El sector de la alfalfa en Argentina se consolida como una potencia productiva de alto potencial, en pleno crecimiento y tecnificación, atrayendo la mirada de inversores globales. La reciente confirmación de la radicación de una nueva planta de la multinacional Fondomonte en Córdoba promete revolucionar la industrialización y exportación del heno, marcando un hito para los más de 270 especialistas y 630 mil hectáreas dedicadas al cultivo en el país.
El sector alfalfero argentino está experimentando un momento de significativa expansión, caracterizado por una fuerte profesionalización y la adopción de innovaciones tecnológicas. Especialistas coinciden en que la alfalfa posee un «altísimo potencial» y puede llegar a convertirse en un rubro productivo tan relevante como el maní en la provincia de Córdoba. Este cultivo es fundamental para introducir nuevas rotaciones junto con el maíz y la soja, y es reconocido a nivel mundial como la «fibra con proteína por excelencia». El mercado global de la alfalfa, de hecho, «crece en una curva imparable».
Profesionalización y Manejo Agronómico de Vanguardia
Lejos de ser la «pradera» tradicional, la alfalfa hoy exige un «manejo agronómico de punta» para ser un negocio rentable. El sector está inmerso en un proceso de tecnificación, que incluye disertaciones sobre fertilidad del suelo y manejo de malezas, entre otros temas cruciales. La clave del éxito radica en «profesionalizar» y «hacer las cosas bien», transformando el cultivo en un negocio consolidado.
Las innovaciones no se limitan solo a los insumos, sino que también abarcan «estrategias de negocio para la exportación, para el mercado, para la industrialización en forma colaborativa entre todos los actores construyendo esas soluciones». El objetivo es claro: industrializar la producción para poder posicionar productos en el mercado exterior.
El Clúster de Alfalfa de Córdoba: Un Ecosistema Colaborativo
El éxito de esta transformación se atribuye, en gran parte, a la capacidad de reunir a los «jugadores más importantes» del sector. El Clúster de Alfalfa de Córdoba es un ejemplo sobresaliente de esta sinergia, congregando a más de 110 o 115 socios. Este espacio colaborativo incluye a industriales, comerciantes, productores y vendedores de insumos, trabajando conjuntamente para todo el sector, no solo para sus miembros. El clúster no solo opera en Córdoba, donde se registran 630 mil hectáreas de alfalfa y el clúster maneja directamente unas 21 mil hectáreas, sino que también se extiende a otras 12 provincias como Buenos Aires y Santa Fe.
Fondamonte: Una Inversión Estratégica con Impacto Regional
Un anuncio de gran relevancia para el sector es la radicación de una nueva planta de la empresa multinacional Fondamonte en Tránsito, Córdoba. Fondamonte, que ya cuenta con una planta en San Vicente (Traslasierra) y es el «principal jugador exportador de Argentina» de alfalfa, tiene un proyecto «declarado y público» para esta nueva instalación. Aunque el proceso está en marcha con un predio concreto definido y aprobaciones en trámite, su impacto se perfila como transformador.
Esta inversión es clave porque la nueva planta buscará «absorber alfalfa de la región», brindando «más estabilidad» y permitiendo que los precios «no dependan tanto de la oferta de demanda del año». Además, Fondamonte, ahora socio del clúster, tiene la intención de comprar gran parte de lo que produzcan los productores locales, «garantizando sobre todo el precio» para aquellos que quizás no poseen la tecnología de secado o el «know-how» para la exportación directa. Esta «red colaborativa» entre la industria, el productor y el comercial es lo que permite el crecimiento, fomentando un modelo donde «no gano si gano solo, sino generando relaciones de ganar con otros».
La llegada de empresas multinacionales como Fondamonte, y recientemente el grupo español Nafosa, al clúster es motivo de orgullo y una señal de que el sector está respondiendo a las «exigencias mundiales de calidad». Estas grandes empresas no solo invierten, sino que también «ayudan a marcar la vara de algunos desafíos que tiene el mundo». El futuro de la alfalfa en Argentina se presenta así como un panorama prometedor, sostenido por la innovación, la profesionalización y la indispensable colaboración entre todos sus actores.