Un escenario agrícola inédito se vislumbra para la campaña de gruesa 2025/26, con el maíz proyectando una cosecha histórica tras superar los embates de la «chicharrita» y la falta de agua. Por otro lado, la soja continúa su tendencia de reducción de superficie sembrada, en un contexto de abundancia hídrica que genera tanto optimismo para el trigo como alerta por posibles excesos en zonas clave.
La campaña agrícola 2025/26 se presenta con contrastes marcados para los principales cultivos del país. El maíz se perfila como el gran protagonista, buscando su «revancha» y con «grandes chances de dejar una cosecha récord». La intención de siembra de maíz aumentaría su área en un notable 16,8 %, alcanzando un área estimada de 9,5 M ha, o incluso apuntando a 9,7 M ha, lo que representa un crecimiento de casi el 17% respecto al ciclo pasado (8,3 M ha). Esta sería la segunda mayor siembra de maíz, solo por detrás del récord de 10,3 M ha de 2023/24, campaña que lamentablemente sufrió un recorte del 18% en su producción debido al virus del spiroplasma y la «chicharrita». Para el ciclo 2025/26, la producción proyectada, bajo un escenario de lluvias normales, es de 61 Mt, superando su mejor marca por 8,5 Mt. Este guarismo se basa en un área de cosecha para grano de 8 M ha y un rinde promedio de 76,2 qq/ha. Es importante destacar que la producción de maíz 2024/25 fue reajustada al alza, pasando de 48,5 Mt a 50,0 Mt, con un rinde promedio nacional de 71,3 qq/ha.
En el polo opuesto, la soja continúa su tendencia de «retroceso», con una «pronunciado recorte» en su intención de siembra para 2025/26. Se estima una baja del 7%, con 1,35 M ha menos que el año anterior, situando la intención de siembra en 16,4 M ha. Esta reducción es vista como una continuación de la tendencia que el cultivo venía manifestando, influenciada también por el factor «chicharrita» en el maíz, y muy lejos de los techos de más de 20 M ha implantadas que se alcanzaron hace 11 o 12 años. De concretarse esta proyección de siembra, la producción de soja podría alcanzar las 47 Mt, considerando un rinde promedio de 29,1 qq/ha.
El panorama para la siembra de la gruesa 2025/26 arranca con «condiciones inéditas» tras cinco años de primaveras frías y secas, y cuatro «Niñas» consecutivas. Actualmente, hay agua en los perfiles, incluso en el oeste del país, situación que se atribuye a un escenario de «Neutralidad fría» en el Pacífico y un Atlántico caliente hasta fin de año en las costas del sur de Brasil y Argentina. Sin embargo, la abundancia hídrica también genera incertidumbre y riesgo. Especialmente en el este y Buenos Aires, donde hay «mucha agua», existe temor a no poder cumplir con la fuerte intención de siembra temprana (septiembre y octubre). Si las lluvias de primavera son excesivas, podrían provocar un cambio obligado de maíz hacia la soja, lo que llevaría a ajustes en la estimación de área maicera. Las áreas del centro y centro-norte de Buenos Aires están particularmente comprometidas por los excesos, y técnicos del área temen que el agua impida la siembra, afectando tanto a la soja como al maíz.
Finalmente, el trigo 2025/26 también presenta un escenario de «grandes esperanzas y áreas muy vulnerables». Las lluvias récord de julio y, sobre todo, agosto, han generado condiciones óptimas de crecimiento para el trigo en gran parte del oeste de la región pampeana, donde se registraron entre 400 y 600 mm de lluvia. El potencial de rindes en Argentina en este inicio de septiembre es «inédito». No obstante, existe un gran riesgo por excesos hídricos en zonas que acumulan entre 800 y 1.200 mm, como el sur de Santa Fe, centro oeste de Buenos Aires y sur de Entre Ríos. En esta área, 350.000 ha se encuentran en condiciones entre regular y mala, y algunas ya se han perdido o podrían perderse. A pesar de esto, el 95% de las 6,9 M ha estimadas de trigo exhibe condiciones buenas a excelentes, predominando la calificación «muy buena». Aunque ya se registran aplicaciones por enfermedades como la mancha amarilla, se sigue sosteniendo un horizonte productivo que puede superar los 20 Mt, ofreciendo una gran oportunidad para el cultivo, aunque la amenaza de las lluvias persistentes en Buenos Aires sigue latente, siendo esta la principal provincia productora del cereal.
Por Cristian Russo
Fuente: GEA. Guía Estratégica para el Agro. BCR