Biodiésel: se abre la puerta de los US$ 1.000 millones

El reciente acuerdo marco con EE. UU. genera expectativas en la industria del biodiésel para reabrir su mercado principal, virtualmente cerrado desde 2018. El sector busca también cambios en la ley local


La esperanza de reabrir el principal destino de exportación

El reciente acuerdo comercial marco entre Argentina y Estados Unidos ha generado un importante abanico de expectativas en el sector agroindustrial, particularmente en la industria del biodiésel. Este sector ve una oportunidad de reabrir el mercado estadounidense, que históricamente fue el principal destino del país. Antes de su cierre, este mercado llegó a representar unos US$ 1.200 millones por año.

Sin embargo, el comercio con EE. UU. se cerró virtualmente en 2018, luego de que ese país impusiera medidas antidumping y antisubsidios. Las sanciones resultaron en aranceles que escalaron hasta el 130%. Argentina ha negado consistentemente haber incurrido en dichas prácticas, pero los aranceles fueron ratificados años después.

Estrategia de cuota: El modelo a seguir

Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), expresó que las empresas «aspiran» a que el biodiésel local pueda ingresar nuevamente al mercado norteamericano.

Para Zubizarreta, este nuevo entendimiento «abre una puerta y un diálogo». Aunque es poco probable volver al esquema anterior de un mercado totalmente abierto, el sector apunta a lograr un acuerdo de volumen (cuota) similar al que ya mantiene con la Unión Europea (UE). Este acuerdo con la UE permite la exportación de un millón de toneladas anuales. Si se lograra algo «parecido con Estados Unidos, estaríamos contentos», resumió el titular de Carbio.

El objetivo principal es asegurar la posibilidad de vender, ya que incluso en el caso de la UE, donde existe una cuota pautada, Argentina ha estado lejos de cumplirla, debido a que «los volúmenes han ido cayendo» por la baja demanda europea.

El drama de una industria «prácticamente parada»

La reactivación de los mercados externos es crítica, ya que la industria exportadora de biodiésel ha estado funcionando muy por debajo de su promedio histórico. El cierre del mercado estadounidense desde 2017 y las múltiples medidas aplicadas en la Unión Europea son responsables de gran parte del recorte exportador.

Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) de octubre, hasta agosto de este año, solo se habían exportado 140.000 toneladas, lo que representa una caída interanual del 52%. Esta cifra contrasta drásticamente con los 1,5 millones de toneladas que la industria llegó a despachar hace una década.

Esta crisis ha «dado vuelta» la composición de la producción: hace solo una década, el 70% del biocombustible fabricado se destinaba al exterior; hoy esa proporción se redujo a solo el 22%.

Además de las dificultades con EE. UU. y la baja demanda en la UE, la industria enfrenta el desafío de la competencia del biodiésel FAME con el HVO o renewable diesel en los principales países productores de biocombustibles.

Se abre otra ventana: El caso Perú

Además del foco en Estados Unidos, la industria trabaja para reabrir otros mercados clave. Perú, que era el segundo mercado en importancia para Argentina, también aplicó sanciones por dumping en 2016.

Actualmente, el Gobierno argentino, a través de Cancillería, está acompañando a la industria en un proceso de rechequeo de las medidas tomadas por el país sudamericano. El mercado peruano podría representar unas 250.000 toneladas, lo cual «todo suma en una industria que está prácticamente parada», afirmó Zubizarreta.

La necesidad de la competencia interna

Otro gran desafío para las grandes fábricas exportadoras es la modificación de la Ley de Biocombustibles local, que actualmente solo permite a las pymes comercializar el producto en el mercado interno.

El sector está «alineado en un cambio de ley», buscando que esta norma deje de ser un «limitante a nuevas inversiones». El dirigente de Carbio sostuvo que, además de buscar ampliar el corte de biodiésel con el gasoil, es fundamental que se permita la competencia en el mercado doméstico. El esquema actual es percibido como «restrictivo y discriminatorio a las empresas más eficientes», por lo que cambiarlo es vital para que «haya inversiones».

El desafío que enfrenta la industria argentina del biodiésel es comparable a intentar hacer funcionar un motor potente con un freno de mano puesto. Necesita que se liberen tanto las rutas internacionales (acuerdos comerciales como el de EE. UU.) como la carretera doméstica (cambios en la ley local) para poder retomar su velocidad máxima y atraer nuevas inversiones.