La Resolución 128/2025 redefine, clasifica y establece lineamientos claros para los productos biológicos, abriendo una ventana de oportunidad clave. Sin embargo, persisten desafíos como la desconfianza del productor y la necesidad de mayor respaldo técnico y apoyo financiero para liberar su vasto potencial.
El Gobierno argentino ha dado un paso fundamental para el sector agropecuario con la reciente publicación de una resolución que actualiza las condiciones para que un producto sea declarado como bioinsumo. Esta medida, impulsada por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, dependiente del Ministerio de Economía, se perfila como un factor clave para darle un nuevo y más profundo impulso a este mercado.
Según Ignacio Moyano, vicepresidente de Desarrollo de Negocios de Dunham Trimmer, una empresa líder en investigación de mercados para el sector biológico, la nueva normativa, Resolución 128/2025, redefine, clasifica y establece lineamientos más claros para la evaluación y adopción de estos productos en el agro nacional. Moyano destaca que esta actualización llega en un momento crucial, cuando aún persisten dudas por parte de los productores y barreras estructurales que frenan su adopción.
Cambios Clave en la Regulación de Bioinsumos
La resolución introduce una definición moderna y más inclusiva de bioinsumo, abarcando productos compuestos por microorganismos, extractos bioactivos o macroorganismos, con aplicaciones en la producción agropecuaria, agroindustrial y agroenergética. Además, los agrupa en tres categorías principales:
• Nutricionales vegetales: incluyendo biofertilizantes y bioestimulantes.
• De control biológico: como agentes de control, semioquímicos y estimuladores de defensas.
• De uso agroindustrial o energético: que comprende, entre otros, probióticos y polinizadores.
Otro cambio relevante es la reestructuración del Comité Asesor en Bioinsumos de Uso Agropecuario (Cabua), que ahora contará con una participación ampliada de instituciones públicas y privadas, como INTA, CONICET, INTI, SENASA y cámaras del sector. Se mantiene y formaliza, asimismo, el Sello Bioproducto Argentino, una distinción oficial de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, destinada a destacar biomateriales, bioproductos y bioinsumos de la industria nacional elaborados con materias primas renovables del sector agroindustrial, que se distingan por su innovación y aporte a la sostenibilidad.
Oportunidades y Desafíos del Mercado Biológico
Para Moyano, una definición más clara y amplia de los bioinsumos puede fortalecer el mercado de productos biológicos, el cual, a pesar de un crecimiento sostenido, se ha visto limitado por la desconfianza de los productores y el contexto económico-financiero nacional. Los comercializadores coinciden en que las ventas son bajas, en parte, porque los productos aún no cuentan con suficiente respaldo técnico difundido o experiencias comprobadas en campo.
Factores externos como las restricciones macroeconómicas, la falta de acceso a crédito y la incertidumbre política también limitan la inversión de los productores en estas nuevas tecnologías, percibidas a veces como más riesgosas.
Actualmente, los productos biológicos representan entre el 3,5% y el 4% del mercado de insumos agrícolas en el país, mostrando un crecimiento sostenido del orden del 10-11% anual, aunque aún se mantienen lejos de su potencial. Pese a ello, el interés por probar este tipo de productos es evidente, como lo demostró el primer Congreso de Biológicos de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), que reunió a más de 1.000 asistentes.
En dicho congreso, Moyano destacó que uno de los ejes centrales fue la necesidad de una mayor estandarización y capacitación técnica, con el fin de evitar usos ineficaces y fortalecer la confianza en estas herramientas.
El nuevo marco legal, sin duda, brinda condiciones iniciales para una transformación estructural del sector. No obstante, su impacto positivo dependerá de la implementación operativa de los lineamientos propuestos, la articulación efectiva entre organismos públicos, empresas y productores, la capacidad de generar evidencia técnica confiable que respalde los beneficios de los bioinsumos, y el acompañamiento financiero y de políticas activas para facilitar su adopción. El camino hacia la plena expansión de los bioinsumos en Argentina está trazado, pero su éxito final requerirá un esfuerzo conjunto y sostenido.