La Soja arranca la campaña en terreno dispar: fuerte retroceso frente a inversiones y costos operativos clave

Un informe de CONINAGRO sobre el poder de compra de seis productos agropecuarios revela que, si bien la soja mejora su capacidad adquisitiva frente a la tierra y los fitosanitarios, su relación con los fertilizantes, los fletes y, especialmente, la maquinaria de capital sufre un deterioro significativo, a pesar del efecto residual en los precios de la eliminación temporal de los derechos de exportación.

El sector agropecuario argentino cuenta con una herramienta clave para evaluar la competitividad de los productores: el informe mensual de CONINAGRO, el cual monitorea la evolución de las relaciones entre precios y costos en el agro a través de un análisis insumo-producto. Este estudio se centra en el poder de compra de seis productos esenciales —soja, maíz, trigo, ternero, novillito y leche—, midiendo su capacidad para adquirir una amplia gama de insumos, costos e inversiones, que incluyen herbicidas, fletes, maquinaria, y hasta 20 variables adicionales.

En su más reciente edición, el informe puso el foco en la soja, no solo por su función como referencia clave para la producción agrícola, sino también debido a los cambios significativos en las relaciones insumo-producto provocados por el efecto residual de la eliminación temporal de los Derechos de Exportación.

El Balance Dispar de Octubre de 2025

El panorama inicial de la campaña para la soja es desafiante. Aunque en octubre de 2025 se observó una mejora respecto de la campaña anterior, el balance general sigue siendo dispar en comparación con el promedio de los últimos cinco años. Si bien la soja logra ganar terreno frente a herbicidas y hectáreas, continúa cediendo poder adquisitivo frente a fertilizantes, fletes y bienes de capital clave.

Ganancias Focalizadas: Fitosanitarios y Tierra

Las mayores ganancias en el poder de compra de la soja se concentraron en los fitosanitarios, con un aumento del 13%.

Un ejemplo claro de esta mejora se vio en el glifosato: para comprar un litro de este insumo se necesitaron 14 kg de soja, lo que representa una mejora del 29% en el poder de compra frente al promedio quinquenal.

En lo que respecta a la tierra, también se registraron ganancias modestas. Para adquirir una hectárea en zona maicera, se requirieron 57 toneladas de soja, lo que significa un 1% menos que un año atrás.

Deterioro Frente a Fertilizantes y Bienes de Capital

A pesar de las ganancias en ciertos rubros, la comparación con el promedio quinquenal revela importantes contrastes y deterioros en insumos y costos fundamentales.

Frente a los fertilizantes, la relación se deterioró notablemente: para comprar un kilo de DAP hicieron falta 2,8 kg de soja, implicando una caída del 9% en el poder de compra.

El deterioro es aún más pronunciado en las inversiones de capital:

Maquinaria Pesada: El precio de un tractor hoy equivale a unas 480 toneladas de soja, un 34% más que el promedio de las últimas cinco campañas (aproximadamente 122 toneladas adicionales).

Sembradoras y Cosechadoras: Estos bienes registran una dinámica similar, con la soja perdiendo cerca del 20% de su poder de compra frente a estas inversiones en comparación con el promedio histórico reciente.

Presión en Costos Operativos

Los costos operativos también ejercen una fuerte presión sobre la capacidad de compra del productor. Pagar el salario mensual de un trabajador rural exigió 2,2 toneladas de soja, un 31% más que el promedio histórico (cerca de media tonelada extra).

Finalmente, el transporte no fue la excepción. El flete de 300 km por tonelada requirió 103 kg de soja, lo que implica una pérdida de poder adquisitivo del 14% frente al promedio de los últimos cinco años.

El informe de CONINAGRO subraya que, si bien la soja inicia la campaña ganando posiciones en insumos como herbicidas, el desafío reside en la capacidad del productor para sostener las inversiones necesarias, dado el fuerte retroceso del poder adquisitivo frente a maquinaria, salarios y fletes