Educación, Ovejas y Proyección: La Escuela de Córdoba cuya pasión ovina no sabe de fronteras

El IPEA 291 de General Cabrera celebra 50 años de formación agropecuaria integral bajo el liderazgo de María Elena Gauna, transformando vocaciones a través de la raza Hampshire Down y logrando el campeonato nacional, lo que les abrió la puerta para representar al país en el exterior y soñar con el Congreso Mundial de 2026.

La escuela agrotécnica IPEA 291 de General Cabrera, Córdoba, se ha establecido como un referente educativo que irradia compromiso con el campo argentino y se distingue por una identidad profundamente ligada a la producción ovina. La institución, ubicada sobre la Ruta Nacional 158 en el corazón geográfico del país, acaba de cumplir 50 años desde su creación, habiendo iniciado su trayectoria bajo la órbita de la Universidad Nacional de Río Cuarto antes de integrarse a los sistemas educativos nacional y provincial.

Hoy, con 402 alumnos, la escuela continúa siendo un faro en la región, ofreciendo una formación agropecuaria integral y de doble jornada donde la teoría y la práctica se entrelazan desde el primer día. Muchos estudiantes viajan largas distancias para acceder a esta educación. Los jóvenes inician su formación con talleres de avicultura, cunicultura, transformación de productos y múltiples prácticas en producción animal y vegetal. Posteriormente, entre cuarto y séptimo año, combinan fundamentos teóricos con actividades prácticas de alto nivel en entornos formativos reales. Un pilar clave de su modelo son las pasantías: más de 30 empresas reciben a los alumnos de séptimo año, facilitando su inserción en el mundo laboral antes de obtener el título técnico.

El Sello Hampshire Down: De la Herencia a la Genética de Élite

Si hay un elemento que define al IPEA 291, es su especialización y referencia nacional en la producción de ovinos. Este prestigio se centra particularmente en la raza Hampshire Down, reconocida como una de las más prestigiosas del mundo.

Esta identidad ovina comenzó hace más de 40 años con la llegada de ejemplares de la legendaria cabaña La Angelita, propiedad del productor Manuel Spina, quien fue pionero en importar carneros desde Nueva Zelanda. Esta herencia dio vida a la cabaña escolar Don Manuel, que actualmente posee 60 madres puras de pedigrí.

Un momento crucial en el desarrollo de la cabaña fue la relación forjada con Gonzalo Foulquet, histórico cabañero de Los Abrojos de Uruguay y referente absoluto de la raza Hampshire Down en el Mercosur. Foulquet vio el potencial y la pasión genuina de la escuela, lo que permitió a la institución importar genética uruguaya en 2005, un hecho excepcional para una escuela pública argentina. Su visión de que el conocimiento debe circular dejó una marca indeleble, y muchas líneas genéticas actuales en Argentina y otros países llevan ese sello.

De Campeones Nacionales a Misión Educativa en Chile

La seriedad con la que los estudiantes abordan la producción ovina se refleja en sus logros. Tras varios terceros puestos, los alumnos del IPEA 291 se consagraron campeones nacionales en las Olimpíadas Ovinas el año pasado, en las que participan desde 2011. Este triunfo les otorgó la oportunidad de representar a Argentina en Chile, en un viaje que la directora María Elena Gauna calificó como profundamente transformador.

Junto a los alumnos del IPEA 292 de Adela María, viajaron a la región de La Araucanía, donde no solo compitieron, sino que enseñaron. En Villarrica, Vilcún y en la exposición SOFO de Temuco, los jóvenes argentinos de 17 y 18 años compartieron métodos de manejo ovino, buenas prácticas, bienestar animal y técnicas aprendidas en la escuela, instruyendo incluso a productores adultos chilenos con décadas en la actividad.

El impacto social de la visita fue notable: en Chile, los productores ovinos enfrentan el desafío del envejecimiento y la falta de relevo generacional. La preparación, actitud y educación técnica de los jóvenes argentinos generaron una gran admiración entre los chilenos.

El Sueño del Congreso Mundial 2026

La directora Gauna, ingeniera zootecnista con 33 años en la institución, sostiene que el esfuerzo y la pasión son el motor de la transformación. Ella impulsa la escuela con la convicción de que «El chip lo tenemos que cambiar nosotros, los adultos».

Actualmente, la escuela trabaja activamente con la Asociación Argentina de Criadores de Hampshire Down y se prepara para el Congreso Mundial Hampshire Down 2026, que se llevará a cabo en Argentina. Los estudiantes de quinto año ya manifiestan su entusiasmo por saber cuándo viajarán y con qué animales representarán al país. Su máximo anhelo es que el Congreso Mundial incluya un espacio dedicado a jóvenes ovejeros para mostrar su trabajo, difusión y cómo viven la raza dentro de la escuela.

Para María Elena Gauna, si bien sueña con que la cabaña logre algún día un Gran Campeón, sus verdaderos grandes campeones son sus jóvenes. La historia del IPEA 291 es la demostración de que el esfuerzo, el conocimiento y la pasión pueden transformar vidas y comunidades, uniendo generaciones y proyectando al mundo la capacidad del interior argentino a través de una raza ovina.