En el marco de la edición número 14 del Encuentro de Monitoreo y Manejo de Plagas Enfermedades y Malezas, que se llevó a cabo el 11 y 12 de Junio en Córdoba, FMC presentó su vasto portfolio de herramientas para programas de manejo de insectos en cultivos Bt; se destacaron novedades en el uso de su principal producto de este segmento, Coragen®.
En tal presentación, el Ing. Agr. Jorge Morre, gerente de Investigación de FMC, destacó el encaje del portfolio de insecticidas de FMC tanto en maíz como en soja con protección genética para insectos. Asimismo, destacó los nuevos usos de Coragen® para control de Barrenador del Tallo -Diatraea- en Maíz, y en soja para Spodoptera cosmioides, Spodoptera eridania y Helicoverpa armígera.
En el mismo encuentro entrevistamos al Ing. Agr. Daniel Igarzábal, quien trató de establecer las causas por las que las orugas o isocas defoliadoras no estuvieron presentes en las últimas campañas. Entre estas causas menciona la importancia en la adopción de insecticidas que combinan gran contundencia y persistencia en la protección del cultivo y bajo impacto para los benéficos (selectividad). Igarzábal señala al clorantraniliprole -el ingrediente activo de Coragen®– como uno de los principales productos de este grupo y el de mayor adopción.
Ingeniero Igarzábal, ¿Cómo fue la evolución del control de orugas o isocas en el cultivo de soja en los últimos tiempos?
“En los últimos años los productores y técnicos argentinos han cambiado radicalmente sus decisiones de control de insectos. Cuando hasta hace menos de cinco años la receta repetida era el control con cipermetrina y clorpirifos en más del 70% de los casos, hoy en día ese uso se ve claramente minimizado. Se refleja en la caída de las ventas anuales de estos productos, pero se observa también en el aumento de otros activos y en algunas consecuencias beneficiosas para el ambiente y a la producción. “
Sin embargo, las orugas se seguían controlando, ¿cuál fue el cambio en la elección de productos?
“Tanto los fosforados (clorpirifos) como los piretroides (cipermetrina y varios otros) son típicamente de volteo, es decir, hacen el control sobre la población actual de insectos y duran no más de 4 o 5 días en cuanto a su persistencia o actividad insecticida. Si a los 7 días hay una re-infestación se deberá volver a aplicar, y muchos productores al no hacerlo pierden rendimiento. Además las re-infestaciones son más agresivas, ya que estos productos afectan también a los controladores biológicos (otros insectos que se alimentan de la plaga) que no están ya presentes cuando ocurren nuevas infestaciones. Este tipo de productos ha sido paulatinamente reemplazado por otros, que tienen mecanismos de acción diferentes y son selectivos, es decir, solo controlan los insectos plaga, respetando los controladores biológicos. Estos nuevas materias activas para el manejo de plagas tienen además una característica común, logran mayor persistencia, es decir, permanecen activas en el cultivo de soja por mucho más tiempo, actuando también sobre posibles re-infestaciones”
¿Cuáles son estos productos?, ¿El costo es el mismo o similar a los que reemplazaron?
“En primer lugar estas nuevas moléculas son principalmente de ingestión, o sea, el insecto debe alimentarse de las hojas tratadas para ser controlado. Por otro lado los controladores biológicos de la plaga (predatores y parasitoides) no se alimentan de vegetales, por lo tanto no son afectados. A este fenómeno se denomina selectividad. Destacaría 3 grupos de drogas distintas con esta característica: 1) Las diamidas o bisamidas, 2) Las spinosinas y 3) Los ecdisoides. En el primer grupo se destaca el clorantraniliprole, tal vez el de mayor adopción por parte de los productores, que es un insecticida que afecta la parte muscular del insecto a partir de la inducción a liberar el calcio aceleradamente e interrumpir los procesos biológicos. Las spinosinas son derivados biológicos por destilación de un microrganismo bacteriano, que si bien afectan el sistema nervioso de los insectos, poseen selectividad sobre benéficos. El último grupo es de los llamados reguladores de crecimiento, que afectan la muda o cambio de pelecho del insecto impidiéndole continuar su ciclo, en realidad acelerando este proceso cuando aún no está preparado para el cambio de su tegumento. “
“El costo de estos productos es superior a los usados anteriormente, pero al ser más persistentes y asegurar mayor tiempo de protección, los beneficios son similares ya que con otros productos habría que hacer más de una aplicación para lograr los mismos resultados, esto sin contabilizar el beneficio ambiental de preservar los insectos benéficos, que le pueden dar una duración extra a este tipo de productos”.
Sin embargo todavía hay una cierta reticencia a usar estos productos solos y se usar en mezclas con los productos que Ud. mencionó primeramente.
“Es cierto. Aún queda esa idiosincrasia técnica de querer ver al insecto muerto después que se produce la aplicación, o sea, hay una nostalgia del volteo. Estos nuevos insecticidas son de acción más lenta y tardan un par de día en observarse los resultados. Entonces muchos técnicos y productores eligen mezclarlos, para tener volteo y persistencia a la vez. Esto no me parece acertado, ya que perdemos la selectividad respecto a los controles biológicos.”
¿La mezcla de productos produce resistencia?
“En realidad este fenómeno de la resistencia, del cual mucho se habla y se trabaja hoy en día sobre malezas y herbicidas, tarde o temprano llegará a los insectos afectando a los insecticidas. Es que cuando una acción, en este caso un insecticida, se repite sobre un mismo organismo muchas veces, se generan individuos capaces de bloquear este efecto, los que al reproducirse, hacen que el producto no tenga efecto. Las mezclas tienen la desventaja de poder producir resistencia cruzada, es decir, a ambas drogas. Pero repetir un mismo principio activo, mezclado o no induce la aparición de insectos tolerantes y luego resistentes. Por eso es una gran oportunidad para el manejo de plagas la co-existencia de varias drogas selectivas y persistentes, ya que la rotación de diferentes mecanismos de acción, como lo tienen los tres grupos mencionados, es la base del manejo y prevención de la resistencia”.
¿Son estos productos la causa por la que no hubo orugas o isocas en el cultivo de soja en las últimas campañas?
“Nunca hay una sola causa. La principal es la climática. Dos años seguidos con altas precipitaciones, deprimen las poblaciones de polillas y pupas, que son parte del ciclo de estas plagas. Suelos húmedos y anegados hacen que la emergencia de adultos a partir de las pupas sea menor, pero también las tormentas convectivas del último verano han colaborado en esto. Otra causa es la adopción de sojas con genes de resistencia. Más de 90% en el Norte y hasta el 50% de la soja plantada en el centro del país es Bt. Una polilla (madre de las orugas que se alimentaran de la soja) que pone huevos en una planta Bt no tiene posibilidades de prosperar en cuanto a la supervivencia de la larva. También entonces colabora con la depresión de la población. Y los productos selectivos, al promover el control biológico también colaboran en la expresión de este fenómeno de bajas poblaciones de orugas defoliadoras en soja. En nuestros monitoreos del norte de Córdoba es notable el incremento de predatores como arañas en todos los lotes.”
“¿Debemos olvidarnos de las orugas defoliando la soja?”
“De ninguna manera. Primero porque hay orugas que no estuvieron ausentes, al ser tolerantes a Bt, como las Spodoptera, y hubo sojas Bt con gran defoliación. Por otro lado las condiciones climáticas han cambiado. Un solo factor no va a ser tan influyente en la expresión de poblaciones de orugas defoliadoras en soja. El fenómeno de ausencia en las campañas anteriores solo se explica cuando las causas antes citadas se dan conjuntamente. Por eso creo que en esta campaña las orugas van a volver a colonizar los lotes de soja en argentina, al menos mucho más que en campañas anteriores”.