El ciclo 2025/26, con siembra récord y clima favorable, permite al INTA medir con precisión el desempeño en rendimiento, sanidad y calidad de sus 12 variedades nacionales.
Condiciones Ideales para la Genética Argentina
El ciclo agrícola 2025/26 se perfila como una de las mejores oportunidades de los últimos años para evaluar el rendimiento de la genética nacional de trigo. El país experimentó un récord de siembra gracias a la recarga hídrica otoñal y a la ausencia de factores abióticos adversos durante el desarrollo del cultivo. Las buenas condiciones de humedad y las temperaturas adecuadas, especialmente las favorables durante el llenado de granos, permiten medir con precisión qué materiales logran los mejores resultados en términos de rendimiento, sanidad y calidad.
Este contexto pone en valor la trayectoria del programa de mejoramiento de trigo del INTA, que comenzó en 1959 en la Estación Experimental Agropecuaria Marcos Juárez, sumando más de seis décadas de trabajo continuo. El potencial de la cosecha depende de la interacción crucial entre la genética y el ambiente; cuando las condiciones acompañan, se puede observar con claridad todo lo que la genética es capaz de expresar.

Actualmente, el INTA dispone de un completo portfolio de 12 materiales desarrollados por su programa nacional de mejoramiento genético:
- Cuatro variedades de ciclo largo, tres de ciclo intermedio y dos de ciclo corto, adaptadas a distintas regiones del país.
- Dos líneas de calidad grupo uno, con alto valor panadero.
- Un material Clearfield, resistente a herbicidas del grupo de las imidazolinonas.
Esta diversidad genética busca ofrecer alternativas estables y competitivas que respondan a los desafíos sanitarios y productivos de cada ambiente.
La Red Nacional y el Potencial Oculto
El INTA trabaja en red a través de seis estaciones experimentales (ubicadas en Paraná, Entre Ríos; Marcos Juárez, Córdoba; y Pergamino, Bordenave, Barrow y Balcarce, en Buenos Aires), integrando a mejoradores, patólogos, ecofisiólogos, biotecnólogos y especialistas en calidad. Las condiciones de la campaña actual son muy valiosas, ya que permiten la evaluación a campo del comportamiento agronómico y sanitario de los materiales, facilitando la selección de los candidatos superiores. Se evalúan entre 60.000 y 80.000 parcelas por año en diferentes etapas del proceso de selección.
El programa participa en la red nacional de ensayos de trigo, coordinada por el Instituto Nacional de Semillas (INASE), que incluye entre 25 y 30 localidades distribuidas en todo el país, evaluando entre 60 y 70 variedades comerciales anualmente. Es importante destacar que el INTA participa en alrededor del 60 % de estos ensayos y 18 de las localidades de la red pertenecen a estaciones experimentales del Instituto.
El trabajo del INTA es fundamental en ambientes extrapampeanos (como Córdoba, Salta, Santiago del Estero, Chaco Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes), donde la información suele ser limitada y el sector privado concentra sus ensayos en la zona núcleo triguera. En estas regiones, el INTA es la única fuente de información oficial sobre el comportamiento de las variedades.

Genética, Manejo y Brecha de Rendimiento
Una vez que se desarrolla la genética, el desafío radica en generar las condiciones para que esta pueda expresar su máximo potencial. Si bien no se pueden modificar las temperaturas o las lluvias, sí es posible manejar la nutrición, el riego y los tratamientos sanitarios.
El conocimiento clave aportado por el INTA sobre el manejo nutricional y el uso eficiente del agua ha permitido alcanzar rendimientos que muestran el techo real del cultivo. Con buena nutrición y disponibilidad de agua, la genética actual puede explorar rendimientos de 7.000 u 8.000 kilos de trigo por hectárea, lo que podría triplicar el rendimiento medio provincial, que no alcanza los 3.000 kilos.
A pesar del potencial, aún existe una brecha significativa entre el rendimiento potencial y el obtenido en campo. Con la genética disponible hoy, cualquier material podría alcanzar 5.000 kilos fácilmente. Aquellos que no llegan a ese nivel se ven afectados por cuestiones climáticas o de manejo, aunque muchos productores de punta están acercándose a este potencial gracias a prácticas como la siembra directa, el manejo de rotaciones y el uso de cultivos de cobertura.

Proyecciones y Comercialización
El trabajo del INTA apunta constantemente a aumentar la ganancia genética y mejorar la sanidad, enfocándose en las principales enfermedades foliares (roya amarilla, de la hoja y del tallo, y fusariosis de la espiga), además de buscar resistencia frente a bacterias y virus que proliferan en campañas húmedas. Junto con el rendimiento y la sanidad, el programa busca asegurar la calidad industrial del grano, ofreciendo productos que reúnan los atributos comerciales exigidos por el mercado, como contenido de proteína, gluten y peso hectolítrico.
Los resultados de la campaña 2025/26 permitirán obtener datos consistentes de las líneas avanzadas, que están próximas a su inscripción. Se adelantó que el INTA presentará dos nuevos legajos para inscripción este año: una línea de ciclo largo y otra de ciclo intermedio largo.
En cuanto a la comercialización, el INTA transfiere información de comportamiento y recomendaciones de manejo a Luis Dreyfus Company (LDC), a través de su empresa de semillas Macro Seed. La compañía se encarga de la multiplicación y comercialización bajo la marca MS INTA. Este esquema de vinculación tecnológica hace del INTA el único programa público de mejoramiento genético de trigo que compite a nivel nacional con empresas privadas, incluso multinacionales.
El último lanzamiento comercial de este programa es MS INTA 324, una variedad de ciclo largo a intermedio, destacada por su alto potencial de rendimiento, muy buena sanidad y excelente calidad comercial, recomendada para ambientes de alto potencial.


