En un webinar de Academia Pemán, con destacadas disertaciones de los ingenieros agrónomos Pablo Cattani y Gastón Alfaro, reveló cómo la optimización del forraje conservado puede transformar la producción de carne y leche en un negocio predecible y altamente rentable, advirtiendo sobre las pérdidas económicas por malas prácticas y la necesidad de basar la ganadería en datos propios.
La eficiencia en la producción y el uso del silaje se posiciona como un pilar fundamental para la rentabilidad de la ganadería, según los especialistas convocados por Academia Pemán, una iniciativa de Pemán Semillas. Durante un exitoso seminario virtual, productores y expertos exploraron las claves para optimizar uno de los insumos más costosos del sector: el forraje conservado.
La visión estratégica de Pablo Cattani: calidad y errores costosos
El ingeniero agrónomo Pablo Cattani, experto en conservación y uso de forrajes, enfatizó que el silaje representa hasta el 60% del costo total en la lechería y el 60% de la comida en este tipo de producción. Para una ganadería a largo plazo, la previsibilidad y el control de costos son esenciales.
Cattani subrayó que la rentabilidad está directamente ligada a la digestibilidad, la energía metabólica y la energía neta productiva del forraje. Alertó sobre diversas ineficiencias que pueden surgir en el proceso de ensilaje, incluyendo:
• Bajo nivel de materia seca (MS).
• Bajo consumo por parte de los animales.
• Baja producción de grano.
• Falta de estrategia y planificación en su uso.
Una de las advertencias más impactantes del especialista fue el costo de una cosecha prematura: anticipar el picado en solo 10 días puede significar la pérdida de una tonelada de producción por hectárea, el transporte innecesario de siete toneladas de agua y una reducción del 30% en la participación de la espiga en el silaje.
Las pérdidas por temperatura y oxidación en el silo son también un factor crítico. Cattani explicó que la temperatura en el material ensilado es señal de oxidación, lo que se traduce en pérdidas energéticas significativas. Se estima que una pérdida de 0.1 megacalorías equivale a casi 70 kg de carne por hectárea. Para contrarrestar esto, es vital dimensionar los silos para extraer entre 30 y 40 cm de material por día, ya que el oxígeno penetra unos 10 cm diariamente. Si la tasa de extracción disminuye al 15%, las pérdidas por deterioro aeróbico pueden dispararse a un 10-15%.
En cuanto a la elección de cultivos, Cattani recomendó variedades de maíz dentadas por su mayor facilidad de partido y degradabilidad del almidón en el rumen. Para el sorgo, destacó su ventaja en ambientes desfavorables, su floración extendida y la capacidad de macollaje. Remarcó la necesidad de una siembra más precisa para el sorgo, abandonando la siembra «a chorrillo».
Un aspecto clave es el contenido de materia seca (MS) óptimo para el picado, estableciendo un mínimo del 35% de MS. En maíz, se aconseja picar cuando el grano está colmado de almidón, antes del punto negro, para maximizar su absorción ruminal. La altura de corte también es crucial: cortar por encima de la inserción de la primera hoja, aunque signifique sacrificar volumen, resulta en menos fibra, mayor consumo, mayor concentración de MS, más proteína y, fundamentalmente, una mayor digestibilidad del forraje total.
Finalmente, el tamaño de picado ideal se fijó en 1.5 cm y consistente, evitando tamaños inferiores a 1 cm que acelerarían el paso del alimento por el rumen, y no excediendo los 10 cm, lo que provocaría rechazo en el comedero. Para el maíz, el procesado de grano es fundamental: al menos el 50% de las porciones de grano deben ser menores a 5 mm (idealmente 70%), y no se deben encontrar más de tres granos enteros por litro de silaje.
Gastón Alfaro: el impacto económico cuantificado y la gestión basada en datos
El ingeniero agrónomo Gastón Alfaro, especialista en producción de carne y profesor de la Universidad Nacional de Córdoba, puso el foco en la maximización de la renta a partir del uso eficiente del silaje ya confeccionado. Alfaro diferenció entre «perder» dinero y «dejar de ganar» oportunidades, señalando que la mayoría de los problemas en el ensilaje son manejables por el productor. Su mensaje fue contundente: «lo que no se mide, no se puede gestionar; lo que no se puede gestionar, no se puede mejorar». La medición constante y el análisis nutricional del silaje con datos propios son indispensables debido a la gran variabilidad de su calidad.
La materia seca (MS) es un factor crítico. Alfaro demostró la variabilidad de la MS incluso dentro de la misma cara del silo y recomendó muestrearla al abrir un silo nuevo y luego una o dos veces por semana con herramientas accesibles.
Reforzando las alertas de Cattani, Alfaro enfatizó que el material ensilado expuesto al oxígeno puede elevar su temperatura de 13°C a 30°C en solo 3.5 horas, lo que acelera la proliferación de hongos y levaduras y causa una pérdida exponencial de materia seca. Cuantificó el impacto: una pérdida del 20% de MS representa $30.000 por tonelada, lo que en un silo promedio podría significar pérdidas millonarias (ej. 4.3 millones de pesos por una pérdida de 14-15 cm en el frente del silo). La correcta extracción y un avance de 30 a 40 cm por día son vitales.
El especialista también abordó las pérdidas por variabilidad en la utilización del ingrediente. En los feedlots, el uso de silaje tiende a ser más variable que el de otros ingredientes, con pérdidas que pueden oscilar entre el 5% y el 10% debido a que los operadores de pala y mixeros suelen exceder la cantidad prescrita. Un manejo deficiente con un 10% de variabilidad puede implicar cosechar entre 5 y 8 hectáreas adicionales de maíz, mientras que un manejo eficiente (2% de variabilidad) reduce esto a 1-2 hectáreas. La diferencia económica entre un buen y un mal manejo de la pala para el silaje puede alcanzar los 8.6 millones de pesos, lo que equivale a pagar el sueldo de un operario durante 9 meses.
Finalmente, Alfaro analizó la eficiencia del costo por kilogramo de carne producido. Aunque el sorgo pueda ser un 16% más barato por kilogramo de materia seca que el maíz, el kilo de almidón digestible resulta un 9% más caro en el sorgo debido a su menor digestibilidad. Subrayó que, si bien el silaje es una excelente fuente de fibra efectiva, siempre necesita ser corregido con proteína. Un ejemplo contundente mostró que suplementar una dieta a base de silaje con una fuente proteica, aunque sea un 14% más costoso por día, se traduce en un 28% más de ganancia de peso diaria y una eficiencia de conversión un 22% mejor, aumentando el ingreso sobre el costo de los alimentos (ISCA).
Hacia una Ganadería Basada en Datos y Planificación
Ambos expositores coincidieron en que el silaje, cuyo uso está en aumento en Argentina, es un forraje conservado fundamental para la rentabilidad. La planificación anticipada, la medición constante con datos propios y la toma de decisiones informadas son los pilares para transformar la producción ganadera en una «fábrica» eficiente a cielo abierto. La clave no es solo producir, sino gestionar cada etapa con precisión para maximizar las ganancias y evitar pérdidas millonarias.