El objetivo de este trabajo estuvo centrado en cuantificar el rendimiento potencial, limitado por agua y el obtenido a campo por los productores e identificar las brechas de rendimiento de los cultivos de maíz temprano y tardío de la región sudeste de Córdoba.
Para el año 2050 se espera que la población mundial supere los 9 mil millones de personas lo cual requerirá un aumento estimado de 60% más de alimentos, fibras y combustibles. Este cambio demográfico significa que se necesitará un gran impulso en la productividad agrícola primaria actual y se estima que el 80% del aumento requerido podría provenir de la intensificación productiva (Sadras et al., 2015). En Argentina, gran parte de los suelos con aptitud agrícola se encuentran en producción y las posibilidades de expandir el área productiva se ve limitada por la fragilidad de los ecosistemas y el riesgo ambiental que este acarrea. Por lo tanto, los mayores esfuerzos se orientan a aumentar la producción por unidad de superficie y alcanzar una intensificación sustentable (Salvagiotti et al., 2016).
La región sudeste de Córdoba , abarca una superficie de alrededor de 2,4 millones de hectáreas en donde conviven condiciones productivas, socio-económicas y ambientales muy diferentes. El abanico de ambientes, abarca suelos de muy buena productividad (Hapludoles énticos a Argiudoles típicos) ubicados en las planicies altas y suelos asociados a las planicies bajas con problemas de hidrohalomorfismo y una capa freática con salinidad y sodicidad variable (Titonell, 2004). En la actualidad, el 65% de la superficie cultivable es usada para la producción de cultivos anuales de cosecha con un predominio de soja y maíz (de Prada y Penna, 2009). El rendimiento promedio de las últimas tres campañas agrícolas de esta región fueron 3,4 y 7,8 t ha-1 para soja y maíz, respectivamente (MAyG, 2017). En este escenario, el análisis de las brechas de rendimiento de los principales cereales y oleaginosas resulta una herramienta clave para determinar los factores que están limitando la productividad de los cultivos. La correcta cuantificación de los rendimientos que se están logrando a nivel de productor y los posibles de alcanzar constituye uno de los primeros pasos para eficientizar el uso de recursos y consecuentemente con ello, incrementar la producción regional.
Diversos estudios generaron información acerca de los rendimientos potenciales y brechas de producción de los diferentes cultivos empleando distintos métodos (Sadras et al., 2015). Una de las metodologías más utilizadas para tal fin es la simulación de cultivos. Grassini et al., (2011) utilizaron un modelo de simulación que requiere valores diarios de radiación solar y temperatura máxima y mínima para simular el rendimiento potencial de maíz en la región centro sur de Nebraska, USA. Ellos estimaron un potencial de rendimiento promedio de 15,4 t ha-1 utilizando para la simulación las prácticas actuales de manejo promedio de los agricultores. También Laborte et al., (2012) estimaron los rendimientos potenciales de arroz y las brechas de rendimiento en cuatro regiones del sudeste de Asia utilizando un modelo que aplica tasas de desarrollo de cultivos calculadas a partir de las etapas fenológicas observadas, las formas de establecimiento de cultivos y las fechas de siembra promedios reales de los agricultores. A raíz del desarrollo de diferentes técnicas para el cálculo de los rendimientos potenciales y de estimación de brechas de producción, Van Ittersum et al., (2013) evaluaron las implicaciones del uso de diferentes métodos basados en los rendimientos simulados o reales para la evaluación de la brecha de rendimiento a nivel local. Ellos encontraron que el modelado de cultivos fue la forma más confiable de estimar el rendimiento potencial y el rendimiento limitado por agua para un cultivo específico. El objetivo de este trabajo estuvo centrado en cuantificar el rendimiento potencial, limitado por agua y el obtenido a campo por los productores e identificar las brechas de rendimiento de los cultivos de maíz temprano y tardío de la región sudeste de Córdoba.
Fuente: INTA Marcos Juárez