Con perfiles hídricos recargados y cosechas históricas de trigo y cebada, el agua deja de ser la limitante, pero expertos alertan que la falta de nitrógeno, fósforo y azufre amenaza la calidad comercial y la competitividad de los planteos de doble cultivo y maíces tardíos. Se estima que el uso de fertilizantes crecerá más del 7%, pero la clave está en ajustar las dosis a la alta productividad.
La campaña agrícola 2025/26 se desarrolla bajo condiciones consideradas excepcionales, con perfiles hídricos recargados y rendimientos históricos en los cereales de invierno. Ante este escenario, el desafío de la campaña ya no radica en el suministro de agua, sino en el manejo de nutrientes como el nitrógeno, el fósforo y el azufre, que resultan determinantes para sostener el rendimiento y la calidad.
La falta de una estrategia nutricional adecuada podría derivar en serias pérdidas de calidad y competitividad, especialmente en los planteos de doble cultivo trigo/soja de segunda y en los maíces tardíos.
El Riesgo de Caída Proteica en Trigo
A pesar de los rindes récord, la calidad del trigo está bajo escrutinio debido a la posible deficiencia de nitrógeno (N). Para que el trigo alcance la proteína comercial (igual o superior a 10,5%), necesita aproximadamente 30 kg de nitrógeno por tonelada de rendimiento esperado.
Debido a que los rindes proyectados en gran parte de la zona agrícola se sitúan por encima de los 50 o 60 quintales por hectárea, y ante una oferta de nitrógeno que podría ser limitada, los niveles de proteína pueden caer, generando complicaciones en la negociación de precios.
La Ing. Agr. María Fernanda Gonzalez Sanjuan, Gerente Ejecutivo de FERTILIZAR AC, confirmó que, si bien el uso de fertilizantes ha crecido un 6% respecto a la campaña anterior, este aumento se debe al crecimiento de la superficie sembrada de trigo y cebada, y no a una mejora en las dosis aplicadas, que son necesarias en este contexto de alta productividad. Gonzalez Sanjuan enfatizó que cuando el trigo registra valores bajos de proteínas, seguramente también ha resignado rendimiento.
Soja de Segunda Sobre Lotes Agotados
Se proyecta que cerca del 45% del área de soja de esta campaña será de segunda. Tras cosechar un trigo con rendimientos elevados, que demandó una gran cantidad de nutrientes, es probable que una parte importante de las reservas del suelo se encuentre agotada o limitada, en particular las de fósforo (P) y azufre (S).
Si estos elementos no se reponen, la soja de segunda enfrentará limitaciones nutricionales que afectarán su crecimiento, la nodulación, el rendimiento y la calidad final, expresada como porcentaje de proteína. Aunque la soja puede fijar nitrógeno atmosférico, requiere fósforo, azufre y otros nutrientes para desarrollar raíces y maximizar la fijación biológica de nitrógeno, lo que contribuye a generar tanto rendimiento como las «valiosas proteínas».
El Dr. Esteban Ciarlo, Responsable Técnico de la entidad, afirmó que los ensayos en la región pampeana demuestran que la soja de segunda responde significativamente a la fertilización fosfatada y azufrada. En suelos con menos de 15 ppm de P (Bray 1), Ciarlo recordó que se recomiendan dosis de 15 a 25 kg/ha de P (equivalentes a 35-55 kg/ha de P₂O₅) y de 10 a 15 kg/ha de S, idealmente aplicados al momento de la siembra. Estas prácticas pueden incrementar los rendimientos en un 20% a 25% en soja de segunda, sumando 400-500 kg/ha adicionales, además de mejorar la concentración de nutrientes en el grano. El Dr. Ciarlo concluyó que invertir en una nutrición balanceada no solo mejora el rendimiento y la calidad del cultivo actual, sino que también apunta a preservar la salud del suelo para las próximas campañas.
Maíz Tardío: Planificar la Nutrición con Expectativas de Récord
Las complicaciones logísticas ligadas a excesos hídricos han afectado la siembra de maíz temprano en varias zonas, derivando muchos lotes a la siembra de maíz tardío. Dado que las expectativas de rendimiento para el maíz tardío son mayores este año, resulta indispensable realizar análisis de suelo y planificar una nutrición acorde a una mayor productividad.
El Dr. Ciarlo destacó que el nitrógeno, el fósforo y el azufre son los nutrientes esenciales más determinantes, ya que intervienen directamente en procesos clave como la síntesis de proteínas, la generación de energía y la formación de estructuras celulares. Además, el potasio no debe pasarse por alto, especialmente en regiones específicas como el este de Entre Ríos y Corrientes, donde su deficiencia podría limitar el rendimiento.
Asimismo, el aporte de micronutrientes, en particular el zinc, es indispensable, ya que cumplen funciones críticas en la activación enzimática y la regulación del crecimiento, claves para alcanzar el máximo potencial productivo del cultivo. Por lo tanto, una estrategia de fertilización balanceada y basada en el muestreo de suelo se vuelve fundamental para garantizar el éxito del maíz tardío.
Perspectivas de Crecimiento
Se espera que el uso de fertilizantes en la campaña 2025/26 supere los 5 millones de toneladas, representando un crecimiento superior al 7% respecto a la campaña anterior. La Ing. Agr. Gonzalez Sanjuan cerró la perspectiva señalando que es fundamental «aprovechar cada milímetro de agua disponible y transformarlo en grano con los cultivos de verano», lo que solo es posible con un diagnóstico adecuado y una nutrición correcta.


