La cuarta edición del tradicional encuentro reunió a técnicos y productores para analizar en 7 hectáreas de ensayo diversas combinaciones de pre y post-emergencias. Los resultados demuestran que el factor determinante es la gestión del sistema y la respuesta de la naturaleza, más allá de la efectividad de los productos.
Con unos 200 asistentes se llevó a cabo en el Campo Escuela de la Universidad Nacional de Córdoba, la primera de las dos jornadas de Manejo de Malezas, organizada por Co-Ideas y la misma Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC. Según el Ing. Agr. Diego López, la cita «superó las expectativas a pesar de que por la época se hace difícil asistir». Para el profesional, «la gente asiste para ver directamente lo que está sucediendo en el campo, buscando soluciones a un problema realmente grave, como son las malezas resistentes».
En el centro de los ensayos, que abarcan unas 7 hectáreas (con unas 4 hectáreas específicas para las pruebas), los técnicos trabajaron con las malezas más desafiantes. El principal foco de atención es el yuyo colorado (amaranthus híbridos), que está provocando dolores de cabeza a los productores. Otro de los tratamientos que buscan protagonismo es para dominar el sorgo de Alepo, considerada la maleza reina del centro norte de Córdoba» y muy extendida en el país. Los ensayos presentados ofrecen muchas experiencias sobre distintas maneras de controlar esta maleza. El objetivo de los manejos no es necesariamente borrar las malezas, sino mantenerlas «a raya» para tener cultivos con menos presencia.
Gestión Colaborativa y Aprendizaje en Terreno
Los lotes de ensayo han sido trabajados desde hace tiempo, aplicando distintas combinaciones de pre-emergencias, hojas anchas y post-emergencias. Según López, no todo está focalizado en el producto, sino en el manejo: «el objetivo no es culpar a los productos si algo no funciona, sino explicar si el sistema de manejo funcionó o no, y cómo esto se puede solucionar.»
El evento, que tendrá el jueves su segunda jornada y recorrida, es llevado a cabo por COIDEAS, cuya nombre y sigla deriva de «colaborativo». Para los organizadores, esta naturaleza colaborativa es la clave del encuentro en el Campo Escuela. Los diseños de los ensayos, sobre el que los profesionales de COIDEAS vienen trabajando desde hace tiempo, son elaborados por los organizadores, y las empresas que poseen productos que «hacen match con ese manejo» se suman aportando y colaborando con sus soluciones. Aunque las empresas proveen su «receta», el enfoque es de manejo, no de productos.
En estas jornadas, técnicos de empresas, técnicos locales y productores que conocen muy bien sus campos participan activamente, generando un panorama de aprendizaje mutuo. Como señalan los organizadores, si la agronomía de hoy no es colaborativa, «no le sirve nada». La misma empresa, al ver los resultados de los ensayos, «le da una vuelta de tuerca a los propios ensayos».
Para asegurar que los asistentes se lleven información práctica a pesar de la complejidad, se ofrecen «tips» en cada uno de los cierres para que la gente «anote y pueda tener alguna solución» para lo que ya está implementando en su campo.
La Naturaleza Impone la Ley: No Hay Recetas
Uno de los hallazgos más notables de esta serie de ensayos, que llevan con esta la cuarta edición, es que los resultados cambian todos los años. La naturaleza, a través de factores como la lluvia y las temperaturas, finalmente determina cómo se dan los paños de nacimiento de malezas y cómo funcionan los productos.
Para López, por ejemplo, los años secos afectan cómo se incorpora la pre-emergente y cómo nace o no el yuyo colorado. Aunque se pueden hacer predicciones («intentando barajar las cartas de cómo van a salir»), la naturaleza siempre hace su trabajo.
Por último, el socio de COIDEAS destacó que «la variabilidad climática lleva a una conclusión crucial: «las recetas no se pueden dar». El éxito o fracaso de un producto «no es culpa de ellos si funcionan o no, sino cómo la naturaleza viene ese año particular a presentarse y a darnos pelea». Al observar los ensayos a lo largo de los años, se puede entender mejor cómo se comportan los productos bajo las condiciones específicas de ese ciclo. Por este motivo, el llamado es a continuar con este modelo de investigación y divulgación, pues el aprendizaje debe ser continuo y adaptativo», concluyó Diego López.






