crecimiento.

Estos repositorios no sustituyen el olor preciado de los libros ni el saber acumulado en los compendios de investigación, así como tampoco lo hace la información digital en sí misma. No obstante, podría pensarse que el acceso público al conocimiento a través de los repositorios significa un guiño a la democratización del saber que, en el terreno del agro, supone la posible satisfacción de una premisa extendida entre los productores: “disponer de información de calidad ayuda a tomar decisiones más acertadas que, a su vez, mejoran la competitividad”.