Las lluvias también generan un buen perfil de humedad para la campaña de maíz.
Abundantes precipitaciones en la Región Pampeana superan los promedios históricos, sentando bases para una campaña triguera excepcional, con una siembra récord y proyecciones de alta producción. Sin embargo, el futuro del maíz presenta un panorama dual: optimismo en el centro del país y una creciente preocupación por la presencia de la plaga de la chicharrita en las zonas del norte.
La campaña agrícola 2025/26 se vislumbra prometedora gracias a un excepcional régimen de lluvias que ha beneficiado a gran parte del territorio. En lo que va del año, el 73% de la región pampeana ha registrado entre 50 y 300 mm más que la media, superando ampliamente los valores históricos promedio. Las atípicas lluvias de julio fueron clave, sumando milímetros significativos y alcanzando zonas del oeste y norte del país, una distribución poco común que no se veía desde la campaña récord de trigo 2021/22. El noreste bonaerense, por ejemplo, ha recibido más de 300 mm por encima de lo usual, con localidades como Chacabuco y 9 de Julio acumulando más de 1000 mm.
Este escenario hídrico ha establecido excelentes reservas de humedad, cimentando una sólida base para el trigo y el maíz 2025/26. Particularmente para el trigo, las condiciones son inmejorables: se observa un predominio de la condición «muy buena» en el 80% del área triguera, una situación que no se veía hace años y que contrasta favorablemente con el año pasado. La siembra de trigo ha alcanzado 6,9 millones de hectáreas (M ha), una superficie idéntica a la implantada en la campaña récord 2021/22, lo que afirma una proyección que podría superar las 20 millones de toneladas (Mt) bajo un escenario climático normal y rindes promedio.
Buenos Aires y La Pampa han finalizado la implantación del cereal. Aunque se sostienen recortes de área estimados hace un mes en el noreste y sudeste bonaerense –unas 100.000 hectáreas menos– debido a excesos hídricos y un ajuste en los márgenes del trigo que inclinó la balanza hacia la cebada y el girasol. En el norte del país, la situación es mixta. Mientras que hace un mes la falta de agua paralizaba siembras en Santiago del Estero, descontando 40.000 hectáreas, actualmente se esperan lluvias que mejoren el estado de los cuadros ya implantados, que hoy se encuentran irregulares. En Chaco, a pesar de un recorte de 60.000 ha en trigo, los lotes muestran una condición muy buena gracias a las lluvias de julio, con sectores del oeste recibiendo hasta 120 mm.
El girasol emerge como una alternativa atractiva, especialmente en el norte. En Santiago del Estero y Chaco, hay muchas expectativas puestas en la siembra de girasol, impulsadas por las muy buenas experiencias de la campaña pasada con siembras tardías y la ampliación de la ventana de siembra hasta el 15 de octubre. En Chaco, incluso, se considera que, dados los costos productivos y de transporte, el algodón y el girasol son los únicos cultivos que resultan «negocio».
En cuanto al maíz, la campaña 2024/25 está concluyendo, con el 88% de la superficie recolectada, confirmando una producción total de 48,5 Mt y un rinde nacional de 69,2 qq/ha. Mirando hacia la campaña 2025/26, las señales de recuperación del área maicera son claras, con mayores certezas para el centro del país, donde las intenciones de siembra pronostican un aumento interanual del 15 al 20%. Esto se debe a las excelentes expectativas por las reservas de humedad y a la pérdida de atractivo de la soja por los márgenes.
Sin embargo, el panorama cambia drásticamente en el norte. Una seria preocupación por la presencia de la chicharrita (Dalbulus maidis) vuelve a encender las alarmas. En Chaco, las trampas instaladas en localidades como Gancedo, Pinedo y Sachayoj registran más de 300 insectos, una población considerada altísima. Aunque se espera sembrar más maíz en Chaco, se estaría lejos de recuperar los valores históricos previos al gran brote de esta plaga. Es más, la chicharrita ya se observa en lotes de trigo, sirviéndole de hospedante para pasar el invierno, lo que genera inquietud sobre el riesgo de aumentar la presión de inóculo para siembras posteriores de maíz. En Santiago del Estero, a pesar de que se proyecta una relación de 60% maíz y 40% soja como parte de la diversificación de rotaciones, el temor por la chicharrita es palpable.
A pesar del optimismo general, el camino por recorrer es aún largo. Octubre se perfila como un mes clave para el trigo, y técnicos y productores ya están en alerta, previendo un año con la necesidad de muchas aplicaciones por enfermedades. No obstante, el trigo entra a esta etapa crucial con una clara ventaja y muy bien posicionado.
Fuente: GEA. BCR
Artículo: Marina Barletta y Florencia Poeta