La enfermedad fúngica, impulsada por condiciones climáticas «fuera de lo común», ya se ha detectado en toda la zona productiva de la provincia, exigiendo monitoreo constante y acción inmediata para evitar pérdidas severas. La info de la mano con el Laboratorio de Fitopatología de la UCC.
Productores de garbanzo en Córdoba se enfrentan a un desafío significativo con la confirmación de un brote generalizado de rabia del garbanzo, una enfermedad causada por el patógeno Ascochyta. La situación es crítica, con muestras positivas recibidas de prácticamente toda la zona de producción de garbanzo en la provincia.
La aparición de este brote no es casual; se debe a una combinación de factores climáticos «totalmente propicios». Tras una salida de agosto con bastante humedad, las temperaturas actuales han superado los 19 grados, la marca necesaria para el desarrollo de la enfermedad. Además, la campaña actual ha registrado lluvias «fuera de lo común», con precipitaciones de entre 60 y 80 milímetros en zonas de secano, condiciones más que suficientes para desencadenar el proceso del hongo. Las expectativas de nuevas lluvias en el horizonte solo aumentan la preocupación.
Una Amenaza Persistente y Grave
La rabia del garbanzo, causada por el hongo Ascochyta, es un patógeno que permanece de año en año en el rastrojo. Se manifiesta inicialmente con manchas circulares, grisáceas o blanquecinas, en el follaje, que luego desarrollan puntos negros, signo de la estructura de dispersión del hongo. Esta es una enfermedad grave y limitante de la producción, considerada «la primera enfermedad con la cual tenemos que luchar en el garbanzo». Su impacto es tal que la planificación de un sistema productivo con garbanzo ya contempla la necesidad de aplicaciones para Ascochyta.
La importancia de un control temprano radica en que el hongo no solo afecta el follaje, sino que también puede extenderse a los cascabullos (vainas) y, crucialmente, a las semillas. Si no se controla a tiempo, la calidad y cantidad de la cosecha futura se ven seriamente comprometidas.
Monitoreo y Acción Química Inmediata
Ante la propagación de la enfermedad, la principal recomendación para los productores es el monitoreo constante. «Lo único que queda para aquellos lugares donde no la han encontrado es que la busquen», advierten los expertos, ya que la enfermedad puede aparecer en cualquier momento si las condiciones son propicias. No se debe dejar que avance; es imperativo «parar la enfermedad».
El control que se debe realizar es químico, y la clave es «no podemos llegar tarde». Afortunadamente, existen fungicidas con buen efecto. La recomendación es clara: consultar con el asesor técnico que monitorea el cultivo para determinar el producto más adecuado a utilizar.
Campaña Complicada: Atención desde el Principio
Con la enfermedad ya detectada y los cultivos en etapas cruciales como la floración y la formación de los primeros cascabullos, el pronóstico para la actual campaña es que será «complicada» y requerirá una atención constante. «No es una campaña para dejarla que vamos a verla en cosecha cómo nos va», enfatizan los especialistas. La vigilancia debe ser permanente desde el principio, y el seguimiento debe incluir tanto el pronóstico meteorológico como la presencia de la enfermedad en el campo. La meta es asegurar que la semilla recolectada no presente el patógeno.

