La planificación forrajera estratégica y el manejo de la condición corporal de las vacas son claves para disparar los índices reproductivos y productivos, superando el promedio nacional.

En el norte de Córdoba, la cría bovina enfrenta el desafío de la variabilidad climática y la estacionalidad de la producción de forraje, factores que condicionan la condición corporal (CC) de las vacas al servicio y al parto, impactando directamente en los índices de preñez, parición y destete. A nivel nacional, los destetes promedian un 60-64% desde hace décadas, muy por debajo del potencial de más del 80% que se observa en rodeos bien manejados. Sin embargo, la evidencia demuestra que esta brecha puede cerrarse con una gestión adecuada.
La Oferta Forrajera: El Motor de la Reproducción
La Condición Corporal (CC) de las vacas es un indicador fundamental: vientres con CC baja (≤2/9) muestran preñeces muy inferiores, mientras que elevar la CC antes y durante el servicio es determinante. En prácticas regionales, asegurar una CC de 5 al parto y lograr ganancias de peso durante el servicio mejora sustancialmente la concepción. Un plan que garantice una oferta forrajera suficiente y oportuna no solo mejora la CC (con una meta práctica de CC ≥ 5 al parto y ganancia de peso durante el servicio), sino que también eleva la ciclicidad y la tasa de concepción, estabilizando el destete incluso en años de sequía. Estudios recientes confirman que campañas con planificación forrajera y manejo reproductivo ordenado logran preñeces superiores al 85%, aun con sequía, si las vacas inician el servicio en buena CC.

¿Cuánta «Comida» Necesitamos en el Norte de Córdoba?
La base forrajera en la región serrana y semiárida de Córdoba se compone principalmente de pastizal natural bajo bosque chaqueño, con gramíneas perennes C4 y especies anuales que responden a las lluvias. La producción neta del monte chaqueño serrano se estima entre 1.500 y 2.500 kg de Materia Seca (MS) por hectárea al año, con una marcada estacionalidad. La precipitación anual (aproximadamente 500-700 mm), concentrada en verano, provoca fuertes oscilaciones en la oferta; en años secos, la producción forrajera puede caer a menos de la mitad del promedio, comprometiendo la condición corporal del rodeo.

El sobrepastoreo y la falta de descansos reducen la cobertura de especies forrajeras palatables y favorecen la invasión de leñosas, obligando a manejar la carga con cautela. Para sostener una carga de 0,2–0,3 Equivalentes Vaca (EV) por hectárea en monte nativo, es crucial complementar con pasturas megatérmicas implantadas o forrajes diferidos para evitar caídas de CC en los vientres. En sitios áridos, donde más del 50% de las parcelas miden menos de 1.000 kg MS/ha/año, se exige un manejo de la carga aún más precautorio.
Las pasturas megatérmicas implantadas como Gatton panic (Megathyrsus maximum), Grama Rhodes (Chloris gayana) y Buffel Grass (Cenchrus ciliaris) son herramientas valiosas. En experiencias locales, el ajuste de carga y la asignación forrajera con estas especies elevaron la producción de carne por hectárea. Bien manejadas, estas pasturas amortiguan los baches de otoño-invierno con reservas diferidas y se adaptan a ambientes semiáridos con lluvias estivales, tolerando el déficit hídrico en momentos clave. En la región semiárida de Córdoba, Gatton panic ha mostrado rendimientos de 6.000–10.000 kg MS/ha/año, dependiendo del manejo y la fertilidad del suelo. Otras, como Cenchrus ciliaris y Chloris gayana, aunque menos productivas, exhiben mayor persistencia bajo sequía y sobrepastoreo, siendo valiosas para productores con baja inversión.

Manejo Clave para Maximizar la Producción
Para las pasturas megatérmicas, la altura de entrada y salida del pastoreo es determinante: se aconseja iniciar con 60–70 cm y dejar un remanente de 20–25 cm en Gatton panic para asegurar su persistencia. Una asignación de 80–100 g MS/kg Peso Vivo (PV)/día maximiza la producción de carne por hectárea, pero cargas excesivas reducen la longevidad de la pastura. Es indispensable dejar descansos a fines de verano para acumular crecimiento y diferirlo, un momento clave para atravesar los baches invernales.
Los sistemas mixtos (monte + megatérmicas + diferidos) permiten duplicar la carga animal (de 0,3 a 0,7 EV/ha) en comparación con el uso exclusivo de pastizal y monte nativo. Los rodeos que entran al servicio pastoreando megatérmicas mantienen una mejor condición corporal, lo que se traduce en incrementos de 15–20 puntos porcentuales en preñez y hasta más de 50 kg de ternero destetado por vaca.
Un Paquete Práctico para el Éxito Reproductivo
Para garantizar el forraje en el momento justo, se propone un plan que integra varios aspectos:
- Planificar el servicio según la curva de forraje: Estacionar el servicio entre 60 y 90 días, iniciándolo cuando las vacas alcanzan una CC de 5. Ajustar la fecha para que el pico de demanda (inicio de lactancia) coincida con la mejor oferta (fines de primavera – inicio de verano). Los resultados esperables son preñeces superiores al 85% con buena CC y oferta.
- Manejo de la asignación forrajera y la carga, y diversificación: Es fundamental medir la disponibilidad de forraje, definir la asignación diaria (kg MS/100 kg PV) y rotar. Si la oferta cae por debajo del umbral objetivo, se debe bajar la carga para evitar pérdidas de CC. Asignaciones medias (≈80 g MS/kg PV) han maximizado los kg de carne/ha en ensayos locales. La diversificación de la base forrajera con especies como Grama Rhodes, Gatton panic, Panicum coloratum, Buffel grass, Pasto llorón o Digitaria eriantha, junto con diferidos estratégicos y suplementación (energética/proteica/mineral) en baches forrajeros, mejora la estabilización productiva en ambientes semiáridos.
- Herramientas reproductivas que «multiplican» el efecto forrajero: Ante un déficit de oferta, el destete temporario, precoz o anticipado puede aumentar la preñez entre 20 y 30 puntos porcentuales en comparación con grupos testigo, al aliviar la carga sobre el vientre.
Para un control efectivo, se deben monitorear indicadores como la preñez al tacto (45–60 días pos-servicio), la parición, el destete y el peso al destete, la Condición Corporal en pre-servicio, pre-parto y parición, y la oferta forrajera (kg MS/ha) y carga (EV/ha).

Impacto Esperado e Indicadores Clave
Sistemas nacionales bien manejados reportan preñeces del 85-90% y destetes de al menos 80% cuando la Condición Corporal y la oferta de forraje son adecuadas. Esto representa una brecha de más de 20 puntos porcentuales respecto al promedio país (60-64%). La región centro-semiárida de Córdoba históricamente se ubica por debajo de su potencial cuando falta forraje y orden reproductivo; la mejora forrajera sostenida es la palanca de cambio.
La evidencia científica y de campo demuestra que incrementar la oferta forrajera en un 20% mediante la implantación de pasturas megatérmicas en sistemas ganaderos del norte de Córdoba tiene un impacto directo en la eficiencia reproductiva del rodeo. Un aumento significativo en la disponibilidad de forraje por vaca (como entre 2,5 y 4 kg de MS/kg PV, equivalente a un incremento del ~60%) eleva la preñez en un 25%. Incluso con un aumento más conservador (por ejemplo, un 20%), es razonable esperar incrementos en preñez y destete del orden del 8-10%. Además, un mayor peso al destete se traduce en mayores kilos producidos por vaca.
Riesgos y Consideraciones para el Productor
Implementar estas mejoras conlleva riesgos tecnológicos y económicos que deben ser gestionados:
- Tecnológicos: Posibles fallas en la implantación de megatérmicas (por elección varietal, temperatura de suelo, competencia de malezas o falta de cobertura) o baja persistencia sin descansos adecuados. También, sobre o subcarga por no medir la oferta. La sequía es otro riesgo importante. La mitigación incluye análisis de sitio, control de malezas, manejo de fechas de siembra, asegurando fertilidad mínima de los lotes, monitorear disponibilidad de MS/ha y ajustar la carga, y disponer de reservas forrajeras (diferidos), suplementación estratégica y descarga de campo en tiempos oportunos.
- Económicos: Inversión inicial (implantación, alambrado eléctrico, agua) y costos de oportunidad, con el riesgo de un retorno lento en años secos. Además, la variabilidad de precios (ternero/insumos) y de la producción (kg MS/ha). La mitigación implica presupuestos forrajeros anuales, análisis de sensibilidad, diversificar la base forrajera y realizar en años climáticamente favorables alternativas de recría y ciclo completo para repartir el riesgo.
Conclusión: ¡No se Trata de Suerte, Sino de Manejo!
En el norte de Córdoba, garantizar una oferta forrajera suficiente y a tiempo –mediante la diversificación de especies, la rotación con asignación medida, y el uso de diferidos y suplementos– permite subir la Condición Corporal en momentos clave, acortar el anestro posparto y elevar la preñez (≥85%) y el destete (≥80%) en rodeos bien manejados. Este paquete de manejo exige planificación y una gestión proactiva de riesgos (tecnológicos y económicos) para superar la brecha histórica respecto al promedio país. En síntesis: primero el pasto, después los terneros.
Si desea más información o asesoramiento:
Ing. Agr. (Ms. Sc) Burghi, Victor
burghi.victor@inta.gob.ar
AER Deán Funes
Agosto 2025