En un contexto de precios de fertilizantes tradicionales en constante aumento, la empresa argentina AKO AGRO se posiciona como pionera con sus nano fertilizantes y coadyuvantes, ofreciendo una solución eficiente y sustentable para optimizar los recursos y mitigar el impacto económico en el campo nacional.
La agricultura moderna enfrenta desafíos sin precedentes, especialmente ante el incremento sostenido de los precios de fertilizantes clave como la urea y el fosfato diamónico (DAP). Con la urea cotizando a USD 600 por tonelada y el DAP entre USD 900 y USD 910 por tonelada, la relación insumo/producto se encuentra bajo presión, impulsando una aceleración de la demanda interna y la recomendación de no postergar compras. En este escenario crítico, AKO AGRO, una compañía argentina líder en nanotecnología aplicada al agro, reafirma su compromiso con la rentabilidad y la sustentabilidad de los productores.
La clave de su propuesta reside en la innovación de sus nano fertilizantes, diseñados para ser altamente eficientes y permitir una significativa reducción en los volúmenes de aplicación en el campo. «Esta tecnología está desarrollada con nanopartículas que permiten alcanzar los tejidos más profundos de las plantas de una forma mucho más eficiente, ya que se utiliza menos dosis por hectárea y el impacto ambiental es marcadamente menor», explica Pablo Manzanares, CEO de AKO AGRO.
Estos nano fertilizantes están compuestos por partículas extremadamente pequeñas, con un tamaño en el rango de 1 a 100 nanómetros, lo que les permite penetrar en los estomas de las hojas y llegar a las estructuras internas de la planta con mayor facilidad que los fertilizantes convencionales. Una vez incorporados, los nutrientes se liberan de manera controlada, garantizando un acceso directo a los procesos de crecimiento y desarrollo vegetal. La eficiencia es tal que se logra aportar nutrientes de forma efectiva con solo 250 cm³ en casos donde antes se requerían casi 2 litros por hectárea.
Un aspecto distintivo de la nanotecnología de AKO AGRO es su pionerismo en la certificación de normas avaladas por organismos oficiales y centros científico-tecnológicos de excelencia, lo que respalda la calidad y el desempeño de sus productos. La empresa mantiene un sistema de gestión de calidad y una trazabilidad notoria, asegurando el seguimiento de la aplicación y el uso, y realiza controles y certificaciones constantes para garantizar que la propiedad nanométrica de las partículas no se altere por factores externos.
AKO AGRO, con origen en el rubro químico, se ha volcado a la agricultura sustentable con una oferta integral que abarca soluciones para los principales cultivos extensivos como soja, maíz y trigo, con un fuerte desarrollo en arroz y vasta experiencia en cultivos hortícolas como tomate y pimiento, así como en grandes extensiones de tabaco en el norte argentino. Su línea de productos incluye:
• Nano Fertilizantes: Para una nutrición foliar balanceada y maximización de los rindes agronómicos.
• Coadyuvantes: Con ensayos respaldados por organismos oficiales que certifican su eficiencia.
• Terápicos para semillas: Para un tratamiento inicial adecuado de los cultivos.
• Correctores: Para deficiencias de nutrientes específicos, asegurando una salud vegetal óptima.
El compromiso de la compañía se extiende más allá de la innovación tecnológica, enfocándose en la «relación humana» con sus clientes, algunos de los cuales los acompañan desde hace 25 años, y en la transferencia de conocimientos técnicos a su red de distribuidores para potenciar la actividad agropecuaria. «Creemos que todo lo que venga de la mano de ser eficientes y sustentables es el camino», subraya Manzanares, destacando la importancia de la sinergia entre lo biológico y lo mineral con nanotecnología para lograr una nutrición completa y equilibrada.
Con oficinas propias en Paraguay y Uruguay, AKO AGRO continúa su expansión regional. En un momento donde cada decisión es crucial para la rentabilidad del campo argentino, la propuesta de AKO AGRO se erige como una solución probada y de vanguardia para enfrentar los desafíos de los costos de producción y avanzar hacia una agricultura más sostenible.